Todo lo que no sabías de los detectives privados
La noche volvía acorralarme en aquel pequeño cuchitril que podría llamar despacho, el cenicero lleno de colillas de tabaco, una montaña de carpetas de casos que ocupaban casi toda la mesa y un expediente abierto que yo no paraba de releer una y otra vez bajo la luz de esa amarilla lámpara. Fuera llovía estaba…