Tras conocer los avances positivos de la vacuna contra la Covid-19, el euro continúa su carrera al alza impulsada por el optimismo de los mercados en tanto que el dólar sigue mostrando signos de debilidad provocado por un incesante aumento de casos de contagio en EEUU en lo que ya es la tercera oleada de coronavirus en el país.
La pandemia sigue sin dar tregua, algo que no parece que vaya a revertirse en el corto plazo, por lo que se avecinan nuevas medidas de confinamiento con el deterioro para la economía que ello conlleva y que no ayuda a revalorizar al dólar en los mercados, donde el par EUR/USD cotiza en estos momentos a 1,19 dólares.
La ventaja lograda por el euro tras unas elecciones donde el líder demócrata ha resultado vencedor parece consolidarse y algunos analistas vaticinan que el par superará los 1,20 dólares a lo largo del próximo ejercicio.
La unidad de Europa para llevar adelante el Fondo de Recuperación junto a la emisión de deuda conjunta para financiarlo refuerzan la imagen de unidad de la eurozona y lejos quedan los valores de abril cuando en plena crisis pandémica el par de divisas EUR/USD cotizaba en 1,0957 dólares, y a pesar de que el PIB de EEUU ha aumentado en un 7,4% en el tercer trimestre, lo cierto es que la ralentización económica provocada por la crisis sanitaria es una realidad agravada por la incapacidad de la Casa Blanca y el Congreso para acordar un nuevo plan de estímulos.
Por su parte la libra británica ha reforzado su impulso al alza hasta rondar los 1.33 dólares a raíz del anuncio de un posible pronto acuerdo comercial del Brexit.
¿El fin del dólar como moneda de reserva y el tercer milagro japonés?
Por otro lado, dado que según determinados analistas el dólar se mantendrá débil durante los próximos años no son pocos los que acuden a divisas consideradas como refugio seguro –como el Yen japonés- cuya estabilidad frente al dólar atrae a los inversores con mayor aversión al riesgo, ya que en el contexto de desaceleración económica mundial la divisa nipona aumenta su atractivo en mayor medida si cabe por un crecimiento que se basa en una mejora de sus exportaciones, un banco central dotado de una gran liquidez y la política fiscal de un gobierno que a lo largo de este año empleó paquetes de estímulo por valor de 1.860 millones de euros y que posiblemente presente un tercero por valor de 56.900 millones de euros.
En contra (según con qué experto hablemos, ya que para algunos economistas escorados hacia la socialdemocracia, Japón es el espejo en el cual debemos mirarnos) la economía japonesa tiene una gigantesca deuda pública, que ronda el 260 por ciento de su PIB, la cual lleva décadas siendo el elefante en la habitación y de la que su banco central posee una cantidad tan alta que supera el cien por cien del PIB. Además su población está envejecida (la media de edad del país era en el 2016 de 46,5 años), la inmigración es muy baja y ya no son el polo de desarrollo asiático. Parecen encontrarse en un dulce y tranquilo sopor, más que en una reedición de la era Meiji.
La volatilidad presente en los mercados
Consecuencia de todos estos sucesos a nivel mundial es la alta volatilidad de las distintas divisas, lo que abre un abanico de posibilidades para los inversores de perfil más arriesgado que sepan manejarse en mercados muy volátiles, y estén interesados en realizar trading de Forex para definir sus posiciones en el mercado más líquido del mundo.
Tras realizar los pertinentes análisis de la situación económica, en la que también se valorará la repercusión que las noticias acerca de la situación o las actuaciones de los bancos centrales puedan tener sobre el par de divisas elegido, se definirá una posición bien en largo o en corto según la previsión del comportamiento de dichas divisas en el mercado, aunque hay que tener en cuenta que las tendencias sufren correcciones al alza y a la baja durante las sesiones de trading, y que el trader, como sucede en el trading online, utilizará el apalancamiento para negociar, lo cual aumenta el riesgo de que las operaciones deriven en elevadas pérdidas, más aún cuando la volatilidad campa a sus anchas.