El pasado doce de diciembre será una fecha que un padre y una madre jamás olvidarán pues gracias a la rápida y profesional actuación de los miembros de la UPR de la Policía Nacional esa noche no acabó en tragedia.
Eran aproximadamente las nueve de la noche cuando los componentes del BRONCE 116 se encontraban en los aledaños de la Jefatura Superior de Policía de Madrid cuando fueron alertados por un hombre en un evidente estado de nerviosismo y ansiedad que apenas podía articular palabra y solicitaba auxilio por su hijo pequeño.
Sin perder un solo segundo, se dirigieron al domicilio, donde observaron a una mujer con un niño de aproximadamente año y medio de edad en sus brazos, en cianosis y sin dar ninguna señal de vida ni responder a los estímulos.
Los policías, a la vez que uno de ellos comenzó a llamar a los servicios sanitarios de emergencia, iniciaron las maniobras de reanimación haciendo uso de sus conocimientos de primeros auxilios gracias a la formación que han realizado, así como siguiendo las instrucciones que SAMUR les daba a través del CIMACC (sala del 091 de la Policía Nacional).
A los pocos instantes de comenzar la reanimación, el menor empezó a reaccionar, respirando muy levemente y de forma aletargada, volviendo a perder la consciencia y volviendo a ella de forma anárquica.
Los policías no cesan en sus maniobras, teniendo que relevarse de forma periódica debido al agotamiento físico incidido especialmente por el momento de estrés y premura por la peligrosidad que corría la vida del menor.
Minutos después llega al lugar un indicativo sanitario del SAMUR, el cual, tras realizar una primera valoración al menor, debido a la gravedad en la que se encontraba, estiman que es necesario trasladarlo de urgencia al Hospital de la Paz y agradecen a los policías la primera asistencia al menor pues ha sido fundamental e imprescindible para que el estado del niño no empeorarse y pudieran estabilizarle, salvándole la vida.
Al día siguiente, ya ingresado y estable en el Hospital, sus padres invitaron y reiteraron a los agentes que acudan al hospital para visitar al niño y así agradecerles su actuación.
“En este caso, fueron treinta minutos de angustia, porque desde el SUMMA no enviaron recursos sanitario y bombardeaban a preguntas a un padre que sólo quería que alguien acudiera a auxiliar a su hijo. Son ya demasiadas veces que este servicio falla y pone en riesgo la vida de las personas”, remarcan fuentes sindicales a este medio.
Porque esa noche, de no ser por la actuación de los tres agebñntes del indicativl BRONCE 116, el desenlace habría sido otro y, como ocurre en tantas otras ocasiones, en los veinte peores minutos de la vida de una persona, emergen unos ángeles de azul que evitan verdaderas tragedias.
Esa noche fueron miembros de la UPR, pero otro día serán policías del GOR, del GAC o una agente que, fuera de servicio, pasaba por allí.
Policías que están en constante formación y actualización para resolver o prestar ayuda en cualquier incidente que les pueda surgir y, como en esta ocasión, salvando la vida de un niño que apenas había comenzado a andar.
Desde H50 Digital, tenemos constancia de que los responsables de los Bronces no solo han alabado la actuación, sino que no han dudado en reconocer que la misma es merecedora de reconocimiento y que, por su parte, así lo harán. Ya solo queda que desde la Jefatura Superior de Policía de Madrid así sea.
Desde H50 nos hemos puesto en contacto con el padre del menor del cual nos ha contado que ya se encuentra bien, de lo que nos alegramos enormemente, y no ha dejado de insistir en dar las gracias a los policías, “porque no saben el trabajo que realizan” y, en especial, a esos policías que esa noche “no perdieron un segundo y fueron como un rayo a la casa” y salvaron la vida de su hijo. Gracias a los Policías del Bronce 116.