Vigilantes de seguridad alertan del caos y descontrol del Servicio Ferroviario de Mallorca

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El Servicio Ferroviario de Mallorca (SFM) se ha situado esta semana en el punto de mira de la inseguridad a nivel nacional como foco de un descontrol y ausencia total de previsión que generó un caos indigno de un país civilizado poniendo en grave riesgo la integridad física de cientos de personas. Los medios locales han denunciado avalanchas y situaciones de pánico en relación al desplazamiento de jóvenes a la fiesta del Much (Sineu) procedentes de Palma, Manacor y diversos puntos de la isla.

En este escenario, los profesionales de la seguridad privada que velan por la protección de pasajeros y el buen funcionamiento del servicio se han visto desbordados e incapaces de hacer frente a una situación inverosímil de total desorganización y desgobierno donde se llegó a comprometer incluso su propia integridad física.

Profesionales de la seguridad apuntan a problemas de organización,  falta de medios e incluso desidia por parte de SFM así como del propio gobierno de las islas ante una situación totalmente previsible y con suficiente margen de maniobra para haber diseñado un plan estratégico capaz de evitar peligrosas aglomeraciones.

Según afirman fuentes cercanas a h50, año tras año esto va a peor, se detectan continuas agresiones de todo tipo hacia los vigilantes que van en aumento así como también amenazas de muerte. A esta situación, le sumamos la falta de experiencia y preparación ya que más del 70% del servicio se cubre con trabajadores que nunca han pisado un servicio de estas características tan complicadas y carentes de formación coherente con la tipología del mismo. Y a todo este cóctel hay que añadir el alarmante recorte de personal y falta de protocolos específicos.

Los profesionales de la seguridad se lamentan de la falta de respuesta por parte de la administración competente capaz de dar respuesta o limitar el acceso al transporte a usuarios altamente conflictivos autores de agresiones e infracciones de todo tipo que van desde la comisión de hurtos hasta viajar sin billete, orinar o defecar no solo en las instalaciones, si no incluso en los propios vagones. También relacionados con roturas de torno y demás mobiliario junto con un largo etc..

Toda esta retahíla de incidentes se tramitamos tal y como se les ordena y marca la legislación vigente sin que finalmente conste respuesta contundente y quedando todo en el vacío. Con lo consiguiente, se logra reforzar de forma positiva esta conducta violenta e incrementar el nivel de impunidad y supervivencia al margen de la ley.

Lo más llamativo de la situación se deriva del mensaje de falsa tranquilidad que se pretende difundir por parte de las administraciones competentes cuyos responsables esbozan sonrisas ante los medios congratulándose por haber aumentado dicho día la seguridad del servicio con un refuerzo de tan solo seis vigilantes de seguridad. Dos vigilante apoyados por dos binomios de línea de tren que dejaron de realizar el cometido de controlar los trenes en su recorrido.
Los profesionales aseguran incluso llegar a tener constancia de agresiones físicas y hasta de carácter sexual en el interior de los trenes debido a la impunidad total ante la magnitud de las aglomeraciones. Denuncian también que el SFM no controló el aforo y tampoco permitió al personal de seguridad realizarlo aunque con la insignificante cantidad de efectivos sería inviable haberlo realizado.

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