Por Albert Castillón:
Cada tarde salgo a la ventana de mi casa a aplaudir no solo a los sanitarios, sino también a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que velan por nosotros, sin miedo al contagio, incluso a la muerte.
Muchos ya han pagado con su vida la falta de medios de las primeras semanas, cuando no tenían nada con qué protegerse, pero patrullaban igual las calles contaminadas. Me cuentan cómo los ciudadanos que se los cruzaban, les regalaban guantes y mascarillas. El pueblo ayudando a su policía cuando el gobierno les olvida. Lo peor era escuchar al ministro del Interior repetir una y otra vez que no les faltaban medios de protección, que disponían de ellos. Para conseguir mascarillas, algunos sindicatos policiales tuvieron que llevar a algún gobierno autonómico a los Tribunales, como en Catalunya donde el TSJC ha ordenado en tres ocasiones a la Generalitat que dotara de guantes y mascarillas a los Mossos. Qué triste llegar a esta dejación de funciones.
España está a la cabeza de muertos por Covid-19 en el mundo y también de sanitarios contagiados. Y no es por casualidad, sino porque se hicieron las cosas rematadamente mal en las primeras semanas. Se ha demostrado que solo confinando a los ciudadanos una semana antes en sus casas, se hubiesen evitado el 60% de los contagios y las consiguientes muertes, pero teníamos partidos de fútbol y cientos de manifestaciones que celebrar. Se sabe que si hubiésemos comprado test el 30 de enero, cuando fueron avisadas nuestras autoridades por la OMS, quizá no hubiese sido necesario el confinamiento. Viendo los resultados de contagios y fallecidos entre nuestro vecino Portugal y España queda claro quien lo hizo bien y quien no supo hacerlo mejor.
La negligencia es tal que posiblemente se dirima en los Tribunales de Justicia donde ya esperan varias querellas a los miembros del Ejecutivo de nuestro país.
Vienen años duros, confinamientos selectivos que podríamos tener que repetir el próximo invierno, mascarillas que formaran parte de nuestro atuendo habitual, cámaras térmicas que se colocarán en todas partes para medir nuestra temperatura corporal, y una recesión económica nunca vivida desde la posguerra. Y todo esto sucede sin haber averiguado todavía, el origen de esta pandemia.
Acabo de publicar solo en Amazon, para poder adquirirlo durante la cuarentena, el libro “El Origen de la Pandemia” en el que el coronel Pedro Baños da algunas claves de lo que ha sucedido. El coronel fue Jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo en Estrasburgo y el único militar español que ha trabajado con el Ejército Chino. Escribe el coronel “La pugna enconada que venían manteniendo las dos principales potencias mundiales, EEUU y China, por el predominio tecnológico y económico durante los últimos años, de repente se ha agudizado a causa de la crisis provocada por el coronavirus, con resultados todavía impredecibles”
Estamos exactamente en esta batalla, no la de un virus contra los humanos como dice el presidente Sánchez, eso no es una batalla, es un contagio. La verdadera batalla es la de Estados Unidos contra China a consecuencia de este virus y quizá en el origen de él. Ambos gobiernos se acusan mutuamente de haberlo provocado. El Gobierno chino asegura que el paciente cero no ha sido todavía localizado porque está en Estados Unidos, y éstos a su vez insisten que el virus se les escapó a ellos de los laboratorios de máxima seguridad de Wuhan.
Los dos gigantes repartiéndose el mundo y creando un nuevo orden mundial, mientras nosotros seguimos confinados dos meses por tener malos gestores de lo público. Solo me alegra el día el aplauso de las 8 dirigido a todos vosotros.
Gracias
Albert Castillón para h50 Digital Policial