El bailarín Rafael Amargo fue detenido el pasado martes sobre las las 19 horas por la Policía Nacional y se le acusa, según las noticas publicadas en diversos medios, de tráfico de estupefacientes y de pertenecer a un grupo criminal. Se cita que la investigación ha durado, como no podía ser de otra forma, al menos año y medio y la han llevado a cabo fiscalía junto a la unidad de estupefacientes de la Comisaría Centro de Madrid.
La Policía Nacional publicó una foto que encabeza este artículo, en la que se le intervienen: 100 gramos de metanfetaminas, 40 de ketamina, tres botes de Popper, varias bolsitas de mefedrona, una bolsita de 2CB (más conocido como cocaína rosa, Nexus o Tucibi), dos pequeños botes de GHB (‘éxtasis líquido’), una caja de testosterona de la marca Propandrol y un blíster de Viagra; además de un pequeño peso, 8 móviles (uno de ellos de tecnología antigua) y casi 6.000 euros en billetes de 100, 200 y 500 euros.
Se detuvieron a tres personas junto a Rafael (su mujer y otros dos allegados de trabajo), la detención se produjo, también según fuentes periodísticas, a la salida del teatro, en la calle, por tanto se guardaron todos los derechos del bailarín; se practicó en la forma que menos perjudicó a los detenidos en su persona, reputación y patrimonio, salvando al honor, intimidad e imagen de aquéllos, según cita el art 520 Lecrm. Prueba evidente es que no hay fotos del mencionado momento, ni siquiera de móviles particulares.
Se realizaron varias entradas y registros en distintos domicilios, todos ellos con el evidente control judicial, por tanto, motivados con un auto del juez y con indicios evidentes de encontrar sustancias estupefacientes, como así se produjo. Tampoco existen fotos publicadas, su honor y reputación se salvaguardó en todo momento.
La investigación no es flor de un día, también se cita en diversas fuentes que se realizaron escuchas, seguimientos… que aportaron indicios suficientes para hablar al menos de grupo criminal, un “escalón por debajo” de la organización criminal, en el que existen circunstancias de tiempo, reparto de papeles y cierta estructura criminal. Esperemos al juicio oral para determinar si se ajustan al caso.
Tras pasar por el juzgado, quedó en libertad con cargos, en concreto; retirada del pasaporte, prohibición de salida de España y obligación de acudir al juzgado. Es normal su puesta en libertad dado que es una persona con domicilio conocido, arraigo, es también previsible que no se sustraiga a la acción de la justicia cuando sea reclamado para juicio oral (si se produce), tampoco se evidencia que pueda destruir pruebas y desde luego su libertad no causa alarma social (requisitos legales). Al parecer el fiscal pidió prisión según citan también fuentes periodísticas, el juez creyó conveniente su libertad con cargos. Recordamos que el fiscal representa la legalidad, el interés legal.
Queda mucha instrucción, muchas pruebas que practicar…. No adelantemos acontecimientos, pero tampoco pongamos en duda la buena actuación policial.
Por cierto, los calabozos de las comisarias, tal y como afirma el Sr Amargo y su abogado Conde Pumpido en diversos medios de comunicación, es cierto que huelen mal, son lugares cerrados, sin ventanas (por motivos obvios), donde se mantiene a los detenidos por un tiempo máximo de 72 horas antes de pasar a disposición judicial, mientras se practican diligencias. A los policías también les gustaría que cambiara su olor, los que están allí destinados prestan 8 horas servicio de vigilancia en ellos.