El 4 de febrero fue el día en el que un guardia civil falleció a consecuencia de las heridas causadas en un atentado días antes y en el que fue asesinado un exterrorista por traición.
El 4 de febrero de 1979, el agente de la Guardia Civil Esteban Sáez Gómez, fallecía como consecuencia de las lesiones producidas en el atentado que sufrió el 29 de enero del mismo año.
Dos Land Rover de la Guardia Civil custodiaban un camión que transportaba 200 kg de dinamita.
Sobre las 08:20 horas, miembros de ETA activaron un artefacto explosivo a la altura del segundo Land Rover.
LA ONDA EXPANSIVA ALCANZÓ EL VEHÍCULO AL CUAL LE ARRANCÓ EL TECHO DE CUAJO.
Acto seguido, miembros de ETA dispararon al vehículo con metralletas, pudiendo ser repelidos por los guardias civiles que iban en el primer vehículo.
Como era costumbre de los etarras, dejaron una segunda bomba escondida para matar a más guardias civiles, si bien fue desactivada por los artificieros de la benemérita.
El segundo artefacto tenía 10 kg de goma 2 y metralla
Por suerte la primera explosión no alcanzo al camión que custodiaban y el cual contenía los 200 kg de explosivo.
Esteban sufrió fractura de cráneo y shock traumático.
TRAS VARIOS DÍAS LUCHANDO POR SU VIDA, FALLECIÓ EL 4 DE FEBRERO
Tres compañeros más fueron heridos como consecuencia de la explosión.
El mismo día 4 se celebró su funeral junto con el del guardia civil José Díaz Pérez, asesinado el día anterior en la puerta del cuartel de Andoain.
Esteban era de Salamanca, tenía 33 años, estaba casado y tenía un hijo.
El 4 de febrero de 1984, dos etarras asesinaron en Guecho a Miguel Francisco Solaun Angulo, delante de su mujer y sus dos hijas dentro de un bar.
Miguel Francisco era ingeniero industrial y perteneció a la banda terrorista en la década de los sesenta.
Dos jóvenes que entraron al establecimiento minutos antes le dispararon por la espalda a bocajarro un tiro que le atravesó el cráneo.
INGRESÓ CADÁVER EN EL HOSPITAL
Miguel Francisco fue detenido en 1969, fugándose ese mismo año de la prisión junto con otros miembros de ETA. Se exilió a Francia hasta que se aprobó la amnistía en 1977.
El ingeniero fue presionado por la banda terrorista en 1981 para que pusiera una bomba en una casa cuartel. Miguel Francisco escribió una carta a un amigo, teniente de la Guardia Civil, contándole como se vio obligado colocar el explosivo en las viviendas.
En la carta explicaba que para no parecer un traidor ante los etarras colaboró en la colocación del explosivo, si bien no lo conectó.
El comando que colocó los explosivos fue detenido, incluyendo a Miguel, el cual recibió una paliza por miembros de ETA militar en prisión.
Los terroristas que mataron a Miguel fueron detenidos por los GEO 12 días después tras un intercambio de disparos en el piso de Baracaldo donde se escondían y en el que un tercer terrorista resultó muerto.
En el piso también se encontraba y fue detenido, Josu Olabarría Santurtún, policía municipal de Baracaldo, que moriría en 1992 al estallarle un artefacto explosivo casero que estaba manipulando.
Miguel Francisco Solaun Angulo tenía 39 años. Estaba casado y tenía dos hijas.