Es evidente el apoyo psicológico en agentes afectados del síndrome de Oficina de Atención al Ciudadano y gestión de malas noticias. Es una paradoja que a quien se responsabiliza del bienestar común no cuente con armas para garantizar su bienestar y salud mental. Son seres humanos con sentimiento y sensibilidad y no estatuas de acero.
A menudo, lo que viven de forma repetitiva es similar a la convivencia con una persona con síndrome TOC o trastorno obsesivo compulsivo que mina la salud mental del otro. Se puede extrapolar el trabajo a la vida personal produciendo angustia y obsesión pensando algún peligro rodea a su entorno.
También en forma de terrores nocturnos o pesadillas reviviendo lo sucedido en su trabajo. Igual sucede con el ejemplo del militar estuvo en combate y que padece ruidos en los oídos recordando la explosión de bombas o cuando a alguien le amputan un miembro y surge el síndrome miembro fantasma porque sigue teniendo dolor aunque ya no exista dicho miembro.
Creo y aunque sea tabú debemos hablar del suicidio tan alarmante en esta profesión y utilizar todas las herramientas posibles para evitarlo porque nuestra vida depende de su protección y siendo tan imprescindibles deben, por justicia, ser protegidos con armas preventivas que mejoren su propia vida y salud mental.
Algo similar sucede con los sanitarios y psicólogos de grupos de intervención en catástrofes y emergencias. Recordemos el accidente ferroviario Alvia donde el síndrome post traumático lo vivieron tanto heridos como sus familiares, víctimas, y hasta los vecinos ayudaron acudiendo a la curva de Androis que creían que el tren podría descarrilar de nuevo en cualquier momento.
Los agentes lo vivieron igual que los profesionales sanitarios y psicólogos lo hemos vivido. Nadie, absolutamente nadie, es ajeno a que esa empatía con el dolor del otro nos afecte a la salud mental y máxime si en el entorno hay problemas de salud o de conflicto familiar. A veces decimos un aquí no puedo más pero con las armas y ayuda remontamos y volvemos a ser útiles de nuevo para crear una sociedad robusta y sana.
Los agentes son profesionales como cualquier otro sufren en su propia piel aunque no puedan demostrarlo y constituyen una profesión trascendente y necesaria.
El estrés es uno de los responsables de infartos y somatizaciones, ataques de pánico, agorafobia trastorno del suicidio y por ello es trascendente lo que dices. Cualquier profesión estamos expuestos a ello.
Autora: Pilar Enjamio Furelos | Psicóloga
B. Días.
La cruda realidad. Y a veces si lo haces público ya eres el “raro”. Pero lo describes muy bien. Clarisimo.
Gracias por que es una realidad que va en aumento 👏👏