Así lo denuncian algunas asociaciones de la Guardia Civil como AUGC, quien emite el siguiente comunicado:
Los guardias civiles del GRS siguen teniendo que abonar de su bolsillo las facturas de los hoteles donde están alojados. Algunos de ellos han regresado a sus hogares y lejos de disfrutar de su merecido descanso están siendo empleados para ensayar en desfiles de la Armada.
Como ejemplo de esto baste citar que los miembros del GRS número 5 de Zaragoza han tenido que abonar en el día de ayer de su propia economía la cantidad de 616 euros al hotel donde se hospedan en Cataluña, ya que la Guardia Civil no les ha adelantado ningún dinero en concepto de dietas. En otros casos la factura ha sido de 393 euros, por lo que no hablamos de un caso aislado.
Desde Sevilla se reproducen también las quejas. Muchos guardias civiles han trabajado en Cataluña hasta casi sesenta días ininterrumpidos. En esos casi dos meses no han tenido ni un solo día libre ni han podido ver a sus familias, con servicios diarios de hasta catorce horas, incluyendo los traslados.
Es la consecuencia de haber sido excluidos sin razón aparente de la orden general de jornada laboral desde que se iniciar el dispositivo en Cataluña. De esta manera, al no estar acogidos estos a ningún régimen de horario y servicios, los guardias civiles han vuelto a ser utilizados como mano de obra barata y sin derechos, exprimiéndoles sin ningún freno. Por si fuera poco, regresan a Sevilla ayer a las 19.00 horas, tras levantarse a las cuatro de la madrugada, y lejos de disfrutar de su merecido descanso, se encuentran con que al día siguiente y al otro se les vuelve a nombrar servicio para ser empleados como soldados que han de ensayar para un desfile en un acto de la Armada (Fuerzas Armadas) que se celebrará el jueves. Un sinsentido que se abuse sin miramiento ninguno de estos profesionales de la seguridad pública que son tratados como policías en Cataluña y como soldados a su regreso, pero la realidad es que son guardias civiles sin derechos.
No salen mejor parados los compañeros del GRS 8 de Tenerife, que regreso el día 14 por la tarde y al día siguiente los mandaron al sur de Tenerife a prestar servicio. Sin permitirles ni un día de descanso.
Las mismas quejas llegan desde Pontevedra, donde radica el GRS-7. Las informaciones reproducen lo reflejado anteriormente: cuarenta días seguidos de servicio (cero conciliación familiar, por tanto), alojamientos precarios o en acuartelamientos hacinados, así como falta de material (antidisturbios, balísticos, de uniformes, etcétera). A todo esto, como indicábamos al comienzo de este texto, los adelantos de dieta no llegan a tiempo ni son suficientes para afrontar pagos.
Por otra parte, y para ilustrar aún más el despropósito organizativo, cabe indicar que existe personal del GRS número 4 de Barcelona que está en Melilla prestando servicio en el perímetro fronterizo y que llevan allí más de cuarenta días. Deberían haber regresado este sábado pasado pero continúan allí sin saber cuándo regresarán y con sus vacaciones y permisos anulados….”