Trump y Nacho Cano, un rayo de esperanza

Comparte ese artículo

Leopoldo Bernabeu

Escribir sin pasión conlleva sus riesgos, pero también contiene intrínsecas sus virtudes. Durante años estuve convencido de medir las palabras por si su influencia pudiera predecir situaciones que escaparan a mi propio control. La edad, unida a una equilibrada experiencia, dicta un prudente y agradable distanciamiento sobre aquellas posibles consecuencias, hoy muy bienvenidas. Da igual la cantidad de gente que te pueda leer, que sólo los algoritmos y ciertos intereses pueden hacer que algo destaque sobre el maremágnum que cada minuto jalona el espacio mediático, y nunca es la estructura del mensaje sino el fleco de algún esporádico error, ¿no ves los telediarios?. Camufla por tanto lo que quieras, la mejor manera de esconder un mensaje es escribirlo. Siempre se dijo lo mismo de los libros, ¿verdad? Es tal el nivel de incultura al que se ha llegado, que lo sorprendente es el tiempo en el que se ha conseguido tan bochornoso galardón.

Con la tranquilidad que da esta base tan sólida, vaya desde aquí mi aplauso más eufórico, a partes iguales, para Donald Trump y Nacho Cano. Sin detenerme mucho en sus logros, que podría hacerlo porque ambos los tienen, lo que quiero es, de manera pública, agradecerles que me hayan devuelto parte de la esperanza. Harán falta bastantes más dosis para recuperarme por completo de este letargo tan woke. Adelanto el alivio que empieza a compensar esa convalecencia ortopédica en la que estábamos sumidos y a la que no sabría poner fecha de inicio.

Sí recuerdo que han sido demasiados años de lucha, a partir de la modélica Transición vivida en España y copiada en el mundo, compartida por varias generaciones, como para habernos convertido en hipnotizados zombis dispuestos a aceptar el dominio de una caterva de analfabetismo aupado al poder que, sin previo aviso, ha impuesto al resto, en pequeñas pero letales dosis, esta absurda, abstracta y opaca forma de entender la vida con la que nos venimos manejando sin entender porque la hemos aceptado. Nos han cambiado las reglas a la hora de hablar, de relacionarnos, de movernos, de entendernos y hasta casi de acostarnos…y todo, en un abrir y cerrar de ojos.

Pedro Sánchez ha demostrado lo que es necesario tener para triunfar dentro de la hostilidad sin que te afecte ni te cueste ese poder imprescindible para seguir doblegando a sus subordinados. Las dictaduras y los autócratas han existido siempre, lo que ahora falta es cultura y educación pare entenderlo y verlo venir. Esa es su política y su éxito, anular ambas para que la psique no piense y el esfuerzo se compense con subvenciones. Tiene nombre, Triada Oscura, perfecta combinación de maquiavelismo, psicopatía y narcisismo. Nada le afecta y todo le resbala, la plebe le debe pleitesía y todo tu ser está bendecido por el aura del bien. Quien le critica forma parte de la fachosfera.

Empiezan a llegar voces que tenemos que aplaudir y apoyar. Donald Trump, el presidente al que nadie quería y ahora todos rinden pleitesía, incluso antes de tomar posesión del cargo, es aquel que nunca se metió en un conflicto bélico, consiguió la reforma de la justica con mayores dosis de compasión en los EEUU y dejó el legado de la menor tasa de paro y mejores datos económicos durante su anterior mandato, además de ser el presidente que menos inmigración extraditó, a pesar de todo lo que se dijo. Vuelve con los deberes hechos y sin pelos en la lengua. Se acabó la estúpida ideología woke, el chiringuito universal de la agenda 2030. Que se preparen todos aquellos que pretendan seguir viviendo de la farándula.

Por estos lares tenemos a Nacho Cano, que le ha dicho a Pedro Sánchez que es un corrupto, un traidor y que no sueñe con acabar con él. Sí, lo sé, es algo que otros también hemos dicho y escrito en nuestras humildes atalayas. Por eso quiero hoy resaltar a estos dos personajes, que dando igual como te caigan, vienen a recuperar esos puntos sobre las íes que habían desaparecido. No dejarles solos es la obligación del 50% de españoles asombrados con tanto despropósito. Tranquilos, el otro 50% volverá solito al redil, son los que cambian de opinión dependiendo de hacia dónde sople el aire.

Leopoldo Bernabeu

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

error: Contenido protegido por derechos de autor c) 2021 h50. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.