El uso de drones se está extendiendo a nivel mundial y pueden llegar a utilizarse para invadir fácilmente lugares privados e incluso públicos sin autorización. El ejemplo más reciente es el vuelo de un aparato no tripulado durante las campanas de Nochevieja. Para neutralizarlos existen diferentes sistemas capaces de capturarlos e incluso destruirlos como el arma de la que dispone la Policía Nacional usada en eventos deportivos. Se trata del UAV-D04JAI Jammer fabricado por Hikvision, un rifle antidrones con hasta 1.200 metros de alcance diseñado para ofrecer protección contra una invasión inesperada de drones. El arma permite al usuario mover, aterrizar e incluso expulsar el objetivo del espacio aéreo además de cortar la transmisión de vídeo.
En la actualidad hay millones de drones adquiridos por particulares con diferentes fines, ya sea pura afición a volar, fotografía, vídeo…. O con una finalidad más profesional. Son aparatos cuyo precio, en gama media-alta, oscila entre los 500 y los 2.000 euros y por ello susceptibles de robo. Pero, ¿Es posible hackear un dron? ¿Cómo podrían robarlo en pleno vuelo?
Desde el centro de recursos de Kaspersky han analizado la seguridad de estos aparatos y llegan a afirmar que hacerse con el control de un dron o incluso descargar el vídeo u otras imágenes que esté retransmitiendo no es técnicamente muy difícil. Por lo tanto, las personas que pilotan estos dispositivos se exponen a ser víctimas de un robo, de daños o incluso de un delito contra la propiedad intelectual.
El objetivo de los delincuentes no es otro que interferir la señal GPS que sirve al dron para posicionarse, navegar y estabilizarse. De esta forma, es capaz de conseguir redirigir el aparato a un lugar determinado para apropiarse del mismo, de sus componentes o archivos o incluso con propósito de destruirlo.
Kaspersky España nos muestra esta simulación de hackeo de dron en vídeo donde se muestra cómo un atacante activa un dispositivo de secuestro instalado en un controlador paralelo al principal o legítimo que está conectado al dron. En tal solo 11 milisegundos se hace con el control total del aparato.
Estos hackers son capaces de actuar a cientos de metros de distancia desde donde se encuentra el propietario o controlador del dron e incluso puede actuar oculto dificultando su identificación. Suelen utilizar sistemas capaces de descodificar la señal emitida o inhibirla para que el usuario pierda el control.
Un caso real de este tipo de ataques sucedió en Hong Kong en octubre de 2018. La Policía abrió una investigación a raíz de que un ataque inesperado echase abajo un espectáculo de luces con drones afectando a 40 vehículos aéreos no tripulados que cayeron en el puerto de Victoria.
Las imágenes capturaron el instante en que los drones comenzaron a perder el control y se precipitaron al agua frustrando el espectáculo.
Según Headline Daily , el gerente general de desarrollo de productos y eventos de HKTB, Mason Hung, dijo que las investigaciones preliminares encontraron que el operador de drones, una empresa con sede en Singapur que se especializa en espectáculos de drones, detectó una fuerte frecuencia de radio un minuto antes de la actuación oficial. Esto derivó en que una fuerte interferencia de la señal de radio que la volvió inestable. Los responsables sospecharon que los dispositivos habían sido manipulados externamente y que por ello los drones no encontraran su ubicación.