Un motín protagonizado por aproximadamente 80 internos ha dejado en evidencia no solo la vulnerabilidad de los policías que sufren estas agresiones sino también la de los propios internos no involucrados, en un contexto marcado por la violencia y la falta de medios adecuados para garantizar la seguridad.
El incidente comenzó cuando un interno, solicitó su medicación durante el período de Ramadán, lo que derivó en un estado de nerviosismo y alteración notable de este sujeto. Este comportamiento se intensificó rápidamente, evolucionando hacia amenazas de muerte, insultos y agresiones físicas hacia el personal policial y la infraestructura del centro. El interno procedió a autolesionarse y a utilizar su sangre como medio de intimidación, mientras otros internos exacerbaban la situación, impidiendo la salida al patio y facilitando objetos para ser usados como armas improvisadas.
La violencia escaló con la destrucción de mobiliario, puertas y ventanas, y el uso de cristales como armas contra los agentes. La situación se agravó aún más con la participación de otros internos, incluyendo a grupos de sudamericanos, quienes se unieron al motín, retransmitiendo los hechos a través de redes sociales y aumentando la tensión y el peligro dentro del centro.
Ante esta situación crítica, el SUP exige medidas inmediatas y concretas para abordar no solo la seguridad física dentro de los centros sino también la seguridad jurídica de los agentes que allí prestan servicio.
8️⃣0️⃣ internos protagonizan un #Motín en el #CIE de #Aluche en #Madrid
Fue sofocado por compañeros de Seguridad y #UIP
Necesitamos ➕️ personal, medios y formación para estar preparados y tener seguirdad ante reacciones violentas como pedimos desde @supmadrid el pasado 20/03… pic.twitter.com/CdoHhgCOl4— SUP (@Sup_Policia) April 5, 2024
Las demandas específicas incluyen:
Reforzar el personal y aumentar el número de agentes, proporcionando formación continua y especializada para enfrentar situaciones de alta tensión y violencia, tal y como ha ocurrido en el día de ayer.
Mejora en la dotación de material. Se requiere la provisión urgente de chalecos antibalas, así como chalecos antitrauma individuales y material antidisturbios actualizado, en cantidad suficiente para todos los agentes.
Revisión de las medidas de seguridad en la infraestructura. Es necesario implementar medidas de seguridad más robustas en los centros, para proteger tanto a los agentes así como a los propios internos, ya que dichas instalaciones carecen de las más elementales medidas de seguridad, tal y como se puede observar en las imágenes fotográficas donde se puede comprobar lo endeble de dichas instalaciones, con puertas dañadas, rotura de cristales con los que después se autolesionan o sirven de arma contra terceros.
Apoyo policial y judicial. Se necesita un respaldo firme a los policías, asegurando protección legal en el desempeño de sus funciones y una actuación decidida contra los responsables de actos violentos. Las nulas consecuencias de hechos como los de ayer, refuerzan a los internos a reincidir en dichas conductas. Como ejemplo, del grave motín de ayer, solo uno de los internos ha sido ingresado en el módulo de aislamiento y hasta la fecha no se les ha imputado a estas horas ningún delito por los desórdenes, daños y delitos de atentado contra agente de la autoridad que ayer se cometieron. No solo eso, sino que como ha sucedido en otras ocasiones, si finalmente no se puede materializar la expulsión, les dejan en libertad como premio.
Desde el SUP denuncian y muestran su preocupación por la influencia de ciertas ONGs que prestan asistencia en dicho centro, que, lejos de contribuir a la resolución de conflictos, parecen fomentar la tensión y la desobediencia dentro de los CIE.
Esta situación, sumada a la falta de seguridad jurídica para los agentes, crea un entorno de trabajo altamente volátil y peligroso, donde los esfuerzos por mantener el orden y la seguridad se ven constantemente vulnerados. La situación es tan crítica para el servicio de seguridad del CIE ante la falta de apoyos, que esta unidad tiene una alta rotación de personal, ya que ningún policía quiere trabajar en esas condiciones y abandona la unidad en cuanto tiene ocasión.
La conclusión de este incidente no solo refleja la necesidad urgente de mejorar las condiciones de seguridad en los Centros de Internamiento de Extranjeros sino también de revisar el marco de actuación de las ONGs y garantizar una mayor protección legal para los agentes.