La que ha preparado el prohombre del socialismo valenciano, señor Ábalos, enemigo íntimo de Ximo Puig, el del peluquín, que no lo quería ver por estos lares ni en pintura. Es lo que tiene la política, que los compañeros de partido, como decía Konrad Adenauer, son peores enemigos que los que tienes enfrente tiroteándote. ¿Por qué me odia ese, decía Winston Churchill, si jamás le he hecho un favor? Yo lo tengo claro: no haré un favor ni al espíritu santo vestido de Munilla o de sacristán de la concatedral. Así no me odíará nadie.
Nadie lo habría dicho hace unos años cuando recorría España, pagando entre todos la gasolina, y acreditaban el nombre que les han puesto los que tienen por qué callar: “La banda del Peugeot”. Eso se lo ha puesto la banda de la Kitchen, la de la policía patriótica, de la Gürtel, de la Brugal y los que junto con ellos, con Podemos y sus ínfulas de grandeza, hacen que uno desprecie la política. De sobra sabemos que en los partidos – también en las asociaciones de todo tipo, me ratifico en que no hay que fundar nunca nada por más ganas que tengas de hacer algo no hay que fundar nada- abundan las peleas, el ánimo de trepar, aunque sea de fregona a presidenta de la comunidad de vecinos-, los odios, las intrigas, las maledicencias y las puñaladas traperas y a traición. Vean cómo todos sacan el ventilador a pasear, remontándose a los tiempos del Paleolítico y empiezan con Juan Guerra para seguir con el narco Dorado del yate, y con Feijoo despechugado en la cubierta. Solo falta que nos hablen del Gal y del Batallón Vasco Español sin olvidarse de los fascistas que organizaron la Matanza de Atocha o de Emilio Hellín, el asesino de Yolanda González. No se cortan un pelo a la hora de enchufar ventiladores que demuestran que todo es más de lo mismo y no hay nada nuevo bajo el sol. Que el Señor me ponga donde haya, que de cogerlo me encargo yo.
Admiraba entonces, cuando el Peugeot y la banda del idem que desconocíamos, a Sánchez, el del Manual de resistencia. Lo comenté un día con un socialista con cargo – uno que no ha trabajado nunca, más o menos como algunos lideres sindicales- simpático, expansivo, relaciones públicas y siempre en cargos o carguillos intermedios en los que no se hace notar mucho, pero cobra. Le dije convencido: Creo que Sánchez va a lograr lo que se propone yendo pueblo por pueblo y sede por sede, exponiendo su idea de partido y de poder. Este cargo socialista afirmó solemne: “Sánchez está muerto. En el partido sabemos matar como nadie”. Pues ese muerto estaba muy vivo. Fíjense a donde ha llegado. Ya no está integrado en la banda del Peugeot ni escoltado por Ábalos, Koldo y Santos Cerdán – este último se mantiene calladito y parece que fue el promotor y aupador de Koldo en el socialismo, pero ahí sigue, en silencio y paseando la camisa de cuello duro y la chaqueta que jamás usó, en su calidad de electricista jefe de mantenimiento-. Ahora, Sánchez, viaja en caravana de cochazos, moviliza a centenares de policías para que no le agüen la presentación del Festival de Cine de Valladolid. Si hay atasco coge el helicóptero y si son cien kilómetros tira de Falcon con la rapidez con que se persigna un cura loco.
Cada día estoy más asombrado. He repetido mil veces la frase aprendida de mi mecánico de motos, Paquito Yoshimura: Todas las juntas rezuman. Si quieres hacer algo y que no se sepa, tienes que hacerlo solo. Claro, cuando quieres montar una red – presuntamente- criminal y de pillar pasta gansa, necesitas fámulos, ordenanzas y correveidiles. Lo mismo que cuando quieres dar un golpe de estado, aunque sea en una asociación dedicada a la adoración nocturna. Y aquí viene el problema criminológico y lenguaraz. Yo no sabia nada, yo no estaba, yo no era el de la foto ni el de la marisquería. Luego llega el otro y canta por bulerías, que en mis cuarenta años de cárcel a más de uno le he tenido que decir: no se chive usted más que ya se ha chivado bastante. Ya tenemos suficiente.
Empieza la greña en el Congreso y suelta Feijoo el primer dardo envenenado: usted lo sabía – por eso cesó a Ábalos- sabía lo de las mordidas con las mascarillas – presuntamente- y lo tapó. Carga de profundidad para hundir al presidente, cuya cara era un poema. La de Ábalos no la pudimos ver porque estaba dando entrevistas en Onda Cero. Sánchez echa mano del manual de resistencia y contraataca con el hermano de Ayuso- que también parece que pilló alguna comisión, pero él no era nada oficial, solo el hermanísimo. Los corrillos y los conciliábulos hierven y echan humo. Se aceptan ideas, cualquiera es buena, para hacer que amaine el temporal que zarandea a los socialistas.
Nadie sabe por qué ni para qué Ábalos y Koldo se reunieron por la noche, el 10 de enero, en una marisquería madrileña. Pura casualidad. Como hay pocos restaurantes en Madrid, coincidieron casualmente en el reservado de La Chalana. ¡Malpensados, que sois unos malpensados! ¡Siempre con la escopeta cargada para meter mierda a la gente honrada!
¡Ahhhhhhhhhh! Dice mi amiga Gema Peñalosa que La Chalana es propiedad de uno de los cerebros de la trama ¿Qué trama? Vender mascarillas en plena pandemia del Covid, cuando por cojones había que ponérselas, es una obra de caridad. Si la UCO habla de Ábalos, un socialista de raigambre y prestigio, Ábalos como intermediario en el lío, es que les ha dado un perreque y están alucinando. ¿Qué pasa con Baleares? Ya estáis otra vez enredando para liarlo todo. No se puede con vosotros, cojones.
Luego están los jueces, que esos son para echarle de comer aparte. Leo que su señoría ha requisado los correos electrónicos de los Presidentes, nombrados por Ábalos, de Puertos del Estado y de Adif. Y leo, me tengo que levantar a beber agua y a tomarme la pastilla de la tensión por este “Thriller” transmitido casi en directo, que su señoría ha congelado 88 cuentas bancarias. ¿Qué pasa? ¿No se puede tener 88 cuentas? Hay que ser pobre – yo mismo- y tener solo una porque no te queda más remedio para cobrar la pensión y pagar la luz y el agua. ¡Miserias, que sois todos unos miserias!
En España, este país de nuestros amores, esta nación potentísima, rige como siempre y como nunca la frase de Bismark: “España es el país más fuerte del mundo. Los españoles llevan siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido”. En España un pendón desorejado y postinero se puede casar con un empresario prometedor. Un chapero, con más kilómetros de la maleta del Fugitivo, puede contraer matrimonio – ahí está el Papa que le da la bendición- con un modisto moñas y famoso. No pasa nada. Hay libertad. Pero para que un portero de puticlub llegue a consejero de Renfe y alto cargo de Fomento, con ingenieros y arquitectos en paro, tiene que haber una movida, un chanchullo mucho más que descomunal.
El portero, el recadero y el guardacoches de “Las tigresas lujuriosas”, donde yo tomo mi carajillo de madrugada, mi gin tonic por las tardes y mi Lagavulin por las noches – lo normal-, ya están preguntando por los temas para preparar la oposición.
Sánchez está herido como no lo ha estado hasta ahora. Por si no tenía bastante, le llega el auto del Supremo con la investigación a Puigdemont por delito de terrorismo. Estaba clarisimo y lo he escrito aquí: si hay violencia programada con el objetivo de alterar la estructura del Estado, es terrorismo. Lo mismo que si en un sitio hay colillas es que han fumado.
¡Señor llévame pronto! Todavía es capaz de resucitar la Montero, la del sí es sí, con su síndrome faraónico y megalómano, y se inventa una ley nueva para poner orden en este pifostio que tienen liado.
SINDROME FARAONICO, en silencio y paseado