Pasados 10 días del fatídico “viernes negro” de los disturbios de Barcelona y conocer que los dos agentes heridos de más gravedad, se encuentran fuera de peligro, toca ahora averiguar la identidad de los responsables.
La Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación para tratar de dar con los posibles culpables. Tarea que no será fácil a tenor de la falta de colaboración ciudadana y el caos vivido esa noche. Lo que si se sabe es que los objetos que impactaron contra los policías se lanzaron desde las alturas.
Según fuentes sindicales, los agentes que se apostaban entre en la confluencia de las calles Les Jonqueres y Trafalgar, próximas a la plaza de Urquinaona, para contener a los violentos, aseguraron que fueron atacados con piedras y objetos contundentes desde las alturas de al menos uno de los edificios situados en esa zona.
De hecho, atendiendo los impactos reflejados en la parte superior del casco de Iván , el herido más grave que aún se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Sant Pau, hacen presumir que la trayectoria del objeto arrojadizo fue vertical.
Los daños reflejados en el caso de Iván hacen presumir que la trayectoria del objeto arrojadizo fue vertical
Esto vendría a reforzar la tesis que dicho objeto, fue lanzado desde una ventana, balcón o terraza situada a una altura ciertamente considerable.
Por contra, pierde fuerza la probabilidad que el objeto impactante procediera desde el seno del grupo de radicales que protagonizaban en esos momentos un violento enfrentamiento contra los antidisturbios actuantes.
Ni que decir cabe, que la teoría que sostenía que los daños en el caso provendrían de “fuego amigo”, promulgadas desde fuentes independentistas, carece de todo fundamento lógico y científico.
El casco, ¿falló o le salvó la vida?
Es la pregunta que muchos se hacen, quién sabe. Ciertamente, el casco es un elemento indispensable dentro de la uniformidad de cualquier policía antidisturbios. Están diseñados para soportar impactos de bala de una pistola del calibre 22 corto o de un revólver del 38 a una distancia de cinco metros sin que se produzca ninguna perforación.
El casco de la UIP está diseñado para soportar impactos de bala de una pistola del calibre 22 corto o de un revólver del 38
Los cascos de dotación de estos policías de élite se someten a exigentes pruebas de verificación como ensayos de resistencia al impacto con una masa metálica cilíndrica de 90 milímetros de diámetro -acabada en forma semiesférica- y cinco kilos de peso.
Exteriormente el casco quedó dañado, pero no llegó a partirse como se llegó a advertir en primera instancia. Entonces, ¿qué pudo fallar? Si es que algo falló…
Pronóstico favorable
Afortunadamente, el pronóstico de Iván, quien sufrió un severo traumatismo cranoencefálico, es favorable pese a que aún tendrá que permanecer algunos días más ingresado en el hospital Sant Pau.
Mejor suerte ha corrido Ángel, el bocachero del Raya 53 de Coruña, quien abandonó el hospital Sagrado Corazón de Barcelona el pasado viernes. Sufrió una fractura abierta de radio con desplazamiento por el impacto de un objeto contundente, mientras trataba de alimentar su Franchi. El agente sostiene que lo que fuera, cayó verticalmente, según declaraciones a El Independiente.