Los sindicatos de Policía Nacional, SUP, CEP, UFP y SPP, interponen denuncia ante la Fiscalía General de Estado contra el vicepresidente independentista de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonés, por llamarles delincuentes en dos ocasiones.
La primera de ellas, fue el pasado día 9 cuando, con motivo del auto de la Audiencia de Barcelona que cuestiona la “proporcionalidad” de la actuación policial el 1-O, manifestó que “los delincuentes del 1 de octubre son los que iban vestidos de verde o los que iban vestidos de azul marino y que entraron con porras en los colegios electorales”.
Ante la reacción inicial de los sindicatos, no solo no se retractó, sino que reiteró sus afirmaciones, y días después dijo en un acto: “No les gusta, pues lo repito, los delincuentes iban de verde y azul marino”, e incluyó expresamente en concreto a los que dieron las órdenes durante esa jornada, subrayan en la denuncia.
Delito de injurias hacia los policías
Para los sindicatos, esas manifestaciones pueden ser constitutivas de un delito de injurias previsto en el artículo 504.2 del Código Penal.
En un comunicado de prensa, los sindicatos añaden que la gravedad de los hechos, “teniendo en cuenta especialmente su condición de miembro del que debería ser el gobierno de todos los catalanes, tendría que haber motivado una inmediata petición de rectificación por parte de los responsables políticos, tanto de la Generalidad como del Gobierno de España”.“No lo han hecho y eso les retrata”.
En la denuncia presentada ante la Fiscalía se argumenta que tales declaraciones “no están protegidas por su inviolabilidad parlamentaria, pues nada tienen que ver con el ejercicio de las funciones encomendadas por la Constitución en su condición de parlamentario.”
Se pide, por parte de la Fiscalía, la práctica de diligencias de investigación, y posterior traslado de las actuaciones a la autoridad judicial.
Los máximos responsables de los cuatro sindicatos policiales instan además a Aragonès a que rectifique y pida disculpas a los miles de policías y guardias civiles que “no merecen que alguien sin escrúpulos y que debería prestigiar la institución a la que representa, no solo sea reiterativo en sus insultos, sino que además no muestre ningún signo de arrepentimiento”.