Recientemente en EEUU, -grabado en un video aterrador y espeluznante-; ha tenido lugar un lamentable incidente, el arresto de un ciudadano que, esposado en el suelo, es incapaz de moverse con una rodilla en el cuello de un policía, este pide a gritos que se le permita respirar y denegado ese auxilio. Finalmente muere George Floyd.
La intervención, desde un punto de vista policial, es no solamente carente de congruencia, oportunidad, profesionalidad o proporcionalidad alguna, sino que además es claramente delictiva, y sin duda, reprobable en su totalidad, tanto moral, ética como humanamente; NO HAY DERECHO¡¡
Que fuera afroamericano, ha magnificado aún más, tan lamentable y aborrecible suceso, suponiendo una repercusión internacional de magnitudes sobrecogedoras, dando lugar a los peores disturbios raciales desde el asesinato, en 1968, de Martin Luther King.
No es objeto de la presente misiva, el entrar a debatir sobre el racismo; ni lo que supone este término para la mayoría de los seres humanos, dependiendo del lugar del mundo en el que hemos nacido, en donde vivimos, por su confesión religiosa, o por su condición sexual, pues es un debate profundo, de mucho calado, muy sensible y que daría lugar a muchas controversias.
Si nos atenemos a racismo como definición, no hay duda alguna, de que hay muchas personas, que por su religión sufren racismo todos los días, ejemplo los cristianos, como en Nigeria, donde son masacrados cada día, sin abrir ningún telediario ni portada de periódico, y son ciudadanos negros los fallecidos allí también; por cierto.
Asimismo hay ciudadanos de raza caucásica que, por miles, en barrios de mayoría musulmana en los suburbios de París y Londres sufren atentados todos los días, y a plena luz del día, contra la libertad, integridad y su propia vida, en forma de agresiones, lesiones y violaciones, simplemente por ser mujer y no vestir de una determinada forma; o por ser de otra raza o profesar religión diferente, aplicadas, además, estas abusivas y racistas prácticas, al margen de las leyes oficiales y del Estado de Derecho de esos países.
A nadie se le escapa el odio irracional que dio lugar a guerras recientes en el mismo centro de Europa, Los Balcanes; por diferencias de etnia y religión; racismo también sin duda, que todavía tiene secuelas muchos años después.
No, el racismo no es sólo una actitud irracional por tener el color de la piel diferente, es una transgresión de la norma, en forma de persecución, mucho más amplia y trasversal, originada fundamentalmente por una diferencia radical, entre grupos de seres humanos: bien sea por el sexo, religión, lugar de nacimiento, etc.; y que daría para un libro, extenso, y no a un artículo como el presente que se pretende.
En España, sin duda, ese policía americano, sería condenado judicialmente a prisión por homicidio imprudente o incluso asesinato; y en EEUU parece que incluso le va a suponer la pena de cadena perpetua, -se lo merece, llegado el caso, si el tribunal considera imponer esa pena, tras un juicio justo- pues allí, existe una legislación penal mucho más dura y contundente que en Europa, en general, para este tipo de delitos, y no digamos en España.
Quienes hemos tenido la oportunidad de hablar con algún agente de EEUU, se pueda llegar a entender ciertos videos de actuaciones policiales, que aquí nos resultan sencillamente inconcebibles, y que no se comprende, que tengan que extremar tan al límite sus medidas de seguridad, por la plena libertad y facilidad de portar armas los delincuentes, y por el elevado número de agentes fallecidos en acto de servicio todos los años en las calles de América.
Vaya por delante que los abusos policiales, si son detectados deben ser siempre perseguidos, sancionados y condenados judicialmente, apartando rápidamente a sus autores de cualquier práctica policial de por vida, en caso de ser muy graves.
Pero el verdadero debate es el siguiente: ¿los abusos policiales por sí mismos, son racismo?
¿Lo que está ocurriendo -consecuencia de una intervención policial nefasta- tendría la misma repercusión si el presidente de EEUU no fuera Donald TRUMP?
Eso no se sabe, pero si son datos irrefutables que EEUU lleva un año récord por la baja criminalidad de ese país, nunca vista antes.
Los países con más muertes provocadas por la policía, por millón de habitantes el año pasado han sido por este orden: 1.- Venezuela. 2.- El Salvador. 3.- Siria. 4.- Nicaragua. 5.- Filipinas. 6.- Brasil 7.- Afganistán y 8.- EEUU.
Es imposible, sin vivir allí, el poder opinar objetivamente si en EEUU hay racismo, o si es un mensaje interesado.
Sin duda, tal pareciera; pero han existido determinadas declaraciones tan cualificados para opinar del asunto como el actor de raza negra Morgan Freeman, en sentido contrario, que ahí están; cada uno puede y debe sacar sus propias conclusiones.
Si se hace una leve digresión para recordar que Barack OBAMA ganó 2 elecciones seguidas en EEUU; ¿como se explica que un país racista elija a su presidente de raza negra?
Anatema, para ese discurso, que bien podrían explicar los sociólogos, psicólogos, o los tertulianos habituales de las televisiones de España, que como bien sabemos, están dotados de manera infusa de profundos e ilustres conocimientos antropológicos y nigromantes, como se puede comprobar en sus apariciones diarias; da igual qué tipo de programa, tema a tratar, o franja horaria de emisión tenga lugar; aun siendo siempre los mismos, saben, y son expertos en todo y, sobre todo. (El presentado como “máximo experto” en temas judiciales y policiales de un canal de televisión público muy famosa, el otro día aseguró que un político había sido “IMPUTADO”, sin rubor alguno).
Este hecho ha supuesto un manto de sospecha sobre las policías de todo el mundo; y eso es algo que, en el caso de España, es inadmisible e intolerable.
La Policía Nacional de España es modélica en cuanto a respeto íntegro y muy escrupulosa de la vigencia de los Derechos Humanos, las denuncias por malos tratos y abusos policiales son mínimas, y prácticamente la totalidad están instrumentalizadas políticamente y se utilizan sesgadamente para debilitar la imagen de colectivos como el nuestro, como fuerzas represoras del capitalismo por meros posicionamientos ideológicos.
Recordemos que la banda terrorista ETA, GRAPO, el FRAP, y todos los grupos terroristas tienen manuales de instrucciones sobre cómo denunciar a la policía, en caso de ser detenidos, tanto sus miembros como sus grupos satélites, como pueden ser los cachorros batasunos, de la CUP, o grupos antifascistas perfectamente organizados e instrumentalizados; que ya no engañan a nadie.
Hay que decir alto y muy claro, que en la Policía Nacional no hay racismo, ninguno; y se echa de menos que desde el Ministerio de Interior, medios de comunicación y algunas plataformas no se haya salido en tromba a defender a este colectivo de ese mantra, pues con ese silencio se puede malinterpretar, e inocular en la sociedad injustamente un mensaje nefasto, que no es real.
No, la Policía Nacional es ejemplar en el respeto de los derechos de los ciudadanos, para sus integrantes, da igual el color de piel, la religión, y por supuesto si se es hombre o mujer; hay que ser muy malnacidos para gritar “POLICIA RACISTA” en España; no sólo es una bajeza moral, sino una iniquidad basada en el desconocimiento y en el desagradecimiento, por la dedicación y esfuerzo de aproximadamente 67.000 hombres y mujeres; que se juegan a diario su integridad y su vida para defender la libertad y los derechos de los demás, con limitaciones de los suyos propios; y con muy poco sueldo, por cierto.
Un colectivo, a quienes hace muy poco tiempo, en Cataluña, durante el 1-O, millones de españoles nos dieron las gracias por demostrar que sobre nuestras espaldas pudimos cargar y sobrellevar la defensa a ultranza de la Constitución española, que nos une a todos; que rápido se olvidan algunas cosas en este país.
Bien, es cierto, que la mayoría de los que gritan, en manada, esa infamia, son los mismos que odian todo lo que representan términos sinónimos de libertad, democracia o tolerancia, y quizás debieran mirarse en el espejo antes; previa higiénica ducha en la mayoría de los casos, para evitar esos exabruptos.
Ningún policía nacional en España, por tanto, tiene que arrodillarse ante nadie, ni pedir perdón por algo que no ha hecho, pero, ¿ante quién y por qué?
Hay una foto circulando por redes sociales, de 3 policías que aparecen, riendo, en la que escenifican pedir perdón de rodillas, por un supuesto racismo policial, además van de uniforme; el de la Policía Nacional de España, da sonrojo; no merece más comentario, si de verdad querían llamar la atención, lo han conseguido, pero seguro que con el efecto contrario al esperado, muy desafortunado gesto.
A esos tres policías decirles que este colectivo, la Policía Nacional, somos los que hemos observado, palpado, sentido, y muy de cerca, -por haberlo sufrido en nuestras propias carnes- el RACISMO.
El racismo de los miembros de ETA, muy amigos de los de Batasuna que mataban de un tiro en la nuca a los que no pensaban como ellos; y a los radicales ahora en Cataluña, que asedian a policías nacionales, por ideología política, esos si son racistas, quizás se han equivocado de profesión, pero están a tiempo de rectificar, nunca es tarde, muchos se lo agradeceríamos.
Nadie puede pensar, ni por asomo, que, en la Policía Nacional, hay el menor atisbo de racismo, hay que erradicar de raíz ese relato, basado en eufemismos falsos e interesados, además no es cierto; por eso no se puede ni debe pedir perdón, ni postrarse de rodillas, antes al contrario, es el momento de mostrar el máximo orgullo de pertenecer a un colectivo de excelentes profesionales, los policías, que se juegan la vida a diario por defender la Libertad y la Democracia, y que somos los garantes máximos de que el racismo no exista en nuestra profesión, y no existe.
Hoy, un guardia civil, ha salvado su vida tras haber recibido un disparo en Teruel, por defender la legalidad vigente, esperemos que estos mismos que se han manifestado en defensa de la dignidad humana, acudan en masa, mañana mismo, a concentraciones en apoyo de la pronta recuperación de ese compañero, vaya desde aquí ánimo para él y su familia.
Javier Rodrigo Ordóñez
Inspector de Policía Nacional
Diplomado Universitario, profesor de primaria, especialidad Ciencias Humanas, Universidad de Oviedo.
Master, Universidad de Salamanca.
@JaviRodrigo11
Excelente relato muy bien enfocado yo he trabajado en 5 países 3 musulmanes y2 en América del Norte y otros 3 de visita de Europa y toda España y puedo asegurar por visión propia que las fuerzas policiales de todos los países no llegan Ni a la suela de los zapatos en Derechos humanos respeto y buen trato a los detenidos por las fuerzas armadas policiales nacionales guardia civil españolas
Las policías extranjeras se bajan la careta y no dejan títere con cabeza
Vivan Las Fuerzas Armadas La Policía Nacional Y La Guardia Civil 🇪🇦🇪🇦🇪🇦🇪🇦🇪🇦