Es para tirarse de los pelos cuando ciertas voces, salen a los medios de comunicación aseverando que el problema de la ocupación no existe y es solamente un invento de la ultraderecha. Si quien realiza estas afirmaciones, lo hiciese porque es simplemente una persona ignorante y desconoce la problemática en cuestión, podría tener al menos un mínimo de justificación, ya que podría deducirse, que debido a su nulo conocimiento dice esas cosas por decir. El caso, es que, casualmente este tipo de burradas son vertidas por personas a quien se les presupone responsabilidad, inteligencia y sentido común, por ello, hablar de la ocupación en esos términos, es muchísimo más sangrante, y deberían hacérselo mirar.
Un problema crónico
La ocupación en España está cronificada, y no solo supone ya, un problema para aquellos que tienen numerosas propiedades y viven del negocio inmobiliario, sino que también está afectando de manera muy directa a ciudadanos con una primera vivienda, que usan como morada habitual, y otra segunda vivienda que disfrutan de manera ocasional, o que mediante el alquiler de la misma, complementan la ridícula y escasa pensión que reciben por toda una vida de trabajo y cotización.
Respecto a lo anterior, no hay motivo alguno que justifique que se violente la puerta de una casa o de un local, independientemente de su propiedad, o de la que fuese su utilidad primaria. El hecho el igual de ilegal, tanto si se trata de una familia que ocupa una casa, aludiendo a la supuesta creencia errónea de que la constitución garantiza una vivienda digna y gratuita para todo el mundo, o porque quién ocupa, se crea más listo que el resto de la sociedad, y prefiera usurpar y quedarse por la cara, el bien inmobiliario de otros.
Teniendo en cuenta que algunos de los gobernantes en este país defienden la ocupación como manera aceptable de conseguir una vivienda, poco, o muy poco se puede hacer, pues quienes legislan, lo hacen, en muchas ocasiones de manera indignante a favor del delincuente.
La desocupación
El problema está llegando a tener un nivel considerable, un nivel en el que ciertos límites han sido rebasados, y en el que a los propietarios les cuesta confíar en la justicia, y en los métodos e instrucciones que la policía les ofrece. Esto ha provocado un aumento en la contratación de diferentes empresas dedicadas a la desocupación. Dichas empresas legales, están reguladas y tienen unas funciones bastante bien definidas, como puede ser la mediación entre propietarios y ocupas a fin de llegar a un acuerdo para la salida pactada y amistosa previo pago de una cuantía, o el control de los accesos de entrada y de las salidas de los inmuebles para evitar nuevas ocupaciones, entre otras muchas funciones más.
El hecho de recurrir a este tipo de empresas, es mucho más aconsejable que tomarse la justicia por su mano, ya que es preferible evitar conflictos y peleas entre las partes. Por muchas intervenciones policiales y por muchas actuaciones judiciales, los propietarios siguen viendo como el sistema se queda corto a la hora de combatir esta delincuencia tan especializada.
Las mafias de la ocupación
Las nuevas bandas mafiosas de la ocupación, tienen protocolos establecidos a la hora de mejorar su negocio. Hay quienes se dedican a buscar localizar y en su caso marcar aquellos inmuebles que sean propicios para la ocupación, otro grupo de la misma banda se encarga de violentar las puertas y ocupar los inmuebles cambiando las viejas cerraduras por unas nuevas. Un entramado que también tiene una sección que se encarga de cobrar a esos ocupas una cuota por el inmueble del que van a disponer, así de esa manera tan sencilla, consiguen que valiéndose de los bienes de otras personas, ellos puedan obtener una plena rentabilidad.
Consecuencias
Este hecho tan deleznable, está provocando también un bajón en el número de inversores inmobiliarios extranjeros en nuestro país, pues si no existen garantías para ellos y para sus negocios, está claro que elegirán otros destinos con más seguridad y que les genere más confianza.
Entre esas mafias de la ocupación, y gandules ocupas desocupados, que no tienen intención ninguna de trabajar y pagarse dignamente su vivienda, los ciudadanos quedan en una situación de indefensión permanente. No actuar con responsabilidad y firmeza ante un problema que se ha enquistado, está suponiendo que cada día que pasa sin que se tomen las medidas adecuadas, suponga una batalla ganada por los ocupas.
Ya no hace falta irse a Sevilla para perder la silla, con salir a hacer la compra es suficiente para que a la vuelta, ya no tengas casa, ni nevera donde colocar la comida.
Pese a las numerosas operaciones policiales especiales tendentes a combatir la ocupación, bien sea desde la prevención de la ocupación en zonas sensibles y en épocas del año concretas, a las intervenciones realizadas tras las llamadas recibidas en CIMACC (Sala 991), o a las intervenciones de apoyo y auxilio a la autoridad judicial en desalojos o lanzamientos, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, necesitan más herramientas legales para hacer efectiva está particular lucha criminal.
Esta gentuza, es rápida, y no tiempo que perder, en cambio, la justicia, que goza de ese tiempo para reaccionar, es lenta y lo pierde en burocracia.
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