Los policías nacionales destinados en Cataluña se preguntan qué pasará ahora con ellos y sus familias.
Las distintas unidades de la UIP de la Policía Nacional vuelven a sus plantillas, donde son recibidos como héroes.
Pero en Cataluña se quedan cientos de policías nacionales, los cuales tienen allí su destino.
Ya pasó hace dos años con la operación Copérnico, en la que entre cinco y seis mil agentes entre Policía Nacional y Guardia Civil fueron movilizados para acudir a Cataluña.
Allí se sucedieron varios enfrentamientos con los movimientos independentistas radicales por la convocatoria del, declarado ilegal, referéndum de autodeterminación.
En esta ocasión se han producido multitud de enfrentamientos entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, entre ellos la Policía Nacional, con grupos violentos como los denominados CDR.
Por parte de los grupos independentistas se ha intentado dañar la imagen policial, hablando de brutalidad policial y uso excesivo de la fuerza.
También por parte de asociaciones como Amnistía internacional, o Centro Iridia que se pone a disposición de las personas afectadas por las cargas policiales.
El ayuntamiento de Barcelona, pidió imputar a 28 policías por las cargas realizadas en colegios electorales el 1-O, además subvenciona a Centro Iridia, la cual asesora gratis a los detenidos por los disturbios de Barcelona.
Incluso el presidente de la Generalidad de Cataluña, ha instado al consejero de Interior a abrir una investigación para depurar responsabilidades si ha habido cargas policiales que no se han ajustado a los protocolos.
Abandonados.
Todo esto genera un clima aún peor del que ya había para los policías nacionales y guardias civiles destinados en Cataluña, sintiéndose abandonados.
Recuerda a los años de plomo en el País Vasco, donde no podías decir la profesión de tus padres si eran policías.
Los hijos de policías y guardias inventan profesiones para sus padres por temor a posibles represalias, rechazo o bullying.