Para el que nunca se esforzó por nada, cualquier mínimo logro significa el más grande de los triunfos. Tu caso es diferente, tú lo has dado todo y en cambio tus éxitos los ves como pasos insignificantes en una larga andadura. Ser extremadamente crítico y exigente contigo mismo ya te hace merecedor de cuánto sueñas conseguir.
Llegó el día
Son las 06:00 horas de un veintinueve de abril de 2023, y lo primero que miras al despertarte es un manoseado calendario en el que tienes tachados en azul todos los días que preceden a ésta crucial jornada. Hoy no pones la radio, no hay lugar para distracciones, necesitas silencio y tranquilidad Vas directo a la ducha esperando que bajo el agua tus nervios se calmen y se afloje el nudo que te estrangula el estómago. El negro y amargo café matutino con el que piensas que te despejas también tendrá que esperar.
Un duro camino
Han pasado unos meses, pero el dolor de tu cuerpo te recuerda lo duro que has entrenado. Hay agujetas y calambres que no se van ni con repetidas sesiones de fisioterapia. Aunque te parezca raro no estás todo lo nervioso que imaginabas, a pesar de que tus dedos no atinen a abrochar los pequeños botones de tu camisa, tu mente está extrañamente serena. Has pasado página, los días interminables de estudio y repaso quedaron pausados hasta nueva orden.
Te miras al espejo como si no reconocieras al que tienes frente a tí. El traje te queda como un guante, los zapatos bien lustrosos denotan pulcritud y cuidado hasta el más mínimo detalle. Tu nivel de concentración es solamente comparable al de un torero antes de saltar al ruedo. Impecable, elegantemente vestido, y concentrado te echas a la calle preparado para lo que vendrá.
Como tú, al cabo de los años muchos opositores han seguido ese mismo ritual. De los que empezaron a prepararse la oposición contigo solamente quedáis una docena. Son amigos con los que has devorado la pista de atletismo más volando que corriendo, con los que has subido dominadas hasta quedarte sin brazos, con los que te rebanaste los sesos en esas maratonianas jornadas haciendo psicotécnicos, pero también son tus rivales. Todos queréis ser los mejores y sin duda, lo sois.
Es la hora
La cita ante el tribunal que te va a calificar la percibes como un trámite sumamente importante a la par que complicado. Vas muy preparado, pero eres consciente de que no es un examen cualquiera. Te juegas todo a una carta y los errores se pagan muy caro. Has subido peldaño a peldaño una empinada escalera, las ganas de llegar al final son infinitamente motivadoras, pero no debes precipitarse en ascender rápido. Un tonto resbalón puede hacer que caigas desde lo más alto.
Tras el paso por el tribunal médico, estás de pie esperando junto al despacho donde te harán la entrevista. Alguien pronuncia tu nombre y apellidos, tocas la puerta y pides permiso para entrar. Es tu momento, adelante.
Misión cumplida
Fin por ahora, has culminado un ciclo. Resoplas, te estiras mientras miras al cielo, no te lo crees. En cuestión de minutos el estrés y la tensión acumulada han desaparecido. Con el deber cumplido echas a andar sin rumbo, ahora solo queda esperar la buena noticia. La recompensa vendrá con la palabra APTO.
Nunca olvides que tu éxito estará en haber dado todo de tí, en que nunca tiraste la toalla, y en que todo esfuerzo merece la pena.
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