Natalia Rodríguez: Cuando el estrés pasa factura en París

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La desaparición exprés de Natalia Rodríguez en París, la joven mallorquina estudiante en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Barcelona, que se encontraba realizando estudios de Erasmus en la ciudad francesa, no es nada rara.

La ubicación en un lugar desconocido, lejos de los amigos y su ambiente habitual, requiere un proceso de adaptación al nuevo lugar y contexto que, según la personalidad de cada cual, será más o menos difícil. Además, si el reto es una exigencia limite, un esfuerzo importante, es evidente que puede pasar factura a nivel mental y psíquico.

Cuando las situaciones te desbordan, podrían ser la raíz de un trastorno disociativo y de desorientación. Los rasgos de personalidad y de carácter, fortaleza o sensibilidad, si en el pasado se padeció algún problema físico o relacional de ruptura, sin duda podría volver a revivirse en condiciones de agobio, llegando a poder repetirse el proceso, pero magnificado, cuando estamos en un lugar desconocido.

Ataques de pánico con síntomas de huida, taquicardia, sudoración, mareos, hipotonía, sensación de estar en otra esfera y donde el resto de personas se hallan en otro escenario, como en un sueño. De ahí que no sea nada extraño hallar su mochila con el móvil y el ordenador en un parque.

El pánico paraliza y uno escapa y no sabe a dónde. El hecho de preguntar a desconocidos cómo se salía de París da más luz a mi tesis.

Es erróneo que digan que la Policía tardó en saber que la joven estaba en un hospital destinado a restaurar el equilibrio. Uno de los rasgos del trabajo policial en materia de investigación es la discreción, hacer que parezca lo que no es y, de hecho, cabe recordar que no era de interés policial la difusión de la desaparición de la joven española en las redes sociales.

La familia ya está con ella, la cual ha pedido el máximo respeto a la intimidad de Natalia y al trabajo de la Policía. Ahora les tocar brindarle el máximo apoyo. La situación de esta joven que, de repente desapareció en París unas horas, agónicas horas, es al fin y al cabo, un simple episodio ocurrido a miles de jóvenes que se exigen demasiado olvidándose de sí mismos.

Lo primero es uno mismo, encontrar el debido equilibrio físico y psíquico. Lo demás, siendo importante, es secundario. Establecer unas pautas, cambiar de actividad sin que nuestra psique se resienta y, como bien decía Natalia en sus redes sociales: “tomarse un respiro para la toma de decisiones”. 

 

Pilar Enjamio .Psicóloga

 

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