“La izquierda brama contra Abascal pero olvida cuando quería la guillotina para el Rey o Rajoy y otros”; “Puente apoya el pacto del PSOE con Bildu, porque es un partido progresista democrático”; “Otegui anticipa que el PSOE les entregará el País Vasco tras Pamplona”; “Sánchez defiende el pacto con Bildu en Pamplona: quienes lo reprochan tienen que hacérselo mirar”; “Humillante despedida a Sánchez que acaba abucheado en el Parlamento Europeo”; “Sánchez no se ha enterado de la lección de Alemania contra los nazis: trabajar desde el centro”; “Junts dice que Puigdemont se reunirá con Sánchez y el presidente no lo niega y evita condenar el acoso de Junts a los jueces”; “ Junts insulta a los jueces del 1-O ante la pasividad del Gobierno”; “La decana de los jueces de Madrid advierte de la deriva del Gobierno: pronto nos pondrán brazaletes”; “Alumnos de 2º de bachillerato abandonan una charla de la universidad complutense por adoctrinarles”. Son algunos de los titulares de los periódicos de los últimos días reflejando los escándalos en los que se encuentra inmerso nuestro país.
Como resultado de lo antedicho, vamos a combatir estas tropelías que pretenden maniatarnos, robarnos nuestra libertad. Nos quieren serviles y paniaguados, nos quieren más que ignorantes, analfabetos, nos quieren domesticados, nos quieren tiranizados. Vamos a combatir a esta gente despreciable que no hace más que mentir y justificar sus tropelías. Vamos a combatir a los sucios medios de comunicación que difunden sus mentiras y justifican sus tropelías. Vamos a combatir a los que están dando constantemente puñaladas traperas a los ciudadanos. Vamos a combatir a los que están despedazando la libertad, la igualdad, la justicia, la separación de poderes, en definitiva, el Estado de Derecho, la democracia auténtica. Vamos a combatir a los que pretenden acabar con nuestra libertad de expresión, con nuestra opinión independiente. Vamos a combatir a los que claman por la muerte de los judíos, mientras defienden a los terroristas de Hamas. Vamos a combatir a los que defienden dignamente a las mujeres en Occidente, mientras permanecen calladitos con las crueldades que las mismas sufren en los países musulmanes, incluida la muerte. Vamos a combatir la mentira, la persecución política, la partitocracia, el despotismo, la arrogancia, la altanería, la soberbia. No podemos resignarnos. Vamos a combatir el independentismo, el secesionismo y/o el separatismo en cualquiera de sus formas. Vamos a combatir que la Amnistía nunca sea aplicada en una democracia. Vamos a combatir a los que tratan de desmembrar España. Vamos a combatir la caza de brujas de los jueces, fiscales y policías, que han cumplido con la Constitución y la ley, además de combatir las comisiones de investigación aprobadas para perseguirlos. Vamos a combatir la persecución de los sindicatos y asociaciones de la Policía y Guardia Civil porque defienden la legalidad constitucional. Vamos a luchar contra la desviación de poder, que reiteradamente utiliza Sánchez en los nombramientos para seguir ocupando las instituciones. Vamos a combatir la corrupción. Vamos a combatir la tiranía bolivariana que nos quieren imponer. Vamos a decir ¡Basta ya! Acabemos con la pasividad y seamos luchadores. Acabemos con el miedo. El hartazgo de la mayoría de la sociedad no puede ser silenciado. Y debemos hacerlo con todos los medios que tengamos a nuestro alcance para que triunfe el imperio de la ley. Lo antedicho tiene que ser el principio del fin. Hay que cambiar de rumbo porque vamos camino de una dictadura y si no lo hacemos las luces de la democracia se apagarán definitivamente. Todo esto ocurre cuando las democracias frágiles enferman y los ciudadanos no luchan para curarlas. Es obligación de todo hombre o mujer de bien defender la verdad y la justicia. Como diría el recién nombrado Presidente de Argentina, Javier Milei, vamos a combatir la injusticia ¡Carajo!
Por último, antes de recogerme, debemos recordar que la psicopatía de Sánchez alcanza su paroxismo con la inversión de conceptos que tan bien definió Shakespeare en Macbeth como característica de lo maligno. Así, al igual que en sus admiradas tiranías bolivarianas, es el gobierno el que acorrala, persigue y controla a la oposición y no la oposición la que controla al gobierno. La mentira es verdad, y la verdad, mentira; la trampa es juego limpio, y el juego limpio, estupidez; la desigualdad ante la ley es convivencia, el agredido debe pedir perdón al agresor, los asesinos son hombres de paz y los manifestantes pacíficos, personas violentas. Y, naturalmente, el ejercicio del poder no sujeto a la ley, arbitrario, mentiroso e irrestricto no es antesala de la tiranía, sino democracia, ya la dijo Fernando del Pino.