Autor: Indicativo Topo
“Todas las Unidades de la Policía Nacional están especialmente preparadas para las funciones que han sido creadas. Dentro del amplio abanico de actividades que se desarrollan, existen una serie de Unidades muy conocidas por los ciudadanos con características muy particulares, especialmente preparadas para prestar servicios en situaciones y/o condiciones complejas”
El párrafo anterior aparece literalmente en la página oficial de la Dirección General de la Policía, pues bien, se corresponde cien por cien con la realidad, pero hay algo en su contenido que llama poderosamente la atención, me refiero a: “…Unidades muy conocidas por los ciudadanos…”
De entre esas unidades, hay una que algunas veces, o siempre, lleva un calificativo que no va en concordancia con dicha presentación, se trata de la Unidad Especial de Subsuelo, a la cual acompaña a menudo el apellido de; “La Gran Desconocida”, pues bien, intentaremos con esta publicación ser el altavoz y elemento de proyección para que dicha especialidad salga un momento del subsuelo para dejarse ver, y mostrar a la ciudadanía e incluso a los propios compañeros en qué consiste el trabajo del Indicativo Topo, nombre por el cual se conoce a los componentes de la Unidad Especial de Subsuelo.
¿Quiénes son?, ¿Qué hacen?, ¿Cuál es su cometido?, ¿Qué hay en el subsuelo?…
son ejemplos de algunas preguntas que se escuchan sobre nuestro trabajo, incluso a veces, algún que otro ciudadano nos lo pregunta directamente, sobre todo al ver el escudo de la especialidad parcheado en nuestro brazo.
A pesar de ser la gran desconocida, lleva casi sesenta años de recorrido a sus espaldas, un sinfín de lugares son los que sus componentes han visitado con motivo de inspecciones de seguridad, y otras tantas más las que sus especialistas han tenido que revisar y recorrer para dar solución a requerimientos de otros servicios de la Policía Nacional.
En sus inicios marcaban una <<pequeña gran>> diferencia con respecto a los demás, era una de las pocas unidades que poseía su propia uniformidad y que la diferenciaba de lo que entonces se conocía. Recuerdo un chascarrillo de un veterano que me decía entre risas: “…Cuando estrenamos los monos hasta los GEOS nos miraban con los dientes largos, parecíamos los Hombres de Harrelson…”
Así empezaba la unidad, monos de color negro con refuerzo en las extremidades, cascos tipo espeleo, linternas portátiles y en el casco, escalas, herramientas de apertura de tapas, furgoneta equipada con material y con su propia grúa para bajar al subsuelo, y que, además, y a diferencia de lo que ahora mismo tenemos, dicha grúa, a modo de polipasto, funcionaba con electricidad de unas baterías auxiliares. Vuelvo a recordar las palabras del veterano, “…Los Hombres de Harrelson…”, razón no le faltaba.
Es un gran legado lo que nos han dejado y nos dejan los más veteranos, pero como todo en la vida cuando termina un ciclo comienza otro. Los medios materiales han cambiado bastante, la formación ahora es una prioridad, las herramientas van mejorando en calidad, la tecnología abre su camino en nuestro mundo para facilitarnos nuestro trabajo y seguridad, pero hay algo que siempre nos espera en el subsuelo, algo que no ha cambiado y no lo hará nunca por mucho que pase el tiempo; hablo de los letales peligros que se esconden bajo las espaldas hormigonadas del entresijo urbano, amenazas que nos pueden arrebatar la vida en cualquier momento.
Un peligro contra el que luchar, una amenaza imperceptible e invisible que no avisa y que requiere de una formación y entrenamiento casi diario para no exponernos a ella bajo ningún concepto. Aquí comienzan los inicios de los aspirantes, en un curso de especialización impartido por grandes profesionales donde se incide sobre todo en los peligros de los espacios confinados.
Además de los peligros inherentes de los espacios confinados y que están relacionados con su atmósfera interior, existe otro peligro que también reside en las entrañas del subsuelo; aquí ya entramos en la labor puramente policial.
El uso del subsuelo por la delincuencia es algo que viene arrastrando desde años atrás, y ello suma un problema de seguridad a los compañeros que trabajan en superficie.
En situaciones así es cuando se requiere y se comisiona a la Unidad de Subsuelo como un servicio especializado en su materia, colaborando codo a codo en la prevención y actuación en caso de actividades delictivas de diferentes índoles.
Entrar en la Unidad no es fácil, pero tampoco es algo imposible. Es necesario pasar unas pruebas de selección para poder acceder al curso de especialización. Pruebas físicas, de conocimientos, pruebas técnico-profesionales, baterías de psicotécnicos, conocimientos de dibujo técnico, AutoCAD, medioambiente, resolución de casos prácticos y una entrevista personal, una vez superado todo esto, empieza el reto añorado; el curso de especialización.
El curso es impartido por compañeros de la Sección Operativa Central, son instructores con un alto nivel de conocimientos y peritos en su materia, totalmente involucrados con la formación de los nuevos aspirantes. Es un curso duro en contenidos, ya que al ser materia sumamente desconocida por la mayoría resulta difícil de digerir y asimilar. Recibimos formación sobre espacios confinados, relación de gases peligrosos, niveles de toxicidad, peligros específicos y generales, tipos de infraestructuras de servicios esenciales, componentes de saneamiento urbano, manejo de Epis, progresión vertical con cuerdas, recogida de vertidos contaminantes, analítica ambiental básica, dibujo técnico, planimetría, etc. Una carga lectiva que hay que ir superando semanalmente para seguir progresando y poder llegar al día esperado; toma de posesión de la plaza como Especialista en la Unidad Especial de Subsuelo.
Ahora es cuando nos ponemos el mono y preparamos nuestra bolsa con todo lo necesario para hacer nuestro trabajo. Una vez en el subsuelo buscamos descartar tres riesgos básicos; estos son:
- Riesgo de intrusión.
- Riesgo de sabotaje.
- Riesgo de atentado.
Si rebuscamos en el pasado encontraremos ejemplos de atentados terroristas realizados desde el subsuelo, o también actos de sabotaje a distintas infraestructuras de suministros, la banda terrorista ETA y los Grupos de
Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO) ya eran conocedores de las características que ofrecía el subsuelo para realizar actividades ilícitas; dos de esas características son muy golosas para cualquier delincuente, quienes buscan en la mayoría de los casos la clandestinidad y poca presencia policial, ambas sumergidas en el subsuelo.
El riesgo de sabotaje y atentado sería muy fácil eliminarlos, bastaría con neutralizar el riesgo de intrusión, sin embargo es el más difícil, el alcantarillado urbano tiene un sinfín de ramificaciones y también una ingente cantidad de puntos de acceso, por ello, y debido a esta vulnerabilidad, el trabajo de esta Unidad Especial es sumamente ardua y complicada, siendo de vital importancia la revisión constante bajo rasante y sobre todo cuando se realizan un dispositivos de seguridad, donde la seguridad en superficie para los compañeros, personalidades y ciudadanía en general depende prioritariamente de las revisiones e inspecciones bajo tierra de los Topos de la Unidad de Subsuelo.
Hablábamos antes de que atentados y sabotajes desde el subsuelo eran cosa del pasado, y esperemos que siga así, en cambio, os comentaba que el riesgo de intrusión era difícil de evitar, y ello implica que los demás riesgos puedan acontecer, por ello no se debe bajar la guardia.
Para comprobar que el riesgo de intrusión es algo que sucede de forma no poco habitual, os invito a que busquéis en vuestro navegador la palabra “URBEX”, ahí os daréis cuenta de lo que hablo; jóvenes exploradores que se aventuran en el alcantarillado en busca de emociones que, por desgracia, lo que se encontró el youtuber Pavel y un acompañante fue la muerte, ambos se encontraron con un colector de aguas residuales en San Petersburgo grabando unas de sus publicaciones.
Inspecciones rutinarias y a requerimiento, operaciones complejas, elaboración de estudios de seguridad, colaboración en los dispositivos de seguridad, comisiones operativas con Policía Judicial, Científica, Seguridad Ciudadana, servicios humanitarios, control de vertidos, y todo lo que salga que tenga que ver con el subsuelo, un sinfín de actuaciones de más o menos transcendencia a la que tenemos que enfrentarnos a lo largo de nuestra trayectoria profesional.
Una multitud de kilómetros recorridos en esa parte de la ciudad de sobra desconocida y tan poco amable, numerosos servicios sumergidos entre el asfalto sorteando las nubes que forman las mezclas de hedores fétidos y aguas sucias, siempre vigilantes a las líneas de telefonía, redes de gas, cableado eléctrico, canalización de agua potable…con la inestimable compañía de las ratas
y cucarachas; un trabajo sin duda alguna para muy pocos, por ello, con enorme orgullo puedo decir que soy TOPO, eses desconocidos, pero tan necesarios que ponen luz a la penumbra.