El apartado primero del Artículo 20 de nuestra Carta Magna dice, literalmente, “Se reconocen y protegen los derechos: A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.”
No critico que la policía deba ser cercana al ciudadano, pues soy el primero que aplaudo a los Policías (con mayúsculas) que se bajaron de un zeta al principio del confinamiento en una ciudad de Andalucía para bailar al ritmo de una canción infantil a fin de hacerles más ameno el encierro a los niños que se encontraban en sus casas.
Pequeñas dosis, que muestran que los policías somos personas, con nuestras inquietudes, deseos y miedos, siempre son bienvenidas y tengo claro que acercan al ciudadano a la Institución.
¿Tanto cuesta centrarse en publicaciones útiles, serias (con un pequeño toque simpático o de humor, por qué no) del día a día de los policías, de sus carencias de medios materiales, de consejos de seguridad o, e igual aquí estoy pidiendo peras al olmo, de defensa de los policías que cada día son agredidos, arrollados, insultados y vejados por hacer su trabajo?
Parece que sí, que es complicado salirse de unos segundos bailando o, con todo el cariño y respeto, haciendo el chorra, a ritmo de la última canción de moda en tiktok.
Comentarios, muchos de ellos, hechos desde la educación, simplemente haciéndonos llegar que no les gusta ese tipo de publicaciones, pero otros tanto, desde la sorna y el cachondeo.
Y claro, con toda la razón, aunque el policía, como buen profesional que es, tenga que aguantar en silencio la burla pues ese policía que está en la calle pasando frío, ganando lo mismo que el del despacho, pero con el uniforme desgastado y la espalda golpeada por el cansancio y la impotencia, sí que mira por la imagen del Cuerpo al que orgullosamente pertenece.
La Policía Nacional siempre, año tras año y junto al Cuerpo hermano de la Guardia Civil, ha sido una de las instituciones mejor valoradas por los ciudadanos. Mucho antes del tiktok, de twitter y de los vídeos virales.
Y lo ha sido por la profesionalidad de los policías que la forman y que trabajan día tras día tanto de cara al ciudadano como “en la sombra” obteniendo como resultado que España sea uno de los países más seguros del mundo.
Esa imagen conseguida tras años, décadas de esfuerzo, sudor, sangre y fallecidos, la están destrozando desde la propia Institución por los canales oficiales. A ritmo de canción.
Los policías nos debemos a la Constitución y a las leyes, así como al servicio y protección del ciudadano, realizando nuestro trabajo con imparcialidad política, pero en nuestra vida privada somos un ciudadano más que también tiene, además de obligaciones, derechos.
Derechos que ningún cargo va a cercenar por sus caprichos, complejos o por ser lo que toca imponer desde el discurso oficial. Mucho menos si ellos son los primeros en comportarse de forma más gravosa.
Tengan por seguro que los Policías Nacionales seguiremos realizando nuestra trabajo con total dedicación e imparcialidad, velando siempre por el cumplimiento de las leyes, órdenes legales y protegiendo a los más débiles y desamparados, pero, que tengan también muy claro, que no nos debemos a caprichos ni deseos de aquellos que utilizan el miedo para imponer sus ideas y tapar sus complejos.
Porque no tenemos miedo, y empezamos a estar…
“Los vemos como gigantes porque estamos de rodillas. ¡Levantémonos!” – Élisée Loustalot.
¡Bravo!👏👏👏🇪🇸