Sánchez en su laberinto y la rubia del yaguar… en el suyo

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Manuel Avilés*

El título de este artículo  – la mitad- es un plagio. Se lo he copiado a Pérez Tapias, el Catedrático de Filosofía que le disputó la Secretaría General a Sánchez. Otro gallo nos habría cantado si él hubiese ganado. Fue mi compañero de universidad, de carrera, de pupitre. El tipo más inteligente y trabajador que he conocido y con el que solo tuve la oportunidad de ser un segundón. Y sin embargo, el ha llegado a mucho y yo a nada, no le tengo envidia. Seguimos siendo amigos cincuenta y tantos años después. Digo la verdad, sin dar jabón y sin peloteo, que a estas edades no está uno para hacer la rosca a nadie y ando ya en la situación de Cicerón, “sin miedo y sin esperanza” o sea, libre.

Sánchez nos ha puesto el otoño caliente sin necesidad de gas butano, ni propano ni gasolina ni nada. Se acumulan los líos y, como las cerezas de un cesto, de cada uno salen otros dos o tres.

Menos mal que, de tarde en tarde, la caja tonta se tira el rollo y nos obsequia con una joya que nos hace creer de nuevo en el arte, en la literatura, en el cine, en la música, en la interpretación, aunque la historia que cuente sea pura maldad humana, como la que el psicótico-psicópata Hitler, puso en marcha, siendo capaz de crear, no una “folie a deux”, que yo de esas he visto muchas en la cárcel y en el psiquiátrico, sino una auténtica locura colectiva contra los judíos con la idea paranoica de la gran nación aria. No olvidemos que todos los agredidos se convierten con facilidad en agresores y, si no lo creen, echen un vistazo a Gaza.

Esta noche  “La decisión de Sophie”. Peliculón protagonizado por Meryl Streep. El tormento de las torturas nazis y el eterno tormento del amor. No hay nada nuevo bajo el sol: el amor y el odio. La bondad y la maldad.

He puesto un anuncio en el balneario que dice textualmente: “esta noche, si viene Angelina Jolie a verme, no estoy para nadie. Voy a ver la película”. No ha pasado ni media hora del anuncio y suena mi móvil, que aún funciona, aunque sin datos. Solo para llamadas. La rubia del Jaguar se ha enterado del anuncio y pregunta: ¿No es Charlize Theron la que te gusta a ti?  No está uno ya – contesto estoico- para andar suspirando por imposibles. O sí. A mi quien me gusta, de quien estoy enamorado hasta las trancas, es de ti, rubia peligrosa. Me da igual que tengas un Jaguar o un Lamborghini. Como si quieres venir en el autobús, pero ese cuerpo estratosférico, esa inteligencia, esa dulzura, esas curvas cinceladas y ese aspecto de estar recién niquelada y petroleada, alicatada hasta el techo, no lo tienen ni la estrellas del “Jolibú”. Me he venido arriba y ella se ha presentado en este pre crematorio en menos de lo que un alcalde sinvergüenza tarda en hacer un plan de urbanismo a su medida.

Falta tiempo para la película de los nazis y a la Meryl Streep la deben estar aún peinando. Tenemos tiempo para charlar y ella sigue con su preocupación por la política, cosa que a mi me va dando cada vez más igual.  Oye cariño  – se dirige a mi afectuosamente y antes recién llegada, me ha dado medio rubiales que me ha sabido a gloria- ¿Has seguido de cerca el congreso socialista que ha organizado Sánchez antes de salir escopetado para China?  Amor  – contesto almibarado y acariciando su pierna, mientras noto con claridad el consentimiento-  claro que lo he visto. No había en este cementerio de zombis medio cadavéricos todos ninguna otra diversión. Solo Sánchez, fíjate cómo está el patio.

Me fijé  sobre todo en el público. No creo que llegaran a doscientas personas los que había en ese salón. Todos cargos públicos. ¿Cómo no iban a aplaudir a rabiar si les va el sueldo en ello?  ¿Tú recuerdas la primera pregunta de Cicerón ante cualquier asunto espinoso? Pues te la digo yo: ¿Cui prodest?  ¿A quien le aprovecha? Todos los que había, salvo alguno al que le están enseñando ya la puerta de salida, eran palmeros profesionales.

Han estado hablando del convenio, del acuerdo. Han dicho mil veces que es beneficioso, que todos vamos a tener más dinero, que vamos a estar mejor, pero el documento firmado con los esquerras no lo han enseñado. Clamaba un Page, que se sabe decapitado en breve: quiero ver el documento firmado. Y nadie le hacía ni puto caso.

Sánchez, listo, maquiavélico, manipulador y gran torero, hizo una faena de lujo. A la inmensa mayoría la tenía entregada desde antes de empezar  – el sueldo y las expectativas de seguir-. A los críticos los toreó de capote, de muleta y les dio la puntilla sin despeinarse. Algún atrevido habló de pacto inconstitucional,  otro habló de que el Gobierno no sabe ni puede explicarlo y hasta alguno más atrevido aún, dijo que era lo contrario de lo que los socialistas han defendido siempre. No hubo contestación. Atronaron los aplausos para cerrar la discusión cuando se proclamó a voz en grito: Vamos a tener más recursos para todos, pero no explicó de donde va a salir el dinero.

La pregunta flotaba en el aire y me recordó  a Josep Pla en “El cuaderno gris”. Llega de Barcelona a Madrid a ejercer como periodista. Ve la ciudad muy iluminada y su primera pregunta fue: ¿Esto quien lo paga?   Pues eso pasa con tantos fondos porque a mi nadie me ofrece pagarme los pinganillos yo no me he quedado como una tapia en ninguna discoteca sino tirando cañonazos en la cornisa cantábrica para acojonar a los franceses y los ingleses con nuestra capacidad de fuego. O sea, en la mili, defendiendo al país. Por eso cuando la rubia del Jaguar me llama sordo, me pongo digno y exclamo: Perdón, caballero mutilado de guerra.

Dejo ya a los socialistas y a todos los demás, que andan como locos preparando congresos para el otoño buscando revitalizarse de la manera que sea, atiborrarse de vitaminas porque hay que seguir en el chollo sí o sí, que hace mucho frio fuera, como cantaba Aute. No sé dónde he leído u oído yo eso, pero no puede dejar de venírseme a la cabeza: La verdad no tiene defensa  – esto vale también para la Trinidad, la Transustanciación, la Resurrección de la carne y la vida eterna, que defienden los obispos y los deanes- no tiene defensa frente a un idiota  – o un interesado- decidido a creer una mentira.

Hoy, para amargarme el día antes del peliculón de la noche, salta otra noticia en el Telediario. ¡Ay señor, no puedo con esto desde Fernando VII!

Juan Carlos de Borbón, en un exilio aún más dorado que Puigdemont y demostrando que el Estado de Igualdad  aquí es una filfa. Vive como Dios, con los achaques propios de la edad, en un país moruno, desértico, forrao de petrodólares y caluroso. No sé qué país es ni me importa.

Yo nunca he sido monárquico porque jamás he entendido la transmisión del poder por vía vaginal. No era monárquico pero me hice Juancarlista tras el golpe de Tejero. ¿De Tejero? He ido leyendo mucho , mucho y me he ido descreyendo cada vez más. A ver si aguanto unos años sin morirme en este pudridero y puedo leer alguna historia completa de aquellos días siniestros.

Salta la noticia: Juan Carlos ha montado una fundación. Cojonudo. Voy a refrescar mis conocimientos de Derecho que son prácticamente nulos. Una fundación es un tipo de persona jurídica, que se caracteriza por ser  una organización sin ánimo de lucro.

Es lógico que un padre se preocupe por sus hijos y quiera dejarles lo que ha trabajado, ahorrado, guardado o conseguido durante su vida. Ya querría yo poder dejarles algo a los míos y no les voy a dejar nada.

Pues bien, este señor, que según mis conocimientos llegó a España bajo el abrigo de Franco, vino con poco o nada. Ha sido Rey y ahora todo hace ver   – por favor si estoy errado, muéstrenme la verdad, suplico, como suplica Page ver el texto del acuerdo-. Todo hace ver que maneja un pastón porque según he oído en la tele, el objetivo de la fundación es que las hijas puedan vivir sin problemas económicos el resto de su vida cuando este señor fallezca. Ya verán cómo la palmo yo antes, trabajado y machacado como estoy, hasta los cojones de duelos y quebrantos, de expolios y puñaladas traperas. NI la rubia del jaguar lo va a poder remediar. Ora pro nobis.  

Manuel Avilés, escritor y director de prisiones jubilado, columnista de h50 Digital

 

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