Hoy se cumple un año desde que Pedro Sánchez, Presidente de Gobierno, anunció el estado de alarma.
Nuestra vida cambió por completo, vimos la luz del sol a través de ventanas, aplaudimos, nos emocionamos …
En verano recuperamos la libertad y parecía que también nuestra anterior vida, pero cuando se fue el calor, el Gobierno decretó un segundo estado de alarma de seis meses de duración aún vigente. Nuestros movimientos continúan restringidos, nos permiten salir del balcón, pero no de la Comunidad. El toque de queda militar sigue presente y las reuniones sociales restringidas.
Hemos vivido sin derechos fundamentales, tanto que se ha convertido en costumbre y ese es el problema. Demasiado “miedo a la libertad”.
Mi abuelo vivió sin derechos en una dictadura y murió encerrado en una democracia, sin poder despedirse de sus hijos y nietos, sin salir a “tomar el fresco” con Juan, su vecino del pueblo. Fue enterrado en soledad, mientras yo aplaudía en un balcón.
En España suceden cosas muy raras; radicales reclamando derechos, independentistas hablando de supremacía, culturetas de pacotilla y red social señalando al diferente en opinión con el arcaico vocablo “fascista”… producen verdadero miedo, están triunfando los odiadores … y seguimos sin derechos fundamentales.
Gedeón Pérez