Olvídense del título. No creo en adivinos, arúspices, echadores de cartas, atadores del amor, curas, chamanes, sacristanes, obispos, santones ni otras yerbas.
Sin creer en lectores de bolas mágicas, ni en charlatanes que analizan los posos del café o la geografía de las uñas de los pies, me da mala espina el año que empieza. No parece traer muy buena cara. Vamos al análisis.
He estado unos días haciendo el vago – un anciano jubilado está autorizado a ello- en los Pirineos. Estudiando geografía de cuando los planes de estudio eran decentes y uno tenía que aprender cantando: España limita al norte con los montes Pirineos que nos separan de Francia. Ahora no. Ahora como le preguntes a un niño por los montes Pirineos y no sea de Gerona, de Huesca o de Navarra, te mira con cara de mala hostia como si lo estuvieras acosando y pone la misma cara que una vaca cuando pasa el tren. Ni puta idea.
Hablando de trenes. Me fui en el Euromed, que suena bonito y moderno y …como funcionando bien. Llego a Barcelona y me recoge mi amigo – no diré quien es porque es un tío famoso, inteligente, con un par de cojones y gran profesional- vamos que en algún momento he sentido no ser maricón para enamorarme de él y dejar a un lado y olvidados para siempre los desdenes y las jugadas de la rubia del Jaguar. Tiramos hacia los montes y llegamos a Olot, donde vamos a tener nuestro centro de operaciones. Precioso sitio con una catedral entre gótica y renacentista y con volcanes de miles de años, apagados por todos lados. Olot, el pueblo en el que secuestraron a la farmacéutica unos gilipollas, que eran – algunos- policías locales, que hay que ser imbécil porque un secuestro es un delito dificilísimo. Tienes que coger al tío, mantenerlo vivo, alimentarlo, evitar que se fugue, que no se oigan gritos ni lamentos…y cobrar que es lo más importante. Un lio de tres pares que, o eres un profesional como la copa de un pino, o si eres un tuercebotas como los gilipollas que lo hicieron, te pillan fijo. Yo tengo un secuestro preparado, pero lo tengo solo en la cabeza y no me pueden hacer nada porque el pensamiento no delinque.
¿He hablado más arriba de vacas? Pues se ha liado una buena – todo el jaleo es despiste del gobierno para que no nos demos cuenta de la subida de precios volcánica y estratosférica y creamos la bobada de que han subido un dos con ocho. Una mierda, que estoy por fotocopiar las clavadas del bar ferroviario, un atraco sin revolver-.
Hablando de vacas, digo, una señora que se cree graciosa ha salido – dicen porque yo no lo he visto, solo veo “firdates” para ver si me sale un relevo de la rubia del Jaguar que me ha dejado por su marido- y ha puesto una vaca con una foto del corazón de Jesús. Ya se le han tirado al cuello los curas, los obispos y los abogados cristianos, creo. Ahora voy yo.
Esa señora se podría haber cambiado por la vaca que nadie se habría dado cuenta. Tengo entendido que ese es un programa Sanchista, creado ad hoc – como la amnistía a Puigdemont- para machacar a ese pelirrojo pequeño que es Feijooista, que yo no veo ninguno porque coinciden con el firdates. La rubia del jaguar tiene la culpa.
La vaca con la estampa, o la señora con la estampa – da lo mismo- se ha burlado según me cuentan porque yo, ensimismado en las abuelas que salen en firdates no lo he visto. Una amiga, docente, ilustrada, historiadora y guapa me manda lo que transcribo literalmente – así no me pueden llamar machista porque es una mujer la que habla-. “No somos creyentes ni practicantes. Nuestra civilización, nuestro arte, nuestra sociedad y nuestra historia nacen enraizadas en el cristianismo. Renegar a base de burlas zafias envalentona a quienes el día de mañana convertirán nuestras iglesias en mezquitas y cerrarán nuestros museos”. Lo dice una mujer autorizada. Yo he puesto verde a la Iglesia mil veces. Soy consciente de que el arte, la música, la filosofía, la literatura…le deben mucho a la Iglesia. Yo no perdono aquellos años de internado cuando Franco mandaba – los que ahora van a celebrar su cincuenta aniversario no tienen ni idea porque no habían nacido y lo mismo podrían celebrar el de la muerte de Fernando VII- no les perdono a aquellos curas fascistas, muchos tan víctimas como yo aunque a mi jamás me metieron mano y recuerdo a algunos buenísimos-, no perdono la represión feroz en que me intentaban educar, con la castidad grabada con un punzón en el rabillo del ojo, como dice mi amigo Eslava Galán. Todo el bachillerato con el infierno presente, mañana, tarde y noche, con los ejercicios espirituales y la condenación eterna como una espada de Damocles. Ocho años sin una paja genera necesariamente trastornados. Si yo, a la vejez, me hago asesino en serie tengo una eximente completa con los curas franquistas y su educación con toda seguridad.
A pesar de no perdonar la educación represora y curil, en los muchos mas de tres mil artículos que llevo escritos y con todo lo que le he dado a la Iglesia, curas, obispos, papas y demás elementos de cuidado, jamás nadie me habrá leído una mala palabra de Jesús de Nazaret o de su Madre. Un hombre bueno, honesto, con carisma, magnético…pero que no resucitó tras morir torturado. Ella, una mujer buena que sufrió la terrorífica muerte de un hijo aunque ni fuese virgen, ni su parto tuviese nada que ver con ningún espíritu santo. Cantidad de valientes de estos se ríen de aquel hombre de Nazaret, pero nunca se atreven con Mahoma ni con Allah ni con Jomeini siquiera, por más que su religión tenga mucho que ver con las dos creencias bíblicas.
Os cuento – para los celebradores de festejos alienantes con no sé qué excusa de Franco- yo estaba estudiando filosofía aquel diciembre del 75. Franco andaba bien jodido con “las heces con melenas” que decía la tele diez veces al día y las operaciones carniceras de su yerno. En la fiesta con carreras que se celebraba en los jardines del Triunfo en Granada, me llevé un garrotazo de un gris – los únicos que andaban por allí eran María Izquierdo Rojo y José Antonio Pérez Tapias, pero no ningún capitoste de estos ni tampoco los cesados Koldo y Ábalos- y me duró el cardenal hasta mucho después del entierro del dictador.
En aquella vivienda lúgubre nadie tenía despertador. Todos sabíamos que si Franco palmaba no habría clase, porque entonces íbamos a clase, tomábamos apuntes y estudiábamos de cojones. Comisionamos a un gordo, apodado el tonel por todo el mundo, en lo que ahora sería gordofobia, para que pusiera la radio por las mañanas – él tenía radio y despertador- y nos avisara si las heces con melenas habían terminado su función. En la cama, en mi cuchitril, oí al tonel abrir la puerta y decir a voz en grito: ¡Que se ha muerto, podéis seguir durmiendo! La noticia me produjo un mediano estremecimiento y rápidamente me tiré a la calle a ver el ambiente de miedo o de liberación. De los festeros de ahora no había ninguno.
Volvamos al tren de vuelta de Olot. Euromed. Rápido y moderno. De Barcelona a Valencia, bien, salvo los estacazos del bar, de cinco estrellas. En Valencia empieza el viacrucis, se para reiteradamente y nos dice un señor de azul que “se ha pinzado un freno” y hay que parar. Pepe Gotera y Otilio y como el ministro está ocupado, haciendo de propagandista y escudero de su jefe – lógico, para eso es el jefe y Puente está a dedo, como Ábalos, y puede ser cesado de medio plumazo-. Como está de escudero no controla los trenes, que fallan por un problema informático o por un pinzamiento. Llegamos cincuenta minutos tarde y, como son listos, han ampliado el plazo para pedir indemnización por tardar. No tenemos derecho a nada, salvo a bebernos el agua sucia de los lavabos.
Ábalos denuncia que se han filtrado los videos de su declaración. Hasta se nota la crispación del magistrado con las contestaciones, el cabreo del fiscal que abronca a Ábalos para que no ridiculice sus preguntas. De nuevo me acuerdo de mi profesor de penal, Don Rafael Bañón, magistrado también. “Cuando me pongo la toga para juicios o declaraciones canto para mis adentros: Vamos a contar mentiras tralará”. ¿Quién no sabe que en toda casa de España hay siempre, por costumbre, veinte o treinta mil euros en metálico? ¿Quién no sabe que los incrementos patrimoniales son fortuitos y caprichosos, pura suerte que no todos tenemos? ¿Quién no sabe que es función de un asesor, buscarle un piso a la novia de su jefe? A mi Antonio Asunción y Belloch – dos señores sabios, trabajadores, competentes, etc… jamás me pidieron esa negociación, que yo solo me dedicaba a los etarras. Todo lo dicho, salvo el retraso y los atracos en el tren es presunto. Presuntamente en este caso veo mierda para parar un tren como el Euromed de Barcelona.