Déjeme empezar recalcando (pues luego sabemos todos lo que pasa), que si para referirme a usted no lo hago como Ministre mediante el uso del lenguaje inclusivo inventado que nos están metiendo hasta la campanilla es, simple y llanamente, porque no me da la real y puñetera gana.
Y continúo diciéndole que, a pesar de mi condición de Policía Nacional (función que desempeño desde que entré en dicha Institución hace poco más de once años y de lo que me siento cada día más orgulloso), le escribo como un mero ciudadano en su tiempo libre haciendo uso del Derecho a la Libertad de Expresión que nuestra Constitución (esa misma a la que muchos, incluso desde puestos de poder y decisión, pretenden destruir), protege.
Dicho esto, y sabiendo que no va a leerme y de hacerlo no le dará la menor de las importancias, no prestándome atención, no puedo sino decirle, pedirle, implorarle, que por favor deje su puesto, su cargo y ese Ministerio que tantos millones de euros nos cuesta y nos deje a todos en paz. O al menos, en lo que respecta a los hombres y mujeres que forman las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, cállese.
Porque el último intento de justificación de su millonario sueldo (no nos engañemos, todos sabemos quién la puso ahí y la falta de capacidad que tiene para ostentar el cargo y responsabilidad del que hace gala, necesitando justificarse constantemente. Algo que es común en la política actual.) ha sido un brutal, directo y en absoluto nada disimulado ataque contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que día tras día se juegan su vida para que personas como usted, mediocres e hipócritas que viven de nuestros impuestos, puedan soltar cualquier estupidez que le venga en gana bajo el manto de seguridad y protección que les proporcionan.
Mediocre por lo dicho anteriormente (no se lo tome como un insulto, no es más que un hecho objetivo y una mera opinión personal a tenor de sus acciones) e hipócrita porque mientras se le llena la boca (publicaciones oficiales y chiringuitos varios Dios mediante) hablando de la igualdad, la xenofobia, el racismo y cualquier cosa que tenga calado entre sus acólitos, enchufados y panfletarios aún sin aportar datos objetivos ni fuentes tangibles que lo certifiquen, se calla ante otras verdaderas muestras de discriminación, odio y violencia.
Porque se calla ante la realidad de que una mujer Policía Nacional cobre menos sueldo que su homónima Mosso (o Mossa) de Escuadra o Ertzaintza.
Porque aún no le he visto condenar ninguno de los 506 asesinados (más de la mitad del total de víctimas) por la banda terrorista ETA (esos o al menos, sus herederos, con los que ahora pactan y se hacen fotos) pertenecientes a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Asesinados, precisamente, por proteger la libertad y la democracia en este país con un uniforme puesto.
No le he visto poner el grito en el cielo por los hijos de Policías y Guardias Civiles que son maltratados, apartados y discriminados en Cataluña por ser hijos de quienes son.
No le he visto ni si quiera compadecerse por nuestro compañero Iván, el agente de la U.I.P. que se ha tenido que jubilar con sólo 42 años debido a las lesiones producidas durante los altercados de “Ícaro” tras el brutal ataque recibido que bien pudo haber acabado con su vida precisamente por llevar la palabra Policía en la espalda.
No le he visto defender a los Policías que, al igual que Iván, se desplazaron a Cataluña y no solo fueron recibidos con hostigamientos y violencias propias de fascistas y xenófobos que todos pudimos ver en los telediarios, sino que, además para ensañarse con ellos, desde una pequeña pero ruidosa parte de la sociedad a la que ustedes jalean, les expulsaban de los hoteles en los que se hospedaban (hoteles que, curiosamente y ante la crisis actual, han salido en tromba a invitarnos y, además, en castellano. Acabáramos.) o les escracheaban frente a los mismos para que no pudieran descansar.
Sin querer irme del “sector” que nos ocupa, no puedo quedarme sin recordarle que tampoco le he visto condenar la negativa a la investigación de los abusos a las menores (sí, niñas) tuteladas en Mallorca. Para más inri, su partido votó en contra de que se llevara acabo.
Tampoco le veo hacer ningún comentario al respecto de la multitud de manadas que semana sí y semana también, agreden sexualmente a chicas jóvenes indefensas tras drogarlas o emborracharlas (eso sí, luego vuelven borrachas solas a casa, pero en silencio porque ni usted ni sus múltiples asociaciones gritan esta vez nada al respecto). ¿A esas hermanas no les creemos? ¿Es acaso por el color de piel del supuesto agresor por lo que debemos valorar si existe una verdadera víctima que merezca su defensa o no? ¿Se trata entonces de racismo o de ideología?
Y sobre el asesinato de nuestro compañero Francisco Javier, al que una persona de raza negra (¿está bien dicho así sin que se me acuse de racista o incitación al odio?) y con orden de expulsión de nuestro país, arrojó a las vías del tren, ¿va a decir algo?
Resulta que desde SU Ministerio (nada más y nada menos que desde un Ministerio del Gobierno de España) lo último ha sido señalar que la Policía (y aquí siempre englobo a mis compañeros de Guardia Civil, Policías Municipales y Locales, Autonómicas y miembros de Seguridad Privada) es, cuanto menos, racista en sus actuaciones para con los ciudadanos.
Y se lo digo a usted no como algo personal ni muchísimo menos sino porque aún en el caso de que la idea no partiera de sus propios deseos, es usted quien ostenta la máxima representación de dicho Ministerio, siendo su última responsable y, si es Ministra para cobrar el ingente sueldo que pagamos todos los españoles, deberá serlo también para asumir las consecuencias que puedan acarrear todo lo que salga de dicho órgano. Máxime si se trata de desprestigiar, atacar y poner en la picota a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Porque ese cartel que tan viral se ha hecho y que ha desatado tantísimos memes al respecto no es sino una muestra de ese complejo y necesidad que tienen para enfrentar a la sociedad y poner en duda a esa delgada línea azul que separa el orden del caos.
Sabe usted (porque a pesar de su nula capacidad, dudo muchísimo que desde el Ministerio de Igualdad se publique o lleve a cabo nada sin su consentimiento) perfectamente que publicar algo así no hará sino provocar una mayor incidencia y violencia en las calles ante cualquier intervención en la que medie un agente de policía.
Porque ahora, el malo, el delincuente (que lo son de todos los colores y razas) ya tendrá una excusa para provocar, llevando la situación donde más cómodo se va a sentir y al momento en el que desde ciertos sectores de los medios de comunicación y sociedad actual, le van a proteger: dará igual que este individuo le haya arrancado el lóbulo de la oreja a una mujer de 80 años para robarle los pendientes, haya pegado cuatro guantazos a su mujer mientras discutían al salir del bar o se estuviera fumando un porro en mitad de un parque rodeado de niños; si es de un color o raza distinta a la del maquiavélico hombre blanco heterosexual y occidental, cualquier identificación y/o actuación que un policía realice con él, no será sino un cruel ataque racista provocado por la cultura fascista que impera en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Un ataque que sí o sí, habrá que denunciar para señalar a esos policías que no saben realizar su trabajo de una forma progresista, eco sostenible e inclusiva.
Usted lo sabe. Sabe que este tipo de mensajes, de payasadas, va a costar que situaciones que se solucionarían en cinco minutos sin que pasaran de castaño oscuro (no es un chiste con doble sentido, no se me ofendan. O sí, me es indiferente.), exageren hasta llegar a, en muchos casos, el uso de la fuerza mínima imprescindible por parte de los policías. Y tendremos a los culpables: los policías; dando por bueno que lo que usted (o su Ministerio) dijo, era con razón.
“La policía me para porque soy (introduzca aquí el color o raza que más le apetezca)” será una frase recurrente y que oiremos y leeremos continuamente (ya se hace solo que ahora será bajo la protección y justificación de un Ministerio y el discurso oficial) en los medios y redes sociales, sin que nadie se pare a analizar el fondo, los hechos o circunstancias, pues el mensaje ya ha empezado a circular y tardará poco en calar debido a que son muchos los que están deseando tener la excusa, la mínima chispa, para hacer arder al mundo. Algunos están deseando tener un BLM en nuestras calles y ustedes están provocándolo.
Pero usted se equivoca, y mucho. Como suele hacerlo, no defrauda.
Los miembros de las distintas policías de este país si pecan de algo es de profesionalidad (y no estoy diciendo que todos seamos perfectos pues entre decenas de miles siempre habrá ovejas negras, pero de estas, son los propios policías los que se ocupan y ponen a disposición judicial pero no espere que traguemos con una generalización tan burda). Los hombres y mujeres que las formamos, a pesar de que tenemos nuestros deseos, miedos, creencias e ideologías (también somos personas como usted), a la hora de realizar nuestro trabajo lo hacemos desde la mayor imparcialidad en todos los ámbitos y velando únicamente por la seguridad y derechos de los ciudadanos y del cumplimiento de las leyes de este país.
Leyes que deben cumplir todos los ciudadanos que pisan este suelo, sean originarios del mismo Vallecas, hijos de padre colombiano y madre gaditana como es orgullosamente mi caso o inmigrantes que acaban de llegar a nuestro país en busca de una vida mejor.
Pero debe entender, aunque le cueste, que debido a la función que desempeñamos, en ocasiones debemos identificar y detener a ciudadanos que se salen del tópico que he dicho antes del hombre blanco occidental. No en vano, según Sentencia 13/2001, de 29 de enero, del Tribunal Constitucional, a la hora de identificar a alguien en materia de extranjería, “A tal efecto, forzoso es reconocer que, cuando los controles policiales sirven a tal finalidad, determinadas características físicas o étnicas pueden ser tomadas en consideración en ellos como razonablemente indiciarias del origen no nacional de la persona que las reúne”. Lo cual no implica que el agente lo haga por razón de discriminación alguna.
Pues por dicha regla de tres que quieren introducir en la mente de la sociedad, ¿por qué no denuncian lo propio respecto a identificaciones o detenciones de católicos, béticos o veganos? Puestos a señalar a la Policía de este país con absurdeces digamos lo mismo cuando el identificado o detenido lleve la camiseta del Real Betis Balompié, salga de una tienda de comida macrobiótica o entre a una Iglesia, independientemente de que haya podido incurrir en un hecho delictivo.
¿Suena ridículo verdad? Pues igual que ustedes con este tipo de ataques.
Yo mismo he sido identificado en alguna que otra ocasión cuando me encontraba fuera de servicio y no he sentido ningún tipo de discriminación hacia mí por mis tatuajes, origen (le recuerdo que mi padre que en paz descanse, era colombiano) o mi marcadísimo acento andaluz pues doy por sentado que esos policías han tenido un motivo (que desconozco al no estar yo al corriente de su servicio) para hacerlo y jamás les he puesto en duda.
No pretenda que si, por poner un ejemplo cercano ya que le escribo desde Madrid, se identifica a un grupo de subsaharianos en una plaza de Lavapiés para sancionarles por estar consumiendo sustancias estupefacientes en la vía pública, se haga por el color de su piel.
Toda detención o identificación tiene un motivo que se ajusta a derecho y ni ustedes ni un cartel son nadie para decidir lo que está bien o lo que está mal en tanto en cuanto desconocen la realidad y extremos a los que ha llegado ese policía para actuar.
Porque lo que pretenden con ese tipo de anuncios es normalizar el descrédito a esas actuaciones. Que cualquier acto realizado por un policía se convierta en un hecho racista, careciendo de motivación y argumentación objetiva para desacreditar todo atisbo de autoridad.
Sin embargo, ¿piensan lo mismo de los Guardias Civiles que protegen su casa y de los Policías Nacionales que les escoltan, así como a tantísimos ministros, mientras existe un déficit de policías en seguridad ciudadana (la calle)? No me mal interprete, no solo me parece correcto sino también, necesario, que ante cualquier mínima posibilidad de riesgo que pueda existir, usted, así como cualquier cargo, deba ser protegido por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, no en vano lo que se les pide a ustedes, responsables públicos, es que como mínimo muestren desde sus poltronas y organismos un respeto por aquellos que les protegen con su vida hasta, literalmente, en sus casas.
Mientras, parece que llevar a juicio a una madre y a una hija que se manifestaban con una bandera de España frente a unos muros no le parece tan mal ni motivo de exclamación. ¿Racismo ideológico?
No lo sé, pregunto desde el desconocimiento pues está claro que algunes (vaya, al final he caído) están empeñados en llevarnos por un camino de doctrinas y sectarismos ideológicos donde sólo tienen cabida aquellos que los comparten y donde al disidente se le señala, persigue y hasta agrede. O estás conmigo o estás contra mí.
Y un paso importante y necesario para poder llevar esto a cabo es poner en duda a la Policía, a esos individuos que deben velar y proteger nuestros derechos y obligaciones de forma que finalmente la única autoridad sea la que auténticos ineptos y sectarios que toman las decisiones, que crean y aprueban leyes, quieran.
Sigan con esos ataques y hostigamientos a aquellos que les protegen y velan por ustedes como por cualquier ciudadano, pero tengan en cuenta que han dado con verdaderos profesionales de la seguridad que no entienden de ideologías, religiones o razas en sus actuaciones y deberes.
Ustedes, son los verdaderos racistas que no respetan ni quieren cerca el menor indicio de autoridad, orden y obligaciones, todo lo que representa la Policía, pues les provoca sarpullidos y verdadero odio visceral que no pueden aliviar salvo con ataques sistemáticos, pero ahora, con el dinero del contribuyente y desde los puestos de poder.
La Policía de este país seguirá actuando con la ética y profesionalidad de la que hace gala y por la que es respetada y admirada en el resto del mundo, aguantando una vez más y como cada día hacen los hombres y mujeres que la forman, todos los ataques que desde los poderes mediáticos y políticos proliferen.
La Policía no se amilanará y se mantendrá firme, a pesar de ustedes.
A mis compañeros, hombres y mujeres que día tras día y a pesar de la persecución que sufren, se ponen el uniforme con orgullo y determinación.
“Los Gobiernos pasan, las sociedades mueren, la Policía es eterna.” Honoré de Balzac.