La noche de Halloween, es la noche perfecta para encontrar las más disparatadas denuncias.
Esta fiesta cada vez más asentada en España, se ha convertido en una fecha en la que niños se pasean por nuestras calles disfrazados de esqueletos, fantasmas y toda clase de monstruos.
Pero no sólo los niños se disfrazan, también lo hacen los jóvenes, concentrándose en fiestas organizadas en locales o de forma más económica, en lugares improvisados donde realizar botellones.
Tanto las salas de fiestas, como los botellones, son un caldo de cultivo para los delincuentes, los cuales hacen el agosto con total impunidad al valerse de unos disfraces que hacen casi imposible su identificación.
Esto se traduce en que en las Oficinas de Denuncias y Atención al Ciudadano (ODAC), en estas fechas, se recojan denuncias insólitas, como haber sido víctima de un robo por parte de un zombie, de un demonio o de la mismísima muerte.
Podríamos estar ante lo que se recoge en el artículo 22 del Código Penal, en su apartado 2, (agravante) “Ejecutar el hecho mediante disfraz, con abuso de superioridad o aprovechando las circunstancias de lugar, tiempo o auxilio de otras personas que debiliten la defensa del ofendido o faciliten la impunidad del delincuente”, aumentando por tanto la pena impuesta.
Si por desgracia hemos sido víctima de un robo, leer el siguiente artículo: https://www.policiah50.com/que-hacer-en-caso-de-robo