Autor: Miguel Jarque, inspector de la Policía Nacional (jubilado). Fue GEO durante años y miembro de la Comisaría General de Información. Ha publicado recientemente el libro “Supervivencias de un GEO”
Aprovechando la reseña del compañero Ricardo Magaz en h50 y su estupendo artículo sobre la película Código emperador, me gustaría dejar también mi opinión.
¿Cloacas o servicio fundamental en la seguridad nacional?
Estuve destinado durante 14 años en la unidad tecnológica de la Comisaría General de Información (CGI). En este bagaje me baso para exponer una pincelada del argumento del thriller. Nos denominaban técnicos, otros fontaneros, los más familiares “chapus”, también cloacas… Cierto que este término se extiende más allá de lo técnico. Aquel que popularizaron algunos políticos, cuya ideología y comportamiento en el poder todos conocemos. “Cloacas” Fueron ya los romanos los mayores impulsores de este sistema de alcantarillado para sanear las urbes. ¿Qué sería de nuestras ciudades y sociedad actual sin esa red de alcantarillado para depurar el detritus? ¿Hay algún país moderno que no use estas unidades tecnológicas para captar información que implementa la vital inteligencia?
La película
La alegoría que hacen en Código emperador del servicio técnico de los especialistas es el común. El que se emplea en la ficción sencilla, tan simple que lo hace poco creíble. El protagonista, Luis Tosar, domina la técnica y la operatividad, consigue bajo rigor en el desarrollo del buen argumento. Quizás es la parte más floja para la principal temática que plantea “conseguir a cualquier precio una prueba que esclavice al influencer”. Técnica muy usada por el moderno maquiavelismo del poder.
La importancia de la tecnología
La mayoría aceptamos que la tecnología es vital. Entre otros usos colabora en contrarrestar los efectos de la creciente especialización en la delincuencia organizada, mafias y grupos terroristas. Precisamente esta es la parcela donde Sistemas de Policía Judicial, con sus crecientes grupos, la unidad de la CGI, en la Policía Nacional, y en otras unidades similares en la Guardia Civil, CNI…, han sido, son y seguirán siendo determinantes para intentar contrarrestar el mal. Estoy seguro que desde hace algunas décadas todo agente que haya participado en nuestro país en algún macro dispositivo, o investigación de cierta envergadura para conseguir detener esta creciente delincuencia o terrorismo, sabe perfectamente lo fundamental que es contar con este apoyo tecnológico.
Todos somos imprescindibles
Pienso que la mayoría del engranaje de nuestra corporación es importante en la seguridad nacional. Cada uno de nuestros integrantes aporta su vital función. Un buen porcentaje emerge en la calle y proviene de anónimo informador. En la interrelación con el ciudadano que confía en su policía cercano o amigo. Del receptor de la denuncia o demanda telefónica, del científico que sabe captar y trasladar los indicios del delito, del complejo tratamiento en la creciente inmigración, de la cooperación establecida con otros países, de la constancia y paciencia del investigador de campo, del control y tratamiento de la base de datos, del analista que sabe discernir y extraer la valiosa información, de la jefatura que sabe dirigir y elegir los objetivos con el método adecuado, de las unidades operativas entrenadas y listas para hacer efectiva la misión…
La pérdida de grandes profesionales anónimos
Aceptada la necesidad de esa tecnología en su constante evolución, con las unidades y funcionarios especialistas que la instalan y manejan concuerda a la perfección con la frase de Ricardo Magaz “el poder de la inteligencia, la batuta de la orquesta, la mano que mece a la cuna…” Es la pieza clave que trata el film Código emperador. Pero cuidado, es el filo de la navaja, la que nos conduce a la temida ley del péndulo, esa a la que tanto recurrimos en este país. Precisamente conozco el caso de algún jefe y compañero que después de efectuar muchos y brillantes servicios en este área, ahora están procesados, maniatados o señalados. En puntuales casos las evidencias muestran que han sido acusados por hechos ciertos. Pero en demasiados casos, simplemente por verse envueltos o salpicados por falsas y mal intencionadas noticias fuera de todo rigor y contraste. Precisamente bulos fomentados por algunos dirigentes políticos que quisieron maniatar a grandes profesionales policiales, simplemente porque les perturbaban en sus objetivos.
La necesidad de revisar la funcionalidad
Si se prosigue en esa deriva que amordazó a buenos profesionales y a ese mínimo espacio reglamentario, el que permitía en caso de especial urgencia o gravedad solventar males mayores, se conseguirá reducir la operatividad de estas unidades. Pienso que la efectividad de ese tipo de unidades está a falta de una buena revisión. Es necesario armonizar la garantía legal con su demostrada operatividad, si se quiere garantizar que este servicio sea eficaz en la seguridad nacional.
Reflexiones puras y duras de la verdadera realidad trabajada en silencio.
Y más en unos años muy duros. Pero no quita que por más que se avance tecnológicamente, la labor silenciosa de aguas ponzoñosas, seguirá existiendo. Y no coartar tanto determinadas intervenciones o investigaciones. Cuando a lo mejor el único camino para llegar al final de la investigación. Es comenzar por el mundo de las cloacas.
Y que mejor comentario que el de nuestro entrañable y querido Miguel.
Que lo ha vivido en primera persona, y lo poco que puede ver la luz, en su libro experiencia de un GEO. Uno puede hacerse mininamente la idea de lo complicado de estas Operaciones y de dichas Unidades, con un marcó jurídico protector. Al estar siempre en el límite de la ley