La Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) denuncia la grave agresión ocurrida este viernes en el Centro Penitenciario Murcia II, donde a las seis de la tarde y en el módulo 9, un interno yihadista le ha cortado el cuello con una lata a un funcionario.
Este preso, en la actualidad clasificado en segundo grado, y se encuentra dentro del Fichero de Especial Seguimiento, en su modalidad de Control Especial (FIES V), con un amplio historial en primer grado con agresiones a funcionarios de prisiones.
El funcionario herido, para intentar defenderse de la brutal agresión se protegió con la mano, con lo cual sufrió heridas a mayores en un dedo.
Otro funcionarios de servicio en el centro entraron a la sala de día con escudos y material antidisturbios para reducir al interno, y con gran esfuerzo lo lograron reducir y trasladar al departamento de aislamiento, no sin antes sufrir otro trabajador una patada en la cara, que la causó lesiones en la nariz con abundante sangrando.
Ante la gravedad de ésta situación, y desde APFP, expresan su preocupación por la nota en la que los funcionarios de prisiones eran considerados objetivos yihadistas, nota que fue remitida por este sindicato al Ministerio del Interior, y sin que hasta la fecha se haya recibido respuesta.
Desde esta organización expresan que esta agresión es fruto del buenismo de la Secretaría General en relación a los internos, el olvido institucional que sufren los funcionarios de prisiones por el Gobierno, que les han dejado a merced de los internos para que les golpeen sin ningún tipo de consecuencia penal.
Desde APFP desean la mejor recuperación de los dos compañeros, y muestran su preocupación ante una espiral de violencia a más, y sin que la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y el Ministerio del Interior sigan sin hacer nada, y ante la cual “estaremos legitimados para tomar las medidas necesarias en defensa de nuestra integridad, nuestro trabajo y de nuestra dignidad”.
APFP reclama al Ministerio del Interior un Estatuto propio como marco normativo, el pase al grupo B del Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias, el reconocimiento de los trabajadores penitenciarios como agentes de la autoridad; adecuación de los medios coercitivos modernos y adecuados de autodefensa y un incremento de las plantillas para ajustarlas a las necesidades reales de los centros penitenciarios para minorar las agresiones que padecen los trabajadores penitenciarios, así como una actualización retributiva con la equiparación salarial con sus compañeros de Cataluña, “igual trabajo igual sueldo”.