Si nos ceñimos a la definición de paleto, nos referimos a una persona que carece de habilidades sociales para desenvolverse en ambientes refinados, urbanos y que no viaja a otros lugares ni muestra interés en ello.
Por lo tanto, uno de los paletos más grandes de la historia podría ser Emmanuel Kant, el gran pensador, el cual nunca abandonó su ciudad natal ni su cuadriculadas rutinas diarias, o Nietzsche, otro ejemplo de paleto torpe cuya incompetencia social le impidió mantener relaciones personales saludables, especialmente con el género femenino. Digamos pues, que lo de ser paleto es relativo, pero hay una norma no escrita que dice que no hay mayor síntoma de paletez que aquel que considera paleto al otro sin conocerlo y lo hace extensivo a todos los miembros de su grupo, síntoma añadido de rancio cuñadismo.
“Pues hubieras estudiado y no serías policía”
Otro tópico, muy típico de los paletos, es utilizar frases hechas y refranes populares, por eso me apetece usar una como muestra de absoluta paletez intrínseca a mi profesión. Y es que en el amor y en la guerra todo vale, como así debió pensar la persona, supuesto periodista, que sin sonrojo (supongo que el sonrojo vendría después) dijo hace unos días aquello de “pues hubieras estudiado y no serías policía”. Ah, micrófonos, qué traidores. Se echó de menos la réplica de los ministros solicitando la identidad de tan ilustre personaje y las necesarias explicaciones por la valiosa aportación al conocimiento general.
Paralelamente al cúmulo de ideas que se agolpaban en mi cabeza crecía la indignación, no sólo por la ofensa a todos los profesionales que integran los cuerpos policiales, sino porque una persona que percibe un sueldo por informar a la ciudadanía sucumba de forma tan vil a todos los prejuicios que en su gremio puedan tener del mío, y ello se traduzca, meras especulaciones, en determinada forma sesgada de mal informar al ciudadano.
Siguiendo la máxima aristotélica in medio virtus est, los todos, los nada, los siempre y los nunca suelen ser amigos de la ignorancia, en el mejor de los casos, o de la mentira, si pensamos de forma menos benévola, y a un periodista no vamos a presuponerle ignorancia, porque como él mismo dice, ha estudiado y es más listo que los que no lo han hecho. Ah, palabras, qué traidoras. Vamos a analizarlas.
Primero, pensar que eres policía porque no has podido aspirar a otra cosa es de una arrogancia muy rancia, si crees que ni tu cuna ni tu talento te han dejado llegar a otro lugar es que vives en el sistema de castas de la India. Segundo, presuponer que eres policía pero que si pudieras elegir trabajarías en otra cosa, es lo más natural del mundo. Por supuesto, la vocación no existe. Tercero, haber cursado estudios universitarios en este país es una opción, basada en decisiones en las que los intereses, motivaciones y voluntades personales desempeñan un papel fundamental, pero que en ningún momento pueden ser el rasero para discriminar entre ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda, porque entonces volvemos a los valores imperantes en la edad media, aunque el sistema métrico sea otro. Por último, cualquier persona con estereotipos de esta índole ignora que hay titulados en geografía y en derecho, o criminólogos y psicólogos, también analistas de inteligencia o ingenieros químicos, por poner algunos ejemplos que conozco personalmente, profesionales que han elegido ser policías y con su conocimiento suman valor a la organización respetando por igual el de otras personas, con o sin título.
En Una Policía Para El Siglo XXI no consideramos que haya paletos, ni héroes, ni villanos en ninguna profesión, y si los hay pueden ser paletos muy brillantes o brillantes paletos.
Lo que verdaderamente nos define es que somos profesionales que trabajamos para garantizar la seguridad y el libre ejercicio de los derechos de los ciudadanos, incluidos los de los periodistas que nos consideran paletos sin estudios ni vocación. En los malos tiempos las estrategias de supervivencia están enfocadas a la cooperación personal y profesional, más que a la competición y el desprestigio per se, no nos olvidemos.
Isabel Sobrino Vaz (Policía) para h50 Digital Policial.