A medida que crezcas, descubrirás que tienes dos manos; una para ayudarte a ti mismo y otra para ayudar a los demás.
Con esta frase de Audrey Hepburn comienza un vídeo, en el que varias personas narran su experiencia personal al ser rescatados por la Guardia Civil.
Desde accidentes de tráfico, a rescates en la montaña, son los testimonios de varias personas que recuerdan algunos de los peores momentos de sus vidas.
Momentos críticos en sus vidas, en los que recuerdan cómo los guardias civiles, personas que no conocen de nada, ponen en riesgo sus propias vidas por salvar las de ellos.
Rescates en la montaña tras encontrarse perdidos y desorientados, adentrándose en montes salvajes a buscar algo que era muy complicado de encontrar.
Momentos en los que te das cuenta de que la Guardia Civil te ayuda y que está para servir a los ciudadanos, dice una chica que fue rescatada en el monte Tambarón en León.
Cuando pensaba que ya no lo contaba y que poco a poco iba perdiendo las fuerzas decidieron llamar a la Guardia Civil, cuenta un hombre recordando su experiencia al ser rescatado en la montaña. Los agentes arriesgaron sus vidas por alguien que no conocen metiéndose en la boca del lobo.
En el tercer relato, un hombre habla su experiencia tras sufrir un accidente de tráfico, el cual sabía que era muy difícil de superar psicológicamente.
Recuerda como los agentes salieron corriendo para ver si se encontraban bien, quedándose esas imágenes en la retina, en la cabeza y el corazón.
En ese momento en el que ves aparecer a la Guardia Civil, dices: Estoy salvado.
En último lugar, un hombre que fue rescatado junto a su familia en Sierra Nevada recuerda con lágrimas en los ojos, como los guardias se quitaron las chaquetas para ponérselas a los niños que estaban muertos de frio.
Ves que viene una luz y sabes que te va a salvar.
Finalmente, el vídeo acaba con el reencuentro entre los rescatados y los guardias que participaron en los rescates, fundiéndose en emotivos abrazos.
En alusión a la frase del inicio del artículo, decir, que en muchas ocasiones las dos manos son para ayudar a los demás, olvidando en muchas ocasiones ayudarte a ti mismo.
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Sin palabras