La mala leche y Sonsoles Ónega
No soy seguidor, partidario ni consumidor en general de premios y certámenes literarios. Los premios literarios, desde el más importante y cuantioso, hasta el más humilde, son una maniobra publicitaria, una técnica de marketing, un modo de invertir una pasta – la del premio- para multiplicarla, como decía el evangelio canónico, con una rentabilidad del…