Carmen Merino Gómez, la mujer de Utrera residente en Castro Urdiales en Cantabria.
Considerada supuestamente la asesina de su pareja analizaremos los rasgos que, con alto grado de fiabilidad, nos hablan de psicopatía.
Se deshizo del cuerpo y coció la cabeza para, posteriormente pedirle a una amiga guardase una caja con juguetes eróticos y, así, esconder dicho envoltorio de la guardia civil.
Aquí tenemos uno de los rasgos, la manipulación y la mentira. El segundo rasgo la frialdad y carencia de arrepentimiento, la cosificación de la persona.
La persona es como un simple objeto. Por suerte, el hedor desprendido del contenido, un cráneo, ha dado la clave.
Otra característica es la ritualización de las conductas. Primero se deshace del cuerpo y seguidamente, decapita la cabeza, la separa del cuerpo.
Inestabilidad emocional como nos hace ver que era la tercera pareja. Hiperactividad la cual maquilla y disminuye con una actividad que es el baile de sevillanas Como experta terapeuta, aplico la terapia del flamenco en depresión, hiperactividad comprobando su asombrosa actuación a nivel cerebral.
De libera dopamina, un antidepresivo natural y sin efectos secundarios. Siguió su vida y con la cotidianidad del baile y las sevillanas. Actualmente en prisión provisional y sin fianza acaso, en algún momento, simule un atisbo de culpabilidad, pero será por escasos instantes.
O narrará historias rocambolescas. Efectivamente es plenamente consciente de sus actos siguiendo un plan supuestamente premeditado que termina con la entrega de un cráneo en una caja. Quizás también se produzca un contacto con ciertas sectas satánicas regidas por líderes psicópatas. Hay una realidad muy palpable y es que, en la sociedad, convivimos con auténticos psicópatas, aparentemente normales.
De hecho, es habitual su simpatía de cara a la sociedad que contrasta con su personalidad profunda Incluso a veces se muestran totalmente colaboradoras en el caso del que son autores. Cambiante estado de ánimo es otro rasgo, confirmado por sus amistades. La justicia tendrá la última palabra.
Pilar Enjamio. Psicólogo