Tengo un sentimiento de culpa. ¡Ayyy mi rubia del yaguar!
Me he fugado del balneario-asilo y voy a volver a la comodidad aburrida y segura de ese precrematorio por aquello que predicaba Eric Fromm: “El miedo a la libertad”. Dos días en La Mancha profunda, la España despoblada y cargada de historia en la que – ¡acojonante! la gente se dice buenos días y buenas…