Hace unos días se estrenó Maixabel, la nueva película de Icíar Bollaín. La vi con doble interés: por el hecho criminal que relata y por el perfil de Maixabel Lasa, viuda del político vasco José María Jauregui, al que mató en julio de 2000 la banda terrorista ETA a tiros en Tolosa.
La cinta, basada en hechos reales, narra las conversaciones, almuerzos, reuniones y reconciliación de Maixabel Lasa con dos de los asesinos de su marido, autores de cinco muertes más y una treintena de atentados. La mujer les perdonó públicamente. El perdón siempre es un derecho personal, se esté o no de acuerdo con la decisión.
Icíar Bollaín ha llevado a la gran pantalla esta tremenda historia. Interpretada por Blanca Portillo (Maixabel Lasa) y por Luis Tosar (el etarra Ibón Etxezarreta), el film abre el debate sobre la neoindulgencia con los terroristas que tanto dolor causaron…, y su estela con más de 300 crímenes aún sin esclarecer a día de hoy.
La víctima, José María Jauregui, militante del Partido Comunista, formó parte de la banda terrorista ETA. Después de su detención pasó por la cárcel. Cumplida condena, se afilió al PSE-PSOE y fue nombrado gobernador civil de Guipúzcoa en 1994.
A cuento viene el llamado Síndrome de Estocolmo. Muy estudiado por los expertos, se define como la reacción psicológica de una víctima (aquí, la viuda) que desarrolla un fuerte vínculo con el autor del delito. Brutal paradoja, sin duda.
Caso Maixabel: ¿Síndrome de Estocolmo, magnanimidad o blanqueamiento? Debate abierto.