La Guardia Civil investiga la profanación de las tumbas de un guardia civil, asesinado por una banda de atracadores, y la de un policía nacional, víctima de un atentado mortal a manos de la banda terrorista ETA. Un ritual de vudú parece ser móvil del macabro suceso.
Según desveló el diario Levante-EMV, los operarios del cementerio de Moncada (Valencia), hallaron las dos tumbas profanadas el pasado miércoles santo. Todo indica que los hechos se pudieron producir durante el fin de semana pasado, en plena cuarentena por el virus del coronavirus.
Personas desconocidas abandonaron en el interior de los ataúdes gallinas decapitadas y desangradas. Además, dibujaron un símbolo satánico en uno de los nichos. Un ritual de vudú parece estar detrás de los macabros hechos.
Las primeras pesquisas de los investigadores de la Guardia Civil apuntan a que la elección de las tumbas, no fue fruto del azar, y sí parte de un plan previamente planificado por los tétricos autores.
La primea de ellas, pertenece a los restos del cabo primero de la Guardia Civil, Agustín Gómez Pérez, asesinado junto a dos compañeros del Cuartel de Moncada, acribillados a balazos por la banda de atracadores de los hermanos Larios, a principios de 1984.
La segunda tumba profanada alberga los restos de Juan José Visiedo, policía nacional asesinado en Pamplona el 13 de abril de 1984, a manos de la banda terrorista ETA. Aunque era natural de Melilla, fue enterrado en el municipio valenciano, donde por aquel entonces su padre era jefe de la Policía Local.
El artículo 526 del Código Penal establece que: ”El que, faltando al respeto debido a la memoria de los muertos, violare los sepulcros o sepulturas, profanare un cadáver o sus cenizas o, con ánimo de ultraje, destruyere, alterare o dañare las urnas funerarias, panteones, lápidas o nichos será castigado con la pena de prisión de tres a cinco meses o multa de seis a 10 meses”.