El prófugo Carles Puigdemont ha traspasado las fronteras españolas pisando territorio nacional. Después de siete años huido de la justicia ha sido el protagonista de una performance captando la atención de 2.000 personas en Cataluña anunciando que “hoy muchos quieren festejar que sea detenido”. Una vez se ha exhibido en público ante cientos de feligreses con tendencia independentista ha desaparecido de entre la multitud como si de una divinidad se tratase.
Este jueves un show independentista organizado con esmero por la maquinaria “marketiniana indepe” ha puesto en el centro de la dina al político catalán que una vez resucitado en el centro de Cataluña ha desparecido de un escenario recordando la vida de Jesucristo una vez tras haber sido crucificado y sepultado. Como si de un martir divino se tratase esta mística reencarnación ha abierto la polémica sobre a quién corresponde detener al expresidente ya que de por aquel entonces Jesús salió airoso de las fuerzas romanas.
Hasta el momento se conoce que los Mossos, han puesto en marcha la operación Jaula. Un dispositivo de controles en varias vías de salida de Barcelona para poder interceptar al prófugo. Sin embargo, las críticas se han dirigido hacia los Mossos e Interior por permitir que este individuo recorriese cientos de kilómetros por suelo nacional con total impunidad y hasta se le permitiese una aparición en público difundiendo un discurso con aire revolucionario e independentista tras el cual se ha vuelto a dar a la fuga.
El mismo Josep Rull, presidente del Parlamento de Cataluña ha afirmado que mientras se encuentre en el ejercicio de su cargo no permitirá que ningún diputado pueda ser detenido en el ejercicio de sus funciones amparándose en que el Parlamento “es un sitio sagrado” y la inmunidad otorgada trasciende incluso el ámbito estrictamente normativo.
Como si de una divinidad se tratase, Puigdemont y su particular show recuerda se asimila para muchos como un particular Domingo de Resurrección donde se conmemora la resurrección de Jesucristo el tercer día después de su crucifixión. En ambos casos ninguna autoridad (romanos por aquel entonces) lograron detener a su objetivo y devolverlo ante la justicia. No sabemos el desenlace de esta historia en el siglo XXI pero si conocemos la legislación vigente y sabemos con certeza (o eso creemos) que el político catalán todavía es de carne y hueso.
Por lo tanto, atendiendo a estos principios y siguiendo lo dictado en el Artículo 408 del Código Penal, la “la autoridad o funcionario que, faltando a la obligación de su cargo, dejare intencionadamente de promover la persecución de los delitos de que tenga noticia o de sus responsables, incurrirá en la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de seis meses a dos años”.