Puente festivo. Sigue el gran lío mundial

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Por fuerza tengo que contar batallas del abuelo cebolleta. Veo en los pasillos y a las puertas del Congreso, gentes “makeadas” a tope, trajeados a la última, todos con sonrisa profidén, felicidad aparente, aunque se masca la tragedia. Las miradas son aviesas y, en cada corrillo, se despelleja sin compasión al contrario. También al propio si no está.  Todos contra todos, hasta los que han pasado del festejo porque la celebración no va con ellos, puigdemones y compañía, que de la Ley cogen solo lo que les interesa. La Constitución es lo de menos. Dejarse ver, chupar cámara, que quede constancia de que uno está en la pomada, eso es lo importante.

Cuarenta y seis años hace y, por cojones tengo que decirlo, unos niños disciplinados, sucios, pasando frío como si estuviéramos en la División Azul en las estepas rusas, con una niebla que calaba hasta los huesos, sirviendo a la Patria. Ya no queda patria a la que servir, es una entelequia, una idea caduca. Ahora estamos en la federalización, en la globalización, en la inteligencia artificial que nos deja al margen – sobre todo a los vejestorios, porque no hacemos falta. Hay un montón de derechos consagrados en esa norma suprema que se han ido a la mierda directamente. Allí estábamos nosotros, con el cetme a cuestas las veinticuatro horas por si atacaban los terroristas. Sardón de Duero. Polvorín vigilado por artilleros medio sordos de  maniobras de cañonazos sin protección. Si reclamabas ibas al calabozo que eso de que la privación de libertad se reserva a los jueces es moderno y allí un sargento chusquero te metía tres días y te los comías enteros, durmiendo en el suelo, con una almohada y una manta por todo ajuar. Hay que hacerse hombres, ¡cojones!, que a eso hemos venido y no a amariconarnos. ¡Cuerpo a tierra hostias! Yo ahora hacia tres milis seguidas, con tal de pillar a la rubia del Jaguar con veinte años, la testosterona a quince y las arterias limpias como un jaspe y sin atascos. #mecagoentoloquesemenea.

Ahí, en los corrillos está el clan de los Oscar: Oscar López, Oscar Puente y más con otros nombres a los que el país les importa una mierda pinchada en un palo. No han hecho mili ni hostias. Yo soy más patriota que ellos, con tanto bulo, tanto fango y tanta fachosfera, me pegué año y medio cobrando doscientas setenta y cinco pesetas al mes. No llegaba a dos euros. Por la Patria, vigilando el polvorín de Sardón, el que me hizo aborrecer el Ribera del Duero. Hasta presencié un asesinato. Tiene cojones. Un brigada sádico y analfabeto, que era Dios porque te podía doblar o triplicar una guardia y te pegabas cinco horas de noche en una garita y te recogían en carretilla, congelado. Un brigada criminal y sádico asesinó a un pobre perro piojoso que andaba por allí por si le caía algo. Le molestaba el perro y le pegó un tiro. Él nos molestaba a nosotros y no le hicimos nada de lo que se merecía.  Cada día recuerdo a aquel pobre lacio, con su tiro a bocajarro con una pistola  que parecía de juguete. Cabrón el brigada.

Ni darte una alegría podías, en las garitas de  aquel cerro pelado para pasar el tiempo, porque te la sacabas – superada la represión de los curas en el internado y el miedo a la condenación eterna- y entraba en congelación en dos minutos. Ni las fotos en sujetador de Nadiuska, musa erótica de entonces, arreglaban el problema de congelación.

El clan de los Oscar tiene mil  excusas:  la máquina del fango,  no hay nada de nada, somos un partido limpio y Ábalos, Koldo, Aldama… no forman parte de esta casa. Siempre la misma película porque la misma justificación se usó con Bárcenas: no es del partido.  El problema no es si está o no en el partido. Lo que queremos saber es qué hizo cuando estaba en él y tenía poder. Ese es el problema, que tiene cojones, por ejemplo, un asesor de Fomento, que ha sido portero y cortador de troncos, que yo sepa, como todo  bagaje científico para grandes infraestructuras. No me río porque los otros están más o menos. Además de machacados por la riada de Valencia y con Mazón cadáver. Ahí tienes a Borja. ¿Qué ha sido este hombre además de rentabilizar su ser vasco y  las amenazas etarras? Más me amenazaron a mí, más me querían matar, me echaron de la dirección de Nanclares por su presión— lean las Memorias de Juan Alberto Belloch, que Antonio Asunción no pudo escribirlas y ya lo hice yo por mandato suyo con De prisiones, putas y pistolas-  y hasta me han negado esa subida ridícula por tener tres hijos porque dicen que ya está bien mi pensión, que tuve que trabajar cuarenta y dos años en lugar de cuarenta y que deje de tocar los cojones y de dar la paliza.

En medio del caos de corrupción, denuncias, declaraciones, imputaciones…, Ábalos dice que quiere declarar voluntario. No hace falta que el Supremo envíe el suplicatorio al Congreso.  Se lo piensa mejor y pide un aplazamiento para estudiar la causa. Eso es cosa del abogado  – presuntamente, como todo lo que estoy escribiendo de imputados, manejadores, tramas y demás mangantes. Los abogados son muy linces  – algunos- y le dicen vamos a estudiar qué dicen los otros y así preparamos las contestaciones. Inevitablemente me viene a la memoria aquel magnifico magistrado, presidente de una sección de la audiencia, que me daba clase de penal y decía: Siempre que me pongo la toga para subir al estrado canto para mis adentros  “vamos a contar mentiras tralarara, tralará”.

¿Para que quieres saber nada si tu voluntad es decir la verdad de todo lo que ha pasado? ¿Decir la verdad o enredar para escabullirte? Todo presuntamente. El Supremo lo ha mandado a hacer gárgaras   – un  hombre que funciona- y le ha dicho que no, que ya lo citará con el suplicatorio. Ábalos recula y va. Estoy ardiendo de deseo  – en el balneario, la rubia no ha venido y creo que me ha mandado a la mierda definitivamente porque tiene que celebrar la navidad con su familia y yo soy un postizo molestón-. Ardo de deseo  y de ganas de ver su declaración. Más que de ver a la del Jaguar en lencería…y quitársela luego.

Marlaska es un peso pesado del gobierno, un ministro potente. Ha sacado una ley que yo creo necesaria, pero que ha puesto de los nervios a los hoteleros y a los chorizos: hay que dar hasta la talla de bragas cuando te inscribes en un hotel.

Una pregunta: ¿Qué hacemos con la cantidad de pisos piratas  – los ayuntamientos están para las mariscadas, las hogueras, los postureos y otros festejos que den brillo al alcalde y a los concejales-, repito qué hacemos con la multitud de pisos piratas, que se alquilan sin control alguno por habitaciones?  Tiro piedras contra mi tejado porque yo, que he sido expoliado hasta tener que pelear por los gayumbos y el cepillo de dientes, he estado a punto de tener que compartir habitación con dos moros y un rumano, todos con olor a pies. Y toco madera porque no estoy libre aún de tener que hacerlo. Habitación en un piso pirata sin control   – Luis, Barcala, cuando quieras hacemos una gira y te los enseño-, un piso o una celda comunitaria en la cárcel que Marlaska decida si, finalmente, cometo el asesinato que imagino como novela negra. No es violencia de género no se me subleven.

No soy de misas. Me he olvidado del Tantum ergo, del  Pange lingua y del Veni Creator, aunque creo que una de las pocas cosas buenas que han hecho los clérigos y frailes ha sido potenciar la música sacra. Paso de coros desafinantes. Paso de arzobispos parguelas y sacristanes moñas. El funeral de Valencia ha sido un acto social, de acompañamiento de familiares, esos actos que los curas aprovechan siempre para darte la brasa por si cuela y te caes del caballo como Pablo de Tarso. Sánchez no ha ido por si le tiraban pegotes de barro. Muy mal porque luego no puedes ir a pedir el voto, que te lo recuerdan.

Hablando de Tarso y de Damasco a donde iba cuando se cayó del caballo, el que fue secretario de organización del cristianismo  – como el fontanero socialista, un tal Cerdán, pero aquel sabía más. Ha caído por fin el dictador sanguinario El Asad. Se ha hecho con el poder el Daes con un líder de Al Qaeda, Abu Mohamed Al Jawlani. Ya veremos si el cambio es de la dictadura familiar de Assad a la de la Sharia, no vaya a pasar como con las primaveras árabes. De momento el oculista dictador se ha fugado y anda paseando por Moscú. No ha corrido la suerte de Gadaffi ni de Sadam Hussein, que no es poco. Ha salido a la luz el matadero sirio, la cárcel de Sednaya, centro de muerte y de torturas, que haría las delicias de algunos que conozco. Inconcebible la maldad humana pese a las universidades inglesas donde se hizo oculista. Dijo Hobbes que el hombre es un lobo para el hombre y se quedó corto.

Puigdemont sigue pasando el cepillo, quiere seguir cobrando. Sánchez no convoca y se achanta porque sabe que perdería a pesar del desastre Feijoyuso.

Manuel Avilés, director de prisiones jubilado y escritor, columnista de h50 Digital

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