Hace cuatro años, la muerte de la agente Diesel en París dio la vuelta al mundo. La agente tenía siete años y se encontraba realizando una operación antiyihadista en el barrio de Saint Dennis al norte de la capital francesa. Al entrar a un domicilio, ella fue primero para abordar a un terrorista que se inmoló. La agente falleció por la explosión y sus compañeros humanos y canes le rindieron un conmovedor homenaje.
Diesel visibilizó a un sector de los cuerpos de seguridad que algunas veces es ignorado: los agentes caninos. Aunque, en España no se han registrado bajas, los agentes caninos cumplen una función primordial en garantizar la seguridad ciudadana. Por ello, la Policía Nacional y otros cuerpos de seguridad buscan familias que adopten a los agentes jubilados del servicio.
Las unidades caninas ya son un elemento imprescindible en los cuerpos de seguridad. Policía Nacional, Guardia Civil, policías locales... Casi todos cuentan con canes que se dedican a todo tipo de actividades, como localizar explosivos, servir de guías, acompañar a los agentes.
La vida de un perro policía se inicia a corta edad.Entre los ocho y doce meses, los agentes de cada unidad escogen al perro que mejor se adapte a sus necesidades. Algunas unidades del ejército crían sus propios agentes en un centro especial de la provincia de Ávila, otros, como la Policía Nacional pueden comprar, adoptar o recibir perros de particulares.
Los agentes caninos y los humanos deben pasar pruebas de selección. No cualquiera puede ser un agente de los cuerpos de seguridad. Los canes deben superar una serie de pruebas orientadas a garantizar que pueden valer para el servicio público, siendo su metodología básica de entrenamiento canino es “el juego”.
No hay razas que puedan ser excluidas del servicio; no obstante, lo más común es encontrar pastores alemanes o belgas, ya que suelen tener más control y capacidad de búsqueda de determinados objetos.
Los entrenamientos se basan en juegos, en los que el entrenador convierte un determinado juguete en el indicativo de trabajo. Cuándo el entrenador saca el juguete, el perro sabe que tiene que ponerse a trabajar para poder recibir su recompensa. Con esto, el trabajo se convierte en un juego para los agentes caninos.
Juntos, agente y perro, forman un binomio perfecto que Interior alaba y que -subraya- “trasciende de la relación laboral”, hasta el punto de que los policías de estas unidades siempre hacen gala de “elevadas dosis de compromiso, dedicación y entrega”.
Al igual que las personas, los perros sufren la perdida de las capacidades, en este caso, el olfato o la velocidad; por tanto, deben ser jubilados. La mayoría de los agentes dejan el servicio entre los siete y ocho años, sin embargo, pueden salir antes o después según las características de cada uno.
Según explica la presidente de la organización, dedicada a buscar hogar a los agentes jubilados; los perros son asignados a un entrenador, que tendrá mínimo dos canes. El entrenador puede decidir si llevarlos a casa y adoptarlos cuando estos se jubilan. No obstante, como la mayoría de los agentes recibe varios perros que guiar es muy difícil que pueda hacerse cargo de todos.
La mayoría terminan en manos de la ONG Héroes de 4 Patas y su equipo, que buscarán hacerse cargo de los agentes hasta que una familia los adopte. Los perros son como las personas. Cada uno tiene su propio humor y conducta, por eso, dicha ONG hace una entrevista y cuestionario a quienes quieran adoptar para buscar un perro que se adapte a sus necesidades, que aseguran que la selección es un proceso formal y no se escogen “a la carta”.
A pesar del proceso, los agentes suelen salir rápido a nuevos hogares.
Son numerosos los agentes caninos que han sido condecorados, junto a su binomio, tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil reconociendo su labor profesional en diferentes escenarios policiales.
Autor: Antonio Abarca