Las aeronaves no tripuladas son una capacidad estratégica para áreas de interés de inteligencia, vigilancia y seguridad marítima y operaciones aéreas
Robles, impresionada con todas las capacidades del Predator B y su potencialidad de futuro
La ministra de Defensa, Margarita Robles, acompañada por el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha visitado hoy el Ala 23 del Ejército del Aire, en de la Base Aérea de Talavera la Real (Badajoz), para conocer de cerca el funcionamiento de los MQ-9 Predator B, las aeronaves remotamente tripuladas.
El Ejército del Aire español recibió el pasado diciembre cuatro de estas aeronaves, conocidas técnicamente como RPAS (Remotely Piloted Aircraft System) o comúnmente como drones, que tienen capacidad para operar durante más de 24 horas seguidas y transmitir información en tiempo real.
Las Fuerzas Armadas españolas disponen de otros RPAS (Raven o Wasp), pero los que hace diferente a estos aviones-drones es su capacidad para operar vía satélite, y pueden ser utilizados en apoyo a misiones como el seguimiento estratégico en las áreas de interés de inteligencia, vigilancia y seguridad marítima y defensa, así como operaciones aéreas.
Este apoyo incluye, por ejemplo, la observación de situaciones como crisis humanitarias, vigilancia y control de fronteras, prevención de incendios y lucha contra el terrorismo y el crimen organizado.
Las capacidades de estos nuevos drones y su potencialidad de futuro ha impresionado a Robles, que ha expresado el orgullo que “sentimos por la gran labor que realiza el Ejército del Aire desde esta Base y la gran apuesta de futuro”.
En la visita a las instalaciones, el coronel jefe del Ala 23, Jesús Rodríguez de Castro, ha explicado las capacidades de la unidad, un referente en la formación de élite de los pilotos de caza, y posteriormente han recorrido los hangares del 233 Escuadrón donde están integrados los Predator B.
Allí, ha tenido ocasión de conversar con uno de los pilotos de estos drones, el capitán Redondo, piloto de Eurofighter, quien le ha expresado que “las sensaciones son muy distintas de un avión de caza a este, es una misión totalmente diferente, pero el ser piloto de caza ayuda mucho a pilotar este nuevo sistema”.
Las últimas capacidades incorporadas al Ala 23 han sido los cuatro MQ-9 Predator B (dos veces más rápidos que su predecesor, el Predator), y con una envergadura de 20 metros y 11 de longitud. Además, se han levantado tres estaciones de control terrestre y equipos asociados para las misiones que se asignen a estos drones, que tienen su base principal en Talavera la Real, pero pueden operar también desde otros aeródromos.
A la visita al Ala 23 han asistido también la delegada del Gobierno en Extremadura, Yolanda García Seco; la secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro; el jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire, general del Aire Javier Salto Martínez-Avial, y el jefe del Mando Aéreo General, general de división Juan Treceño, entre otros.
FORMACIÓN DE ÉLITE
Esta unidad con más de 50 años de historia es todo un centro de referencia en la formación de pilotos de caza y ataque, que luego se incorporarán a los escuadrones de los aviones F-18 o Eurofighter, y también la de Controladores Aéreos Avanzados (FAC’s).
A lo largo de sus más de 50 años de historia, el centro de enseñanza ha realizado más de 130 cursos, en los que se han formado más de 2.000 alumnos. Desde su creación, el esfuerzo de la unidad se traduce en unas 250.000 horas de vuelo, de las cuales casi 150.000 pertenecen al F-5, el avión que ha formado, forma y formará a los pilotos de combate del Ejército del Aire.
Actualmente existe el proyecto de crear una ‘Escuela Europea de Caza’ en esta base aérea.