Redes sociales para niños desaparecidos: la nueva campaña de cartones de leche

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Exposición de personas desaparecidas en plataformas sociales aumenta la probabilidad de encontrarlas

Una de las campañas más impactantes sucedida en la década de los 80 en los Estados Unidos (EE.UU), fue sin duda la que mostraba fotografías y detalles de niños desaparecidos en envases de cartón de leche. Esta propuesta de difundir los rostros en un producto doméstico de consumo tan cotidiano para las familias, posibilitó alcanzar la atención de un sin número de personas e incrementar la probabilidad de identificar a un niño en calidad de no habido, además de permitir ayudar a las autoridades con información relevante para su ubicación. En aquel entonces, la campaña buscó sensibilizar y fomentar la participación activa de la sociedad en la localización de niñas y niños desaparecidos. Pero de seguro te resulta familiar hablar de términos como difusión, alcance o participación, porque en pleno siglo 21, los mismos patrones desarrollados por la campaña del cartón de leche son utilizados por las hoy imprescindibles redes sociales. En el presente artículo, analizaremos el avance que ha tenido la búsqueda y ubicación de niños perdidos y la efectividad del uso de los medios sociales para poder encontrarlos.

Evolución en la localización

Con los años, las campañas de búsqueda de desaparecidos fueron mejorando hasta la implementación del sistema de notificación de menores de edad desaparecidos, más conocido como Alerta AMBER, que como se explica en la web amberalert.ojp.gov, se diseñó como un legado para Amber Hagerman, de 9 años, quien fue secuestrada mientras andaba en bicicleta en Arlington, Texas, y luego brutalmente asesinada; un suceso que permitió que emisoras de los medios de comunicación en todo el Estado se asociaran con la policía local para emitir una alarma que fue pensada en advertir a la población sobre la sustracción y el secuestro de niños y, al mismo tiempo, para que los ciudadanos puedan proporcionar pistas que lleven a recuperar al menor lo más pronto posible en un intento de llevarlo de vuelta a casa. En la actualidad, estas alertas se transmiten a través de radio, televisión, señales de tráfico, teléfonos móviles y otros dispositivos compatibles con datos; que también involucran a las herramientas de Internet como son las plataformas, las páginas web, pero principalmente a las redes sociales; canales que ahora se usan para divulgar contenidos sobre desaparecidos, aparentemente con mayor pericia; sin embargo, poco se conoce sobre los resultados que ha tenido esta evolución, y si realmente la utilización de este medio digital ha permitido obtener mayor efectividad cuando de localizar a un niño o persona perdida se trata.

Buscando lo perdido

Cabe destacar, que conforme a datos de la organización Missing Children Europe, el número de menores que desaparecen cada año en el mundo, alcanza la impresionante cifra de 8 millones, un promedio de 22 mil desapariciones diarias, lo que lleva a concluir que cada dos minutos se pierde un niño en algún punto de la comunidad europea. En otro punto del globo, otro estudio titulado Finding the missing, menciona que del 100% de desapariciones que se reportan anualmente en los Estados Unidos, solo un 15% no logran ser resueltas, y aquellos que permanecen inubicables corren el riesgo de ser víctimas de la criminalidad, como las mafias de la trata de personas o del mercado de explotación sexual. Este dato resulta importante para el que investiga, ya que es necesario evaluar el nivel de riesgo del desaparecido para determinar el tiempo en recursos que se destinarán para su ubicación, lo que puede incluir diferentes acciones como las búsquedas a pie y con perros, entrevistas con testigos, múltiples herramientas de tecnología forense y de extensión comunitaria. Para quienes permanecen no habidos, es importante que sus casos se expongan de forma mediática para aumentar la probabilidad de encontrarlas, situación que ahora ha propiciado una afluencia de casos de desaparecidos promocionados en sitios de redes sociales como Facebook, Twitter y TikTok; incluso, hoy en día para muchos agentes policiales es indispensable usarlas para resolver delitos y desapariciones. Es decir, las fuerzas del orden pueden utilizar Twitter para crear conciencia, y factores como imágenes y hashtags les permiten aumentar los niveles de exposición.

Exposición en las redes

Sin embargo, los análisis previos al estudio en mención, sugieren que las características demográficas de un desaparecido juegan un rol importante en relación con el resultado de la difusión, al menos en medios de prensa tradicionales, pues se conoce del Síndrome de la mujer blanca y otros factores que influyen en el interés mediático del suceso. En consecuencia, para absolver este tipo de hipótesis, el estudio recogió una muestra de 48 casos activos del Sistema Nacional de Desaparecidos de EE.UU, emparejados para generar publicaciones únicas durante 1 año en una página creada en Facebook, plataforma que tiene 2.50 billones de usuarios mensuales y 1.66 billones de usuarios diarios, considerando características de las víctimas como raza, rango de edad, género y localización. El ejercicio y moderación de la página, se realizó con apoyo de la Asociación de Recursos para Personas Desaparecidas (RAMP).

Entre los principales hallazgos, se obtuvo que la utilidad de impulsar/promocionar o pagar para difundir las publicaciones de desaparecidos, permite, en comparación con publicaciones orgánicas o no pagadas, obtener mayor participación de la población en diversos niveles (clics, me gusta/reacciones, acciones compartidas y usuarios únicos alcanzados); en otros términos, por aproximadamente 1 dólar al día, se puede aumentar la exposición de los casos y, con suerte, aumentar la conciencia y la probabilidad de recuperación de una víctima. Además, la conjetura acerca de la influencia de las características de una víctima, como en el caso de publicaciones de personas blancas, no fue respaldada, debido a que las propagandas que involucraban casos de desaparecidos no blancos y/o hispanos (víctima minoritaria) recibieron significativamente más me gusta/reacciones y usuarios únicos alcanzados; ahora bien, los usuarios de las redes tienen una mayor propensión a compartir los datos de aquellas víctimas desaparecidas con las que tienen una mayor afinidad demográfica o identificación.

Imagen – Demografía y difusión de desaparecidos en Facebook

Por otro lado, si un moderador hace uso de la función de promocionar/impulsar de Facebook, tomando en cuenta la región geográfica del hecho, es más probable que ese caso local de desaparición tome interés de la prensa del lugar y la vuelva noticia, en comparación con la difusión de casos de delitos que el usuario puede considerar como distante geográficamente. Por lo tanto, la cercanía geográfica del suceso, aumenta la capacidad de compromiso de los usuarios.

En cuanto a lo más importante, que es la recuperación o ubicación de la víctima, el ejercicio permitió que, en 5 de los 48 casos, las víctimas puedan ser ubicadas, atribuyéndose dicho resultado a publicaciones mejoradas o reforzadas para causar mayor recordación en el público, lo que reafirma que la exposición puede aumentar la probabilidad de recuperar a una persona desaparecida.

Investigar mucho para encontrar

Aunque existe mucho por hacer en materia de búsqueda y recuperación de personas desaparecidas, principalmente en los casos de menores de edad, queda claro que, para los profesionales de la seguridad pública, el uso de herramientas digitales resulta imperativo, pues no solo las redes sociales constituyen hoy armas para enfrentar esta forma de ocurrencia policial; también lo son, entre otras, la mensajería multimedia, la publicidad exterior, la comunicación de campo cercano (NFC) o la ineludible inteligencia artificial.

 Autor: Sergio Daniel Huamán | Experto en prevención del cibercrimen, Máster en Ciberdelincuencia.

Colaborador Oficial de h50.es

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