Ocurrió hace escasos días.
Cuatro internas de la cárcel de Murcia II (Campo del Río), agreden salvajemente a otra reclusa.
En principio, lo que se trató como una violación, tenía también otro fin, buscar droga que podía llevar en el interior de su cuerpo.
Las agresoras de edad media (entre 30 y 40 años), ingresadas por problemas con las drogas, introducen a su compañera por la fuerza en los aseos, donde es objeto de brutales vejaciones en sus partes íntimas. Buscaban droga y para ello llegaron a hacerla defecar en una bolsa e introdujeron su mano y parte de la muñeca en la vagina.
La agredida tuvo que ser atendida en los servicios médicos de prisión. Los hechos investigados en primera instancia era por una presunto delito de violación, si bien el principal objetivo de las agresoras era la obtención de droga.
La investigación está abierta y ha sido separadas en diferentes módulos.
HECHOS QUE SE REPITEN
Nos detallan que también en el mismo centro penitenciario, hace apenas unos días, esta vez en el módulo de hombres, un recluso amenazó a los funcionarios con cristales. Consiguió ser reducido.
Nos indican que en muchos casos y en este en concreto, el objetivo es usar de parapeto a los funcionarios para evitar pagar deudas dentro de la cárcel.
El interno debía dinero a otros presos que se lo reclamaban. Con estas amenazas consiguió ser separado de sus acreedores, aplicándose los artículos 72 o 75.2 del Reglamento que conllevan medidas de aislamiento.
La cárcel es un mundo paralelo. Seguimos pidiendo medidas que eviten estos hechos y haciéndonos eco de las solicitadas por los funcionarios de prisiones.
Periódico Digital Policíah50