Hay personal de seguridad privada que cuando habla sobre un posible atentado terrorista en su centro de trabajo dice – “Yo, en una situación así, poco puedo hacer”, pues bien, todo lo contrario, se puede hacer y mucho.
En estas líneas trataré de mostrar la importancia que tiene el personal de seguridad privada y todo lo que puede hacer durante el desempeño de sus funciones para prevenir o mitigar una acción terrorista. Cuando hablamos de seguridad privada, siempre me gusta hacer referencia a la Ley 5/2014, de 4 de abril, ya que es en ésta donde se establecen sus
competencias; en ella nos explica que, atendiendo a los artículos de la CE, 14, para ello no solamente se vale de la seguridad pública, sino que como extensión de ésta se valdrá también de la seguridad privada. Ésta será complementaria y actuará en colaboración con la seguridad pública que a su vez será la encargada de regular y ejercer el control del correcto desempeño de la seguridad privada.
Recordemos también que la Secretaría de Estado de Seguridad publicó la Instrucción 6/2017, en la cual da a conocer las medidas de actuación y autoprotección del personal de seguridad, frente a un posible atentado terrorista. Dentro de esta Instrucción dan unas recomendaciones genéricas tales como: que las empresas tengan formado y capacitado a su personal; que se conozcan los planes y medidas de seguridad de los centros de trabajo; prestar especial atención a los controles de entradas; poder comunicar inmediatamente a los responsables de la seguridad del lugar, así como a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad competentes; si existen centrales de alarma, tener comunicación directa con las mismas; nos recuerda no manipular objetos sospechosos, así como una serie de reglas a seguir en caso de atentado.
En general, viene a recordar las labores que el personal de seguridad debe realizar y enfatizar algunas específicas en caso de atentado. Una vez hemos entendido que la seguridad privada es un complemento de la pública y que al mismo tiempo ambas forman parte de la seguridad global del Estado, podemos comprender la importancia que tiene la
seguridad privada.
Por lo tanto, es crucial que el personal de seguridad privada tome conciencia de lo útiles y necesarios que son y que su principal cometido es la prevención de la comisión de un delito contra las personas o bienes que protegen. En esta ocasión me centraré, en la prevención del terrorismo, una de las mayores amenazas para la Seguridad Nacional.
“Tomemos conciencia de la importancia que tiene el personal de seguridad privada”
Para comprender la importancia que tiene la prevención en seguridad privada podemos irnos unos años atrás y ver cómo gracias a la labor que realizaron los escoltas privados se consiguió evitar que el grupo terrorista ETA pudiera atentar contra personas que estaban amenazadas, gracias a ese trabajo se consiguió salvar muchas vidas.
Es complicado de demostrar su efectividad, ya que la prevención no es fácil de cuantificar, pero descendió el número de atentados y cuando se capturaba algún comando de ETA, dentro de la documentación incautada se hallaban documentos donde indicaban que habían descartado atentados por el trabajo que estaban llevando a cabo con gran profesionalidad los escoltas privados, al igual que los equipos de escoltas de FFCCS.
Pero todo cambia y evoluciona, y en la actualidad el modelo de terrorismo al que nos enfrentamos es otro. Hemos pasado de un terrorismo selectivo como el que realizaba ETA, que buscaba objetivos determinados a un terrorismo más indiscriminado como es el de etiología yihadista (sin olvidar que pueden existir otros). Atenta contra la población en general, con el fin de obtener el mayor número de víctimas y seguir infundiendo el terror.
Como hemos visto en los últimos atentados sufridos en España o Francia, sus víctimas son ciudadanos de a pie, su único objetivo es seguir aterrorizando a la sociedad. Por lo tanto, debemos concienciarnos de que cualquiera podemos ser objetivo de estos terroristas, por el simple hecho de estar en lugar y hora donde van a cometer su atentado. Por ello, en especial el personal de seguridad, debe tomar conciencia y estar preparado y prevenido mientras realiza su trabajo.
En primer lugar, es importante tomar unas medidas de autoprotección (eso siempre) y en segundo lugar medidas para poder prevenir y paliar cualquier delito, pero en especial uno de carácter terrorista. Debemos tener en cuenta que este tipo de acciones se realizarán de una manera sorpresiva, por lo que es importante tener unas conductas y medidas para prevenir y mitigar los efectos de un atentado terrorista, no olvidemos que en la mayoría de los casos el personal de seguridad privada ya está en el lugar de los hechos, así que hasta la llegada de la policía o de los equipos de emergencia, son ellos la primera barrera y los primeros “salvavidas” que estarán ahí. Como ejemplo podemos ver como en los atentados del 11M, se encargaron de atender a las víctimas, cerraron las estaciones y facilitaron la entrada de las unidades policiales y servicios de emergencias.
Por lo tanto, tomemos conciencia de la importancia que este personal tiene y lo mucho que hace y puede hacer en estas situaciones. Antes de ver qué se puede hacer previamente a que se produzca un atentado, durante el momento en que se está produciendo y después de que éste se haya cometido, tenemos que saber quiénes van a ser sus artífices.
Actualmente en España, el mayor riesgo de atentado terrorista proviene de terroristas individuales, normalmente “autorradicalizados” o de grupos autónomos, denominados células, como ocurrió en 2017 en Barcelona y Cambrils.
TERRORISMO DE ETIOLOGÍA YIHADISTA Y SUS CARACTERÍSTICAS
Cualquier tipo de terrorismo pretende infundir terror y en consecuencia representa una amenaza a los derechos y libertades de nuestra sociedad. Pero el terrorismo de etiología yihadista tiene características propias que lo hacen más complejo, por ejemplo que a los terroristas no les importe sacrificar sus propias vidas. También suelen atacar a objetivos “blandos”, víctimas inocentes, con el objeto de sembrar el miedo ya que independientemente de cual sea su perfil, cualquier persona podría ser su siguiente víctima.
Es cierto que la gran mayoría de atentados se producen en países alejados del nuestro como Irak, Afganistán, Siria, Pakistán o Nigeria y son cometidos por extremistas musulmanes contra otros musulmanes, no obstante me centraré en aquellos actos que podrían cometerse dentro de nuestras fronteras, que es lo que nos importa en este artículo. Hasta el momento, de los terroristas condenados o muertos en España, 9 de cada 10 eran hombres. De éstos, tres cuartas partes tenían entre 18 a 38 años, por lo tanto, ya tenemos un abanico sobre el que focalizar nuestra atención, si bien no hay que descartar a nadie.
Es importante a tener en cuenta, que habitualmente cuando van a cometer atentados llevan ropas que no llaman la atención para camuflarse mejor entre la población. Este tipo de terroristas actuará de manera individual o en grupos pequeños, normalmente no superan los 3 individuos. Si el atentado se pretende realizar con explosivos, éstos deben llevarse en algún tipo de mochila, maleta o similar o bien adosados a su cuerpo.
Es importante fijarse en las manos, ya que en muchos casos pueden tener en ellas el dispositivo que accione el explosivo. También cosas obvias como llevar ropa de abrigo cuando no es necesario, pueden ser indicios que nos sirva como referencia para detectarlos. Últimamente se están produciendo atentados con armas blancas o usando vehículos, principalmente furgonetas, camiones y todoterrenos.
La detección de éstos suele ser más complicada, ya que hasta que no empiezan a actuar, un arma blanca puede ser ocultada fácilmente; o un vehículo, hasta que no comienza su embestida contra los viandantes es complejo de diferenciar del resto. Si bien es complicado detectar a simple vista a un terrorista, pero como vemos ya tenemos algunos detalles en los que poder fijarnos, todo es susceptible de cambiar y de la misma manera que han empezado a usar vehículos para atropellar, pueden variar a otras modalidades, pero poniendo atención siempre es más fácil ver algo que si no la prestamos.
Ahora que de manera efímera y breve conocemos un poco quienes son los que van a perpetrar un atentado, vamos a centrarnos en lo que podemos hacer antes, durante y después de un ataque.
PREVIO A UN ATENTADO
Esto no solo se refiere justo a los momentos anteriores a que se cometa, sino a nuestro día
a día. En nuestro trabajo cotidiano podemos detectar personas que estén estudiando nuestro recinto, que observen nuestras vulnerabilidades y que luego puedan usarlo para cometer un atentado.
Podemos realizar un trabajo de prevención, sin tan si quiera saberlo, simplemente porque nos ven atentos a lo que se mueve a nuestro alrededor, porque mantenemos una actitud “profesional” cuando realizamos nuestro trabajo. Seguro que a todos nos ha pasado que hemos accedido a un recinto y hemos visto a algún empleado (no solamente personal de
seguridad) centrado en otras cosas, hablando por teléfono o un sinfín de circunstancias que hace que no estén atentos a quien accede a su recinto, en el caso de un vendedor el problema será perder una venta, pero cuando hablamos de seguridad, podemos incluso perder vidas.
Por ello, es muy importante la actitud a la hora de realizar nuestro trabajo, simplemente con ello ya se está realizando una gran labor de prevención. En segundo lugar, nos podemos encontrar con muchas circunstancias, pero por concretar un poco, vamos a centrarnos en las que pueden ser las más habituales:
Observamos una persona en actitud sospechosa. Vemos que no se comporta con una cierta lógica; observa con atención dónde hay cámaras de seguridad; se mueve de una manera diferente a lo habitual para el entorno; etc. Como siempre, es más fácil entender todo con un ejemplo.
Pongámonos en el caso de que estamos en una estación y observamos a alguien que va sin equipaje, que se mueve por varios andenes, que observa al personal de seguridad, que hace fotografías, … Seguramente cada uno en su servicio, en alguna ocasión ha detectado a alguna persona que realizaba actos atípicos a los que se suelen realizar, no quiere decir que todos los que hagan eso sean unos terroristas, pero ya tenemos un indicio que nos puede hacer sospechar y podemos solicitar a la seguridad pública que lo identifiquen, siempre justificando dicha petición. Otra situación es que veamos un elemento sospechoso abandonado. Ya sabemos que a diario la gente pierde u olvida todo tipo de objetos, desde unas gafas a una maleta o incluso hasta un niño.
Debemos valorar la situación, el objeto, el lugar donde se encuentra y si es posible revisar las grabaciones, si las hubiera, para ver a quién podría pertenecer. Si en nuestra valoración
sospechamos que se puede tratar de algún elemento susceptible de contener algún explosivo, lo comunicaremos al responsable del recinto y a las FFCCS.
Procederemos a acordonar la zona hasta la llegada de la seguridad pública, obviamente siempre con total discreción, es mejor poner carteles de “no pasar, piso mojado” o “cerrado el paso por reparaciones” o algo similar, hay que evitar que cunda el pánico. Es probable que se trate de una falsa alarma, pero hay que prevenir y no dar por sentado nada, es mejor 100 falsas alarmas a pasar por alto una que acabe siendo real. Cuando lleguen las FFCCS les daremos las indicaciones y nos pondremos a su disposición por si fuera necesaria nuestra colaboración.
“Es mejor 100 falsas alarmas a pasar por alto una que acabe siendo real”
Preparación y mentalización. Algo también realmente importante es estar preparado para reconocer una amenaza e identificar los riesgos que conlleva. Anticiparnos a posibles acciones y entrenar las acciones a realizar en caso de que lleguen a producirse, de esta forma es más fácil no quedar bloqueados ante dicha acción.
Se ve claramente cuando vamos al volante de nuestro vehículo, si se pone un semáforo en rojo o vemos que un peatón va a cruzar un paso de peatones, actuamos sin pensar, vemos el riesgo y analizamos e identificamos el peligro de décimas de segundo. Por qué, porque es algo que tenemos totalmente interiorizado, ni tan siquiera somos conscientes de que hemos pisado el freno o hemos esquivado el obstáculo porque es algo que nos sale de forma instintiva.
Pues bien, esa es la idea, que también en nuestro trabajo nos salga nuestra respuesta lo más instintiva posible, pero para ello debemos entrenarlo, aunque sea mentalmente, me explico. Si durante nuestro trabajo nos planteamos situaciones y sus posibles soluciones, estamos entrenando nuestra mente por si se produce una situación así. En los atentados de París, cuando se escucharon los primeros disparos, la gente creía que eran petardos o fuegos artificiales. No pensaban que se pudiera producir un atentado y no estaban mentalizados para ello. Según estudios realizados sobre víctimas de atentados por John Leach (instructor militar y psicólogo), el 75% sufrió un bloqueo mental y no tuvo la capacidad de reaccionar; el 10% actuó de forma inadecuada aumentando su riesgo personal; solamente el 15% reaccionó correctamente, actuando de tal manera que pusiera a salvo sus vidas.
Para actuar como ese 15% es necesario esa preparación que comentaba con anterioridad, teniendo siempre presente vías de escape, lugares que nos sirvan realmente de parapeto (debemos tener en cuenta el poder de penetración de un arma o un explosivo), seguramente una puerta de cristal o una pared de yeso laminado no es el mejor parapeto.
Por lo tanto, una mentalización es una forma de prevención. Ni que decir, que sería interesante realizar simulacros en los centros de trabajo, al igual que se realizan los simulacros de incendios, pero como eso no va a depender de nosotros, hagamos lo que sí podemos.
EN CASO DE ATENTADO
1. Confirmar la veracidad, ubicación y tipo de atentado.
2. Si existe algún protocolo de actuación lo llevaremos a cabo, al tiempo que avisamos al responsable de seguridad y las FFCCS.
3. Nuestra prioridad son las personas que se encuentren en los inmuebles y no éstos. Procederemos a evacuar desde nuestra posición hacia las salidas más seguras y alejadas del foco del atentado.
4. Evitaremos que nadie se acerque a lugar de los hechos y nosotros dependiendo de la situación, también lo evitaremos.
5. Acordonar y aislar el lugar. Si el número de personas que componen el dispositivo de seguridad del lugar lo permite, podemos realizar varios círculos de seguridad.
6. En el caso de que haya heridos realizaremos una primera valoración y se les atenderá con las mayores medidas de seguridad posibles.
7. En el momento en que lleguen los servicios de emergencia y las unidades de policía les facilitaremos la información de la que disponemos y nos pondremos a su disposición.
Estas serán las recomendaciones generales, pero no olvidemos que hay varios tipos de atentados y debemos ser capaces de adaptarnos a las circunstancias. Obviamente no es lo mismo un atentado perpetrado por un solo individuo con un arma blanca, que uno por
un artefacto explosivo u otro cometido por varios individuos provistos de armas de fuego. La capacidad de adaptación y un análisis y toma de decisiones adecuadas nos ayudará a resolver de manera adecuada y segura.
TRAS EL ATENTADO
1. Como siempre debemos intentar mantener la calma y transmitirlo al resto de personas que se encuentran aún allí.
2. Si hubiera heridos les practicaremos los primeros auxilios.
3. Es probable que haya personas desorientadas, procuraremos conducirlas o agruparlas a un lugar seguro.
4. Mantendremos acordonada las zonas afectadas para que nadie
se acerque al lugar.
5. A la llegada de las FFCCS y unidades de emergencia, colaboraremos con ellos.
6. Si hubiéramos detenido a algún terrorista lo custodiaremos y lo pondremos a disposición de las FFCCS.
7. En el momento en que lleguen medios de comunicación tendremos especial cuidado para que se mantengan en una zona de seguridad y puedan realizar su trabajo sin correr riesgos ni interferir en el de los equipos de emergencia.
Como rezaba en un díptico que compartía el Ministerio del Interior en los años 90, donde daba unas indicaciones sobre prevención del terrorismo, “Tengan en cuenta que no todo el mundo es terrorista, pero que cualquiera puede serlo”.
Juan Manuel Hueso, delegado de CISEG en el sector de la seguridad privada
Artículo extraído de la revista Al-Ghurabá, nº 36, edición agosto 2020, ISSN 2565-2222
Con la colaboración de:
Así leído suena fenomenal y más aún si no eres del gremio….. da hasta cierta sensación de seguridad y ojalá fuese así, más que nada porque así es cómo debería ser pero la realidad es muy distinta y es bochornoso que no se haga nada al respecto y es porque no interesa, la realidad es que la formación es inexistente o absurda para cumplir con la ley con lo que sólo los que nos preocupamos y nos arrascamos el bolsillo tenemos algo más pero que a la postre no sirve de nada ya que entra en juego el problema real ese que no interesa ver y es que cuando se pone al Vigilante de Seguridad a hacer de TODO menos su trabajo es IMPOSIBLE prevenir, proteger ni tan siquiera actuar esa señores es la realidad de la seguridad privada en éste país vigilantes pesando camiones, pasando tickets dando información de precios revisando presiones y temperaturas…… un larguísimo etc, pueden ustedes añadir lo que se les ocurra les garantizo que más de un compañero lo estará realizando, De todo menos lo suyo pero eso también se les exige y por 900 euros. Ah por cierto creo que los del metro de Madrid siguen “esperando” un agradecimiento oficial ni medallas ni menciones sólo las gracias. Pero tranquilos ahí seguimos y ahí seguiremos cumpliendo cómo siempre, orgullosos (sólo nos queda eso). Señores de seguridad privada de la PN pónganse las pilas ya.