El niño de tres años murió aplastado cuando viajaba en un coche en Reino Unido.
En el vehículo el pequeño viajaba junto con su madre y su pareja.
Todo ocurrió en febrero de 2018, si bien no ha trascendido hasta ahora que ha salido el juicio.
El niño puso nervioso al padrastro haciendo ruidos y quiso darle una lección, que acabó con la vida del pequeño.
El niño, llamado Alfie, no paraba de moverse y de gritar durante el viaje en el coche.
El padrastro, Stephen Waterson, se comenzó a agobiar y quiso darle un escarmiento.
No se dieron cuenta de lo sucedido hasta que llegaron al destino.
El cruel castigo que quiso aplicar al niño de tres años, por gritar y moverse, fue aplastarle con el asiento delantero.
Según ha contado la BBC, Alfie, se encontraba a los pies de su madre, en el asiento trasero, siendo aplastado al reclinar el padrastro el asiento delantero.
Según se ha podido conocer en el juicio, el niño al ser aplastado, comenzó a gritar “mami”, hasta que dejó de hacerlo.
En ningún momento Stephen paró el vehículo. La madre y el padrastro pensaron que se había cansado y dormido.
Cuando se dieron cuenta de lo sucedido lo llevaron al hospital, pero ya era demasiado tarde. Falleció un día después a consecuencia de las lesiones.
El informe de la autopsia reveló lesiones por el “aumento de presión en el cuerpo”.
Además de hemorragias externas y hematomas como consecuencia de la rotura de las venas.
La muerte se habría producido por una lesión cerebral isquémica, causada por la falta de sangre y oxígeno y la asfixia por aplastamiento.
En el juicio los padres han sido declarados inocentes, si bien la sentencia no es definitiva.
No nos podemos imaginar el sufrimiento que tuvo que padecer el pequeño Alfie, mientras sus padres no hacían caso de los gritos de angustia del niño.
Cumplieron su objetivo que era dejar de escuchar los gritos del niño, pero ahora escucharan los gritos de la sociedad pidiendo justicia para Alfie.