Columna de Ricardo Magaz en h50 Digital Policial. “CRÓNICAS DEL NUEVE PARABELLUM”.
Todo se vino abajo en apenas tres días. La denuncia por el ataque homófobo de una manada de ocho encapuchados a un joven en el barrio de Malasaña al que le grabaron en los glúteos la palabra “maricón” con una navaja… era mentira. Una invención del chico. El muchacho, que se dedicaba a la prostitución como “chapero”, citó por internet, donde se anunciaba, a dos clientes para una sesión de sexo sadomasoquista. Durante el juego de pago se hicieron las lesiones en la piel con el consentimiento de todas las partes.
Instrumentalización política
Y ahora entra en escena, una vez más, el ministro Marlaska. Pese a ser el titular de Interior y tener a su disposición toda la información de la policía que investigaba el caso, se empeñó en instrumentalizarlo políticamente a sabiendas desde el segundo día de que se trataba de una simulación de delito. Un fingimiento tipificado en el artículo 457 del Código Penal. Marlaska fue juez y conoce, o debería, el ordenamiento jurídico.
Político hundido
El Gobierno intentó cerrar la enésima metedura de pata sobreactuada de Marlaska prometiendo… la “Biblia en verso” pero negando el cese (o la dimisión) de un ministro que va de mal en peor. No hay semana que no dé titulares para el desasosiego. Un hombre hundido políticamente que ha dilapidado su paso como magistrado por la Audiencia Nacional y que será recordado, más pronto que tarde, como un ministro incapaz de estar a la altura de las circunstancias. Un ministro, en definitiva, que se irá por la puerta de atrás del palacete de la Castellana.
(*) Ricardo Magaz es profesor de Fenomenología Criminal en la UNED, ensayista y miembro de la Policía Nacional (sgda/ac)
Totalmente de acuerdo con este artículo de Ricardo, breve pero demoledor contra un ministro del interior, qué lejos de alejarse por su incompetencia demostrada, se agarra al poder como una garrapata.