Los hechos se remontan a inicios del mes de noviembre cuando un grupo organizado de encapuchados asaltó una nave del municipio madrileño de Arroyomolinos. En el lugar la Guardia Civil tenía depositados decenas de kilos de marihuana de una intervención contra el narcotráfico que todavía están por determinar.
La sustancia estupefaciente se encontraba almacenada en el punto después de ser intervenida por efectivos de la Benemérita durante un dispositivo contra el narcotráfico. Aunque la cantidad sustraída todavía está por determinar, varios medios apuntan a que se corresponde con los 700 kilos de marihuana que transportaba un camión mientras circulaba en la carretera de Extremadura, A-5, en los alrededores de Madrid.
El depósito de esta sustancia y la dilación en el tiempo hasta su destrucción se debe al protocolo establecido entre la autoridad judicial y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en el cual se exige a los agentes realizar gestiones relativas al pesaje, análisis e informe de la sustancia intervenida.
En esta fase de instrucción los agentes se enfrentan a la problemática de almacenar la droga cuando se trata de grande aprehensiones. Ni la Policía ni la Guardia Civil dispone de lugares habilitados al efecto de custodia de sustancias estupefacientes y después del desarrollo de intervenciones con resultado de incautación de grandes alijos se suele contar con cierta improvisación que se solventa con la cesión de espacios municipales o del Estado para su almacenaje.
En este caso, el lugar había sido cedido por el propio Ayuntamiento de Arroyomolinos a la Guardia Civil para que pudiese depositar los estupefacientes dada la inexistencia de un lugar que garantice su almacenaje a cargo de esta institución. A pesar de solventarse este escollo, siguen siendo los propios agentes los encargados de su custodia lo que implica una pérdida importante de efectivos que dejan de realizar otras labores propias de su cargo.
La Guardia Civil tiene una investigación abierta para esclarecer este robo. La línea de investigación podría apuntar al entorno de los mismos narcos que transportaban la droga o incluso a otras organizaciones que tenían información precisa de este almacenaje y organizaron un dispositivo con la finalidad de apropiarse del cargamento para su nueva distribución en el mercado.