Este jueves un preso árabe que responde a las siglas D.M. interno en el módulo dos del Hospital Psiquiátrico de Sevilla y que es descrito como muy agresivo, de gran corpulencia, y con un historial muy violento hacia otros internos y profesionales penitenciarios agredió brutalmente a los funcionarios que se encontraban realizando sus labores en el Hospital Psiquiátrico de Sevilla.
La Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP), relata como en la salida al patio, este preso saca de su celda el colchón destrozado en trozos y lo tira al pasillo del módulo, acto seguido se desploma en el suelo, acuden rápidamente los servicios sanitarios del centro y funcionarios de servicio en otros departamentos, para constatar su estado de salud y a fin de prevenir un ataque del interno, porque éste es su “modus operandi” para atacar a los profesionales penitenciarios del centro como ha hecho en otras ocasiones, remarcan. Comprueban que sus constantes vitales son normales, pero se le traslada al departamento de enfermería para un chequeo más exhaustivo.
En el departamento de enfermería, y sin mediar palabra, esta persona se lanza desde la camilla contra los trabajadores presentes, lanzando golpes, patadas, arañazos y mordiscos, consigue tirar al suelo a uno de los funcionarios y le produce arañazos en el cuello y la cara. Desde el suelo D.M, muerde varias veces en el pie izquierdo a un enfermero, que requirió puntos tanto en la parte interna y externa del pie y posterior derivación hospitalaria a ambos trabajadores. Tras mucho esfuerzo, y con la ayuda de todos los trabajadores presentes, celadores, auxiliares enfermeros y funcionarios se le consigue reducir y trasladar a la celda de contención.
Denuncian que este tipo de sucesos son habituales en los dos únicos Psiquiátricos Penitenciarios que hay en España, ya que todos los internos son enfermos mentales y los cambios de personalidad se dan frecuentemente, “es muy difícil tratar con este perfil de internos ya que la falta de personal especializada, de formación específica y la nefasta infraestructura de los edificios, sólo son contrarrestadas por la profesionalidad que tienen los trabajadores penitenciarios de este tipo de centros”.
APFP reclama al Ministerio del Interior un estatuto propio para los funcionarios de prisiones como marco normativo para su Institución; adecuación de los medios coercitivos al siglo XXI con la aprobación de pistolas taser y un incremento de las plantillas para ajustarlas a las necesidades reales de los centros penitenciarios para minorar las agresiones que padecen los trabajadores penitenciarios, así como una actualización retributiva con la equiparación salarial con su compañeros de Cataluña, igual trabajo igual salario.