El caso del joven Paco Molina continúa entristeciendo a todo un país que sigue preguntándose qué fue lo que pudo ocurrir ese 2 de julio de 2015.
El adolescente cordobés de 16 años de edad (ahora 20), permanece en paradero desconocido sin noticia alguna sobre cuál pudo ser el desencadenante generador de la situación de incógnita actual.
Nos remontamos al año 2015. Aquella tarde, su madre Rosa se despidió como otra tarde más. Con un “hasta ahora mamá” cerró la puerta de su casa. A todo esto, su madre, le observó desde la ventana alejándose, nunca creyendo que fuese la última vez que vería a su hijo.
Vestía un polo que, con el tiempo, sí que puede resultar indicativo de ir algo más arreglado de lo normal, pero, nada más lejos de una mera conjetura que el paso del tiempo invita a sacar.
Pasaron las horas hasta llegar la noche, hasta llegar más o menos, la media noche. Fue entonces cuando comentó a su grupito de amigos haber quedado con un segundo amigo desconocido para éstos. Tras la realización de dicho comentario, Paco se alejó del parque en el que compartía risas y momentos divertidos con los amigos.
Desde ese momento, nada más se ha vuelto a saber del el pequeño Paco. Las cámaras de seguridad no le interceptaron en su ida hasta la ubicación en la que iba a reunirse con su misterioso amigo, ni tampoco nadie lo observó, ni reparó en su persona durante el trascurso de los metros de calles que separaban el parque del anunciado encuentro. Tampoco nunca llegó al bar donde, a priori, tenía lugar la cita.
A la mañana siguiente, consternados, los padres de Paco interpusieron con lágrimas en los ojos una denuncia por desaparición. Una denuncia por desaparición que nunca antes creyeron interponer.
Al día siguiente del suceso, el conductor de un autobús, acreditó haber visto a Paco en la estación de autobuses de Córdoba dando peculiaridades de su rostro y persona muy características del adolescente y nunca antes desveladas hasta la fecha. Fue este caballero quien expuso haber trasladado al joven ese mismo día de Córdoba a Madrid. Este hecho, esta línea de investigación, nunca se pudo corroborar.
Hemos de recordar que Paco, en el momento de su desaparición, no llevaba dinero. No portaba aquellos ahorros que guardados en su habitación tenía. Descartada la hipótesis de la desaparición voluntaria, todos nos preguntamos: ¿Dónde pasó esa noche Paco? ¿Quién pagó ese billete de autobús? ¿Terminó llegando a Madrid? ¿Por qué no se registró su imagen en las cámaras de viodeovigilancia de las estaciones de autobuses?.
Muchas incógnitas rodean el caso y una inclinación nos invita a pensar lo trascendente que se torna que los billetes de trasporte sean nominalizados. Claro está lo relevante que sería para éste, y para muchos otros casos, poder contactar con aquellas personas que, posiblemente, viajaran con Paco aquel 2 de julio de 2015.
Casos como éste nos hacen reflexionar y poner encima de la mesa temáticas como la Seguridad Ciudadana en materia de menores de edad sin acompañamiento de tutores.
Desde aquel día, Isidro y Rosa, sus progenitores, llevan una búsqueda a ultranza y sin descanso tanto vía redes sociales así como por mediación de los distintos medios de comunicación que les ofertan cobertura par visibilizar el caso de su hijo.
En las últimas semanas a colación de la activa participación de Paco en el campo de la política, se ha reabierto el caso. El caso ha iniciado nuevas vías de investigación, nuevas líneas que puedan dar con el esclarecimiento y retorno a su casa. Hogar que, por otro lado y junto a su hermano y familia, lo espera con los brazos abiertos.