Más de lo mismo: la guerra, siempre la guerra

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Tengo una amiga poeta. Me escribe: “La mujer que dejaste ir/ ya no necesita de migajas/Ya no llora de día y de noche/Ya no siente celos por tus mentiras/Ya no le duele el alma cuando te descubre…” Y yo le contesto desde mi feminismo: dejad de haceros las plañideras que aquí hay que venir llorado. Eso vale también para el hombre. No siempre sois las mujeres las víctimas. O… las únicas víctimas, querida. Cuando un hombre es infiel – en el supuesto de que lo sea, conforme esa narración de tu poema, que ya sabemos que la mayoría de las veces echar un polvo no es pecado sino un milagro- cuando un hombre es infiel no lo es siempre – siempre que no sea una fantasmada y un vacilón- con una mujer soltera y sin compromiso. O sea que aquí las infidelidades van equilibradas en lo que a autores se refiere, unos y otras y no me hagas hablar y dar nombres. Mi amiga, sensata y razonable, se allana y me da la razón. Ayyyy señor…. En el colmo de los colmos oigoa una feminista ignorante que quiere tipificar la infidelidad – masculina por supuesto- como delito de violencia de género. Esto solo es equiparable a las miradas como delito de acoso. No descubren nada nuevo. En el paleolítico, cuando yo era jefe de servicios en la cárcel ya tiré para atrás algún parte disciplinario firmado por un funcionario en el que pretendía sancionar a un preso por “mirarlo con chulería”. Míreme usted con chulería, a ver cómo es eso que no lo sé. Desguazado el estado de derecho con la amnistía utilitarista y consagrado el principio de desigualdad ante la ley, demos el siguiente paso: tipifiquemos el delito de pensamiento al más puro estilo inquisitorial y fascista.

Sigo enganchado de agradecimiento al chico que encontró y me devolvió a Casilda. Siento que no me dejara alguna identificación o manera de localizarlo para mandarle en reyes, trescientos pavos o una caja de puros cubanos aunque no tenía pinta de fumador, como mi amigo Alfonso Navarro – el arquitecto que metió a los jueces en la vieja cárcel de Benalúa- que se pega cada habano que se cae de espaldas. Este chico, que no quiso ni un regalo por devolverme la vida, me hizo creer que aún es posible la esperanza, que podemos pensar que el ser humano tiene arreglo. Repaso la realidad, pongo los pies en el suelo y evo que la excepción no es regla.

Se concentran los ultras fachas ante la sede de Ferraz. Cuelgan un muñeco de un semáforo y unos cuantos trastornados lo apalean como en la Inquisición, que se quemaba a la gente en esfinge, por medio de un muñeco que representaba al hereje. Los socialistas, con el incompetente Pachi a la cabeza, salen en tromba clamando por un delito de odio. Ayyyy señor….. Más que los palos histriónicos al monigote, algún gilipollas en pose de boxeo, me preocupan los nostálgicos que cantan el Cara al Sol y levantan la mano con el saludo fascista totalmente fuera del tiempo. A todos esos y al chino que boxeaba con el monigote o al rubio de coleta en moño que lo vareaba como a los olivos en diciembre, no los mandaba yo al fiscal ni al juez, sino a una peritación psiquiátrica con su tratamiento correspondiente y que conste que Sánchez me gusta menos cada día. Efectista, ególatra, solemnizando la vulgaridad y dando y repartiendo a todo el que puede sostener su sillón monclovita. Los políticos solo quieren estrado, escoltas, aplausos rendidos y privilegios. Lo demás es delito de odio. Hay que estar a las duras y a las maduras.

Creía que había motivos para la esperanza pero, son tan contados que casi son inexistentes. Hay fábricas que tienen que parar porque, con el conflicto judío-palestino, milenario y ahora revivido por la guerra con Hamás, ha creado tantas dificultades en el Mar Rojo – ese que los judíos pasaron a pie porque Dios retiró las aguas y las volvió a poner en su sitio para ahogar al ejército egipcio, un mito tan falso como cuando paró el sol para dar tiempo a Josué a ganarle otra batalla a los palestinos que vivían en Jericó e hizo caer las muralla a golpe de trompetazos, que la pólvora no se habia inventado aún. Pues ya lo saben, el Mar Rojo está que arde, los hutíes yemenitas atacan barcos para ayudar a los palestinos y, como los barcos tienen que rodear África para evitar el conflicto, pues los materiales suben de precio estrepitosamente y todo nos va a costar un huevo más.

Israel, chulo de la barraca porque es el pueblo escogido por Dios – se lo creen- se carga el derecho internacional invade el Líbano con drones – Líbano otro revoltillo intragable: maronitas, drusos, chiitas, sunnitas, ortodoxos, armenios, cristianos clásicos… un lío de religiones en el que no hay quien se aclare, y todas quieren mangonear, situado en el centro del avispero-. Los drones, con inteligencia

artificial, algo que yo no consigo explicarme, localizan a un jefe militar de Hamás, Saleh Al Arouri, y se lo cargan junto a su guardia pretoriana. Ismail Haniya – jefe absoluto de Hamás- y el movimiento Hisbulá, todos musulmanes chiitas, estrechamente dependientes y vinculados al Irán de los ayatollahs, dicen que ese acto ha sido terrorismo puro y que no quedará sin respuesta. Ya estamos con el problema terrorista. Para cada uno es terrorismo lo que hace el otro mientras que lo suyo es un acto de Justicia. El binomio acción- reacción está en marcha desde hace tiempo y ahora se agudiza. A ver quien es capaz de pararlo.

Por si faltaba poco para esta salsa demoníaca, miles de iraníes se juntan en el cementerio de Kermán. Rezan y celebran exequias por el general Qasim Soleimani, Jefe de la Guardia Revolucionaria iraní, “eliminado por Estados Unidos en 2020”, los Estados Unidos no asesinan, eliminan, curioso uso del lenguaje que refleja una manera de pensar. En medio de las celebraciones fúnebres estallan dos bombas – luego hemos sabido que eran cinturones suicidas-. Entre la multitud que se agolpaba en el cementerio hay más de cien muertos y más de doscientos heridos. En principio nadie reivindica. Los iraníes dicen que ha sido Israel y ya tenemos más presión añadida al conflicto guerrero. Israel – demasiado tiene con sus problemas económicos y con atender a tantos frentes como se ha montado- no contesta, no dice nada.

Ya está la reivindicación: el Daesh. Y la gente normal se pregunta. ¿El Daesh no es el que busca establecer el Estado islámico en el mundo? ¿Cómo atenta en Irán, que es también musulmán igual que ellos? ¿Quien entiende esto?

Está clarísimo. El Daesh es un movimiento wahabita – de Ibn Wahab, que en el XVIII con Ibn Saud revolucionó el Islam con un movimiento integrista-, terrorista y sunnita. He ahí la clave. Las dos grandes corrientes musulmanas, los chiitas – Iran, Hamás, Hisbulá- y los sunnitas están enfrentados entre sí desde tiempos inmemoriales. Desde que murió Mahoma y unos dicen que dio el poder a su yerno, porque creen que la jefatura del Islam corresponde a la familia de Mahoma, y entregó esa sucesión al yerno Ali Ibn Abi Talib.

Los sunnitas, por el contrario, creen en la Sunna, los hechos, dichos y tradiciones del profeta. Esta corriente la encabezó Abu Bakr, el suegro del profeta. De libro: yerno contra suegro. Tenemos aquí lo de siempre, lo que he dicho mil veces y no he cumplido: hay que fundar el menor número de cosas posibles, o mejor no fundar nada porque creas algo con una idea y, tan pronto entra gente, empiezan a opinar, a intrigar y a traicionar, a darle vueltas y a decidir para destacar y sobre la idea original montan un pollo que no hay quien se trague. No fundéis nada nunca,¡ cojones! Hacedme caso. Ni siquiera la UPYD ni los Ciudadanos, que montáis un lío y luego no hay quien lo desarme. Preguntad a los abuelos jubilados catalanes y aprended. No fundéis nada, es una orden. Por vuestro bien.

En fin, que el Daesh es sunnita y los iraníes, los Hamás y los Hisbula son chiitas y ni ellos mismos se aclaran con las enseñanzas de Mahoma, de su yerno, Ali, y de su suegro Abu Bakr. Luego no digais que no os lo he dicho. No fundéis nada. Ni un grupo minúsculo para leer poesía que todo acaba como el rosario de la aurora. Nada.

El Daesh, sunnita, tiene un huevo de gente apuntada. Todos restos del ejercito iraquí, el de Sadam Husseim y ya sabéis lo que les pasa a los militares que tienen armas – y las fábricas de armamento que potencian los jaleos para vender-, que necesitan faena, marcha, conflictos, motivaciones y líos. Está en su esencia como el chiste del escorpión. Y así andamos. El mundo hecho un caos en el que lo único bueno que he visto en los últimos meses ha sido mi Casilda y el chico que la encontró. ¡Ahhhhh! Y la protagonista de mi último libro, 357 Magnum. Por ti me juego la salvación, que es una mujer de bandera, dulzura y pasión por los cuatro costados. Y el marido… bueno ya leeréis el libro

prisiones, putas y pistolas
Manuel Avilés

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